Tomemos nota. Las vacunas ayudan, sin duda, pero no son la solución absoluta: somos nosotrxs. Nuestra responsabilidad, nuestra conducta. Y también nuestra psique unida a nuestra conciencia. Solo nos curamos y nos podemos salvar desde la cabina del avión, desde el timón del barco, desde el asiento del conductor, sin perder de vista el parabrisas y el retrovisor, manejando el volante, el freno, el acelerador y el embrague del alma y la conciencia para el inexorable cambio de marchas. Todo desde dentro, para que todo funcione por fuera comme il faut. Hasta que esto no se comprenda ampliamente, se enseñe y se compruebe en la escuela y en casa, ni se asuma ni se gestione y se comparta tanto en lo individual como en lo colectivo, el bien común seguirá siendo una milonga imposible, una utopía absolutamente inalcanzable por el atasco infinito y en respuesta búmeran a la desesperada, por los conductores de autopista lanzados a cien por hora en dirección contraria a la que indican las señales de tráfico, ya sea en conflictos, pandemias, hecatombres económicas o climáticas, usando tecnologías desquiciadas que pretenden dominar el Universo sin arreglar ni adecentar primero la casa común, el Planeta del que pretenden escapar después de haberlo hecho ppappilla en todos los aspectos y variantes. Esta especie, tal y como está, es un peligro letal para cualquier galaxia, sistema o universo al que pretenda arrimarse para repetir el Monopoly, que lleva milenios practicando. No queda otra, o aprendemos a conducir la vida como hacemos con el coche: desde dentro, o finiquito asegurado in crescendo exponencial y sin que ningún dios lo remedie, porque, paradójicamente, el remedio está en el dios que somos, ignoramos y maniatamos, amordazamos, apaleamos y crucificamos sin siquiera imaginar la que estamos liando. Y todo por ese obtuso empeño en conducir desde fuera (un imposible) los coches energéticos, sutiles, completos y preciosos que somos... No se puede ser más kamikazes, torpes y obstinados. Ains!

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18/07/2021 10:55 CEST

El inmunólogo Alfredo Corell explica cómo se ha contagiado de coronavirus y lanza un potente mensaje

Para que todo el mundo se lo grabe a fuego.

• Redacción El HuffPost/El País

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El inmunólogo Alfredo Corell.

El inmunólogo Alfredo Corell, popular por sus didácticas explicaciones sobre la pandemia en programas como La Sexta Noche, ha lanzado un importante mensaje a través de su cuenta de Instagram tras contagiarse de coronavirus.

“Si alguien no tenía claro que esto no estaba terminado, ahora vengo para decírselo: esto no está terminado. Está disparándose la incidencia y yo estoy en este momento haciendo cuarentena por covid-19”, asegura el experto en un vídeo.

Corell explica que ha dado positivo y que tiene síntomas, aunque “muy ligeros” y subraya que todo esto le ha pasado pese a cumplir “escrupulosamente” las normas. 

“El contagio se ha producido muy probablemente en una comida al aire libre. Al aire libre. Es decir, que esta variante que está entrando es muchísimo más contagiosa”, dice antes de explicar que él estaba vacunado con dos dosis y que eso es una “buena noticia”.

“Por lo tanto tengo los mismos síntomas, poco más o menos, que un catarro. Así que significa que las vacunas funcionan y mucho y nos protegen de infecciones graves y de enfermedad”, asegura antes de subrayar que no son infalibles, por lo que veremos ingresar en los hospitales a personas vacunadas porque ahora mismo hay muchísima transmisión.

Corell admite que es “paradójico” que hace poco él mismo explicó en La Sexta Noche cómo se pueden infectar los vacunados y ahora le ha pasado a él. 

“Aparentemente no he contagiado a nadie, pero tampoco se ha hecho el rastreo adecuadamente porque con este nivel de incidencia el rastreo necesitaría una cantidad de personal que no tenemos en los sistemas de salud”, asegura antes de subrayar que esto solo se puede parar de dos maneras.

“Minimizando los contagios y eso se puede hacer de dos formas: restringiendo movilidad, encuentros o poniendo de nuestra parte todo lo posible para tener menos contagios”, finaliza.