Las
terapias de la Medicina Tradicional son un derecho inalienable de la
ciudadanía y una humanización del sistema asistencial, que nos
posibilita ser dueños de nuestros cuerpos y de nuestra responsabilidad a
la hora de elegir cómo queremos ser tratados en caso de enfermedad o de
prevención accediendo a una cultura pedagógica sanitaria, a la que no
podemos aspirar con el actual sistema de granja agropecuaria, como en
España es ahora la medicina impuesta por el estado y regulada por una
ministra como Montón, enemiga acérrima y confesa de la homeopatía,
fitoterapia y técnicas como la quiropraxia, la reflexoterapia o
cualquier especialidad que no sea, cortar, rajar y coser, radiar e
intoxicar, hasta el extremo de desoir las propuestas de la OMS y
liquidar los estudios de Medicina Natural y Homepatía en las
universidades.
Es un hecho patológico social en sí, que no podemos
permitir, ya que es atroz pagar con nuestros impuestos un recorte
semejante a nuestros derechos y libertades de decidir cómo deseamos y
necesitamos ser atendidos y curados. Hay que salir a la calle y hacer
pública esta vulneración de nuestros Derechos fundamentales, que un
estado democrático jamás debería permitir a ningún sector del poder,
como lo es el trust de los laboratorios multinacionales productores de un
gran negocio a costa de la cronificación de las enfermedades, con la
ayuda impagable de medicinas demostramente tóxicas, con resultados
tantas veces letales para los pacientes, pero magníficos para las
empresas y que con una implementación en la Seguridad Social de la
Medicina Tradicional, como se hace ya en el resto de Europa, se evitan y
se evitarían masivamente con toda seguridad.
Muchos ciudadanos y ciudadanas que hemos padecido
esa medicina en plan más veterinario que médico, indefensos y en sus garras durante
años, al ser tratados y reeducados sanitariamente con la Medicina Tradicional,hoy reconocemos agradecidos, que hemos mejorado
hasta curarnos por completo y de verdad, y por ello damos fe, sabemos
de lo que hablamos y por ello reivindicamos esas especialidades como una humanización, un gran paso adelante y un logro impagable de la ciencias médicas.
Basta ya de abusos, de timos oficiales que nadie destapa en las instituciones y de
resignación ante estos atropellos impensables en el siglo XXI. No nos pararán.
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