lunes, 5 de diciembre de 2016

Otro zarpazo del sistema degradado

             

Una vez más, y curiosamente, con la llegada de Trump a la Casa Blanca,se despliega un nuevo ataque frontal contra la homeopatía como terapia eficaz y además, sin efectos secundarios. Mucho más barata y limpia orgánicamente, que el resto de preparados farmacéuticos supertóxicos, que es imposible aplicar sin que dejen el organismo hecho cisco; todos los productos químicos habituales en las farmacias dejan secuelas suficientes en el cuerpo humano, como para obligarlo a consumir más productos que "curen" y alivien las consecuencias de las aplicaciones "terapéuticas"(es puro eufemismo, porque enferman más que curan; sus víctimas directas lo sabemos muy bien). 

Lo curioso es que a ningún usuario homepático que mantiene una estupenda salud gracias a ese tipo de tratamiento le preguntan jamás qué opina, tampoco a los médicos que la recetan en España y en Europa, como otro modo de concebir los tratamientos. Tampoco se han preocupado de preguntar a los mismos farmacéuticos y laboratorios que elaboran la homeopatía, para que expongan sus razones y valoraciones. 

Por otro lado,¿qué medios de prensa están investigando algo tan grave y peligroso como los efectos secundarios del colágeno en enfermedades como las esclerosis múltiple y la lateral amiotrófica? Todo esto ni se investiga ni se cuenta. Al contrario, se publicita en los medios el uso normalizado de ese producto. Los laboratorios hacen sus campañas publicitarias en los medios y la prensa siempre tan al loro de lo primero que llega, no sólo no investiga a pie de consulta la realidad del cuento tártaro , es que les hace el juego a bombo y platillo. Ninguno, ni siquiera Wayoming o Dani Mateo en el Intermedio le han dedicado un chiste, pero le dan una caña tremenda a la homeopatía sin llevar al programa a ningún médico o farmacéutico homeópata, que los hay, para que expliquen los fundamentos de una terapia de la que no hay ni un solo caso real y comprobable que demuestre algo parecido, sobre todo por la cantidad de pacientes usuarios que llevan décadas tratando su salud homeopáticamente sin más efecto secundario que la mejoría, el alivio y la curación, o en todo caso la inocuidad del los preparados porque posiblemente se aplican mientras se toman otros fármacos y productos irritantes o tóxicos al mismo tiempo: antibióticos, quimioterapias, tabaco, cafeína, refrescos químicos, mentoles, alcoholes y azúcares tóxicos, o abundancia de grasas de baja densidad, que retardan o impiden los efectos curativos. 

Es alucinante que medios de comunicación como eldiario.es, que combaten y denuncian las mafias corruptas en cualquier especialidad, acepten sin el menor pensamiento crítico, comenten y propaguen como un dogma infalible e intocable esta perversidad manipuladora del mismo sistema que ha hecho de la enfermedad un negocio colosal a nivel planetario, una red  corrupta aún más peligrosa y asesina genocida que la red político-financiera, porque lo hace en silencio y con el aval de una "ciencia" absolutamente amoral, usada como máquina de exterminio y lucro personal y de empresa. Un sistema que ha sido capaz de dinamitar  un laboratorio de la India por haber sacado a la venta productos genéricos iguales que los europeos y americanos, pero mucho más baratos que las marcas monopolizadoras de Occidente. Un sistema capaz de ensayar enfermedades de laboratorio y mortales como el SIDA, como la gripe A o el ébola, para forrarse con las vacunas ya en declive, porque las grande epidemias clásicas ya se erradicaron. El negocio de la enfermedad yatrogénica (palabra griega que significa "producida por el médico"), en cooperación con los laboratorios, es una de las mayores estafas del Planeta , que progresan amparadas en la fe ciega que el pobre e ignorante consumidor tiene en ese tipo de "ciencia"avalada por títulos y universidades que forman como profesionales de la medicina y de la farmacia, pero que carecen de conciencia para aplicar el saber a favor de las personas y no de la enfermedad como negocio.

