George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
jueves, 15 de diciembre de 2016
Que no nos jodan la vida
En apenas unos años las condiciones de vida han empeorado hasta el punto de que sabemos
que ya vivimos y viviremos peor que nuestros padres y madres. Nos tratan como mercancías en
un mercado laboral cada vez más desregulado, con nuestras vidas cada vez más a la intemperie.
Avanza la precariedad, se asientan las privatizaciones y los recortes de servicios públicos, se
machacan impunemente derechos básicos.
Hemos pasado de escandalizarnos por ser mileuristas a alegrarnos de lograr un trabajo
de 700€ en jornadas laborales de hasta 40 horas. La alternativa es el paro: seguimos en
tasas escandalosas del 20%, casi la mitad de larga duración (más de dos años). Los sueldos
que se han expandido en esta crisis impiden una vida digna, pagar una vivienda y otros
gastos básicos de subsistencia, por no hablar del ocio y la cultura.
Según la Agencia Tributaria ya había 3,7 millones de personas en 2014 que subsistían con
sueldos inferiores a 300€. Tememos que a día de hoy sean muchas más. El número de trabaja-
dores pobres se sitúa ya en el 15%, y subiendo. Más de 1,5 millones de hogares carecen de
cualquier tipo de ingreso, más de 4 millones de personas están desempleadas y la pobreza
infantil, la más injusta y crucial para la persistencia de las desigualdades, asciende al 30%.
Cifras terribles tras la que hay millones de vidas acosadas. Para la mayoría de nosotras
un proyecto de vida emancipada y libre se hace difícil, sino imposible.
Esta situación tiene culpables, nombres y apellidos que engrasan el molino destructor de
la precariedad. Si queremos liberarnos, es imprescindible identificarlos y ahondar en las
causas profundas de la injusticia.
Mientras las grandes empresas y sus propietarios ingresan miles de millones de euros,
nosotras no llegamos a fin de mes. Mientras el gobierno y sus cómplices recortan los
servicios públicos, nosotras cuidamos a nuestros hijos e hijas, a nuestros mayores, en
horarios imposibles. Mientras los partidos que representan los intereses de las elites econó-
micas hacen leyes para los más ricos, nosotras debemos acortar las horas de calefacción o
sufrir listas de espera interminables para ser atendidas en un hospital público.
Pero esta situación tiene alternativa. No somos mercancías en manos de políticos y banque-
ros, se gritaba desde las plazas hace no tanto. Este país genera recursos económicos para
atender las necesidades de todos y todas. Por eso debemos hacer de nuestra
indignación una herramienta para cambiar la realidad del país.
Pelear por nuestros derechos y conquistar nuestra felicidad.
Os proponemos construir esos caminos juntas y juntos.
Luchemos por una vida digna, suficiente y feliz.
@iunida // www.izquierda-unida.es
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