Serra de Salinas, a Villena
Ahí va la tarde plena
destilando su luz en soledades varias
de aroma vegetal
(ya son más de las seis)
y el cielo apunta el tique de la hora
en este aparcamiento
de asfalto con estrella prematura
recolgada en el pico de una antena;
árboles, aire quieto
que a veces parpadea
con un tic de semáforo
mientras el horizonte
se enrojece
quizás por la vergüenza
de habitar sin poder hacer nada
en un mundo dormido
que rumia disparates asociados
&Cía.
Árboles silenciosos.
La conciencia del mundo
haciendo yoga.
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