Está claro que no tendría sentido alguno prohibir algo que es inocuo, inofensivo y tan poco relevante como la homepatía. Puestos a prohibir sustancias tóxicas habría que eliminar el azúcar refinado, que destroza el organismo, la cafeína que destroza el sistema nervioso y el digestivo, el aceite de palma que asesina a base triglicéridos sin límite, la coca-cola y demás refrescos que se pueden usar en la limpieza y para desatascar tuberías como el salfumán o el amoniaco con resultados magníficos, los anabolizantes de venta libre en los gimnasios, el tabaco, el flúor de los dentífricos o los fármacos para la depresión o para el tratamiento del cáncer, cuyos efectos secundarios no sólo pueden matar, es que lo hacen eliminando el tumor al mismo tiempo que se elimina al paciente. Y no sólo no se prohíben, es que se publicitan y se venden a lo bestia como panaceas maravillosas que si no matan, dejan a las personas enfermas y fármaco-dependientes para el resto de sus vidas, si les toca la cutre y esclavizante lotería de sobrevivir a la extinción programada y asumida como curación a medio gas entre la invalidez y la dependencia provocadas por esa maravillosa "curación". Un mundo enfermo de supervivientes en precario al genocidio químico-sanitario es un verdadero chollo para los negociantes y amos del tinglado "sanador", un modo de asegurarse la clientela por narices.

Mira por donde, la humilde y discreta homeopatía, sin hacer ruido, resulta que va y cura cantidad de cosas de un modo inaceptable para la ciencia torturadora y sacamantecas del aquí te pillo aquí te mato o aquí te lisio y te inutilizo hasta el fin de tus días, en los que querrás morirte porque te hemos dejado hecho un dolor medicable y experimentable para ir mejorando la eficacia del producto. 

¿Qué puñetas tiene la homeopatía para producir estas reacciones tan violentas en la soberbia cla$e controladora, si es verdad que no cura nada? Pues la particularidad de conseguir que a base del uso de la química orgánica o mineral en dosis infinitesimales y a base de diluciones en agua, en glucosa o en alcohol, estimular desde la física y no exclusivamente desde la química las defensas del propio cuerpo humano en vez bloquearlas con tóxicos empleados en cantidades peligrosísimas y tantas veces mortales a base de su aplicación por "protocolos" que no miran al paciente, sino solo a los síntomas y síndromes, sin tener en cuenta la idiopatía de cada enfermo. Por esa particularidad los pacientes también se pueden curar de los males energéticos y emocionales, a los que la química aplicada a lo bestia en el vértice más agudo y agresivo de toda su toxicidad no tiene poder de sanar sin enfermar y destruir, a la vez los mismos tejidos que pretende curar. 

 

La homeopatía cura y le quita pacientes a la medicina contaminada por el negocio, está cada vez más claro, pues si no es así, no se entiende esa persecución contra algo tan inocuo e ineficaz. En realidad ¿qué tipo de médico podría estar en contra del alivio y de la mejoría de los pacientes, aunque no fuese su recetario el que los alivie y los sane sin procurarles un calvario de secuelas que son otra enfermedad añadida? Sólo médicos que han estudiado medicina porque es muy rentable y valorada, cegados por la soberbia, la falta de empatía y de compasión, por la necedad y por la ambición, ya que los laboratorios pagan la venta de la conciencia  de los médicos con una cantidad de prebendas y regalos impresionante, entre los que se encuentran las reuniones y congresos internacionales de la "ciencia" pasada por los farma-laboratorios, donde se les dirige y se les recalca la infalibilidad de los últimos descubrimientos estrella y así se influye en los pacientes para que consuman medicamentos en experimentación (a veces el médico en la consulta regala fármacos de última hornada en cuyos prospectos se leen cosas como ésta:"se desconocen efectos secundarios de este producto" o sea, te están usando como cobaya de laboratorio experimentando con tu enfermedad, a ver si te curas, mejoras o revientas, que avisado ya estás si has leído las instrucciones) y hacer propaganda para que los estados inviertan verdaderas millonadas en una investigación que ellos, los matarifes de la química, dirigen desde sus despachos y sedes bancarias, mientras desde la publicidad se insiste en crear hipocondría a lo bestia, al mismo tiempo que se recomienda la farma-"solución". Por eso, a la vez que publicitan en sus anuncios un fármaco para curar la digestión, a continuación el mismo medio te recomienda el consumo a tutiplén de chorizos, hamburguesas, cervezas y refrescos y toda clase de dulces azucarados a tutiplén en su fastuosa y coherente publicidad  y a la vez se retira del mercado la stevia natural, una planta que además de endulzar es curativa y anticancerígena. Solo se vende como edulcorante manipulado y alterado químicamente como el azúcar o la fructosa en sobrecitos. El contacto con los elementos naturales ya es casi un imposible. Porque la naturaleza nos sana y eso no puede consentirse sin permiso del Gran Hermano de Orwell tan  controlador como enfermo de avaricia.

 

¿Alguien ha visto alguna vez que la homeopatía se publicite en la tele? No lo hace porque no es un producto para forrarse, sino una resolución de conciencia personal. Una elección. No es un negocio, sino un asunto de evolución, al que se accede porque la conciencia se está despertando o se ha despertado, precisamente a causa de la pésima y bárbara condición de la "medicina" a la que nos obliga un sistema terminator que se apodera de las voluntades mediante el miedo, el lavado de cerebro publicitario y la violencia, tanto médica y farmacéutica, como política, económica y mediática. La homeopatía no está en contra del uso de antibióticos en casos que lo requieran o de una operación a vida o muerte o de una transfusión imprescindible. No está en contra de nada, sino a favor de lo que en cada caso beneficie al enfermo, es el polo opuesto a lo "otro", pero no por ella, sino por parte de lo "otro". 

 

Lo mejor y más ético para todos no es ser eco de cualquier cosa que llega a la redacción, es informarse bien antes de defender o condenar algo y no dejarse embaucar por nadie. La nueva prensa libre y responsable debería saberlo y practicarlo en todos los temas, no sólo en la política y en las finanzas, porque la corrupción tiene tantas caras que puede vender la cabra al más pintado si no anda con lucidez y discernimiento, hasta con lo más "fiable". En estos tiempos de cambios, miedos y juicios de todo tipo, nada es tan fidedigno como para no investigarlo cuando presenta indicios demasiado aparatosos como es una campaña contra algo que siempre ha estado ahí sin molestar a nadie y haciendo mucho bien sin pregonarlo a los cuatro vientos.

Una realidad tangible sí la hay: en un mundo donde la enfermedad, la banca delincuente, el armamento, la guerra, el veneno de los combustibles y las drogas son los grandes negocios, la persecución de lo más sano e inofensivo y poco lucrativo, debería dar mucho que pensar. No conviene que la gente se cure con algo tan barato. Porque la salud no es solo del cuerpo, también es lucidez mental y equilibrio emocional. Un mundo más sano y equilibrado, más hospitalario y menos hostil, sería ruinoso para el negocio. También para la prensa, claro está. Y esa forma de vivir y actuar, también es corrupción, como lo es la estupidez que la consiente y la normaliza. 

Datos reales obtenidos de la práctica y del estudio in situ: 

La homeopatía es un sistema medicinal de curación que se remonta a Hipócrates en la antigua Grecia. Consiste en el empleo a dosis tan bajas que pueden ser imperceptibles, reducidas a energía, de sustancias químicas orgánicas o minerales, que en el organismo humano, animal y vegetal, provocan reacciones leves que estimulan las defensas y el trabajo de los fagocitos, células que se "comen" los elementos patógenos productores de la enfermedad, sin dañar al resto del cuerpo, sino beneficiándolo con una regeneración holística. Eso quiere decir que su aplicación no solo no tiene secuelas sino que el tratamiento de cualquier sintomatología beneficia al organismo entero, además de curar el daño puntual, que no es ajeno al resto del cuerpo. Entre el siglo XVIII y XIX, el estudioso Samuel Hahnemann comenzó a tratarse a sí mismo y a otros voluntarios, con este método, hasta aclarar y exponer la ley de la similitud como fuente de curación natural avalada por innumerables y exitosas observaciones en clínica humana y veterinaria. El segundo principio es el del dinamismo de las dosis infinitesimales, aplicando dichas dosis, graduadas y variadas, que determinan  la rapidez y efectividad de los medicamentos convertidos en atóxicos mediante las diluciones de las moléculas de las sustancias químicas usadas. La ley de la similitud sostiene que las reacciones naturales a la aplicación, como fiebre, excreciones o ciertas molestias iniciales, cambios energéticos, que pueden a aparecer al inicio del proceso, sobre todo al aplicar las diluciones más bajas, son la reacción de defensa del organismo, que se producen según el estado del cuerpo enfermo y según su constitución, es el mismo principio que se utiliza en los procesos de desensibilización en sueros, autohemoterapia y vacunoterapia.

Los principios de la homeopatía están basados en recursos tan sanos e inteligentes como esas vacunaciones que se utilizan tan mal, para inocular enfermedades, prevenir gripes y dejar debilitados los cuerpos para que se pillen otras enfermedades que quizás no sean ajenas a la sustancia inoculada, sin cuadros agudos pero con molestias crónicas y hacer negocio con la multiplicación de patologías; en cambi la homeopatía  utiliza esa técnica mucho mejor y sin provocar reacciones virulentas, ya que no inocula la patología sino sustancias naturales  que producen en el organismo una reacción de defensa, menos agresiva  cuanto más alta es la dilución utilizada y más agotado está el enfermo, en la que ya queda solo la energía física del elemento usado y ya no está presente la química inicial sino su esencia. Por eso, cuanto más grave es la dolencia, conviene una gradación más alta, en la que si se mira por el microscopio no se perciba ya la presencia química del elemento, sólo el medio o excipiente en el que está diluído, como agua, alcohol o glucosa. 

Quienes quieren eliminar la homeopatía de la medicina alegan que si cura es únicamente por efecto placebo, con ello, sólo consiguen poner en evidencia su ignorancia o su mala voluntad manipuladora, por dos motivos que al parecer desconocen y cuya ignorancia les invalida para descalificar realidades que, al parecer, ignoran:

1) La homeopatía además de a los adultos, también cura a bebés, animales y plantas, (esta realidad la hemos comprobado muchas personas durante años), seres vivos que no tienen el riesgo de "sufrir" el efecto placebo.

2) Precisamente ese "efecto placebo" es lo que nos puede curar de cualquier cosa y sin él no es posible ninguna curación. Hasta tal punto tenemos poder autocurativo inteligente, que con la práctica y  ejercicio de control mental dirigido a los órganos enfermos éstos mejoran y se acaban autocurando, se regulan procesos y pueden desaparecer inflamaciones y hasta tumoraciones. Si a ese proceso le añadimos homeopatía la curación es casi instantánea y sino hay tiempo para meditar, su aplicación es también muy eficaz. Puede llegarse a "crear" intelectiva y cognitivamente, el efecto sanador de cualquier medicina en nuestro interior sin necesidad de tomarla. Pero es cierto que ese estado evolutivo requiere un constante trabajo personal en todo el paisaje vital de las personas. No se puede improvisar normalmente, aunque hay casos de curaciones espontáneas que muestran la capacidad inteligente de la propia naturaleza si se le da cualquier pista aunque a veces no sea ni siquiera consciente. 

La primitiva y tosca medicina actual, tan mecánica que más parece un taller de vehículos descacharrados que un servicio terapéutico, tiene mucho que investigar, pero en niveles más profundos, que requieren, además del conocimiento áulico, una evolución adecuada de la conciencia de los médicos, que se debería potenciar en la misma carrera, en vez de reducirla solo a estudiar cadáveres y a hacer cortes y soldaduras. ¿Cómo se va a potenciar la vida si solo se estudia y se practica sobre muertos? ¿Cómo se va a entender que haya "vida" y efectos curativos en un poco de agua sin más, porque a una dilución a la 30CH ya no se puede apreciar nada de la sustancia original? Entonces condenemos también el pensamiento o los sentimientos, porque nadie los ha visto nunca. Condenemos la física de Einstein porque todo en ella son cálculos teóricos, ya que, obviamente, nunca Einstein viajó a la velocidad de la luz. Condenemos la física de partículas porque nadie las ve y a saber lo que se mueve en los experimentos. Condenemos también la energía atómica,porque ¿quién ha visto un átomo alguna vez? Sin embargo su descomposición está ahí. Como las curaciones por homeopatía. No se ve la composición molecular del elemento químico a determinados niveles, eppur si muove. La curación se realiza en los tres estadíos orgánicos: animal, vegetal y humano. 

Algo habrá que aprender de ello, además de pisotear, con una absoluta falta de seso, lo que se desconoce, como el caballo de Atila, que es en lo que se convierten los científicos infectados por el virus de la soberbia rutinaria y la ignorancia prepotente. Esas enfermedades, por cierto, también las pueden curar la homeopatía, la spagiria o las flores de Bach. Sólo hay que sacudirse los miedos, las adicciones y los dogmas de la egopatía para que la vida nos abra sus puertas más hermosas y sabias

Aunque de momento, y según parece, rige la historia ese refrán tan viejo: no se ha hecho la miel para la boca del asno, y por lo que se ve, tampoco para la del homínido ilustrado y adiestrado cual cotorra parlante, sino para el paladar cósmico del homo et mulier sapientes vero.

 

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