Recuerda que eres mortal
Por los pelos. 170 a 169 votos. Las últimas votaciones parlamentarias antes de la hibernación del Congreso y el decreto de los interinos me recordaron a la frase, tantas veces inmortalizada en pelis de romanos, que susurraban a los generales victoriosos para que no se viniesen muy arriba. Memento mori. ¡Recuerda que eres mortal!
En la batalla parlamentaria no basta con participar. Ganar o perder, aunque sea por la mínima, tiene una enorme trascendencia. Algunos análisis y tertulias prefirieron obviarlo y trataron de convertir la jornada en una amarga derrota gubernamental, como si su aprobación por la mínima fuera equivalente a una monumental derrota y la prueba irrefutable de que el Gobierno no da más de sí. Como si cualquier cosa a la que arrojes un buen puñado de extenuados adjetivos pudiera convertirse, por arte de magia, en otra completamente distinta que encaje en tus prejuicios y satisfaga tus fines políticos. A eso le llaman, algunos, una línea editorial plenamente comprometida. Otros, posverdad. Desde las pelis de romanos se llama mentira o manipulación.
En esas mismas tertulias, algún director de periódico llegó a decir literalmente: “Es triste decirlo, pero el golpe de Estado [de 1936] estuvo justificado”. Esta semana hemos asistido al enésimo intento por reescribir la historia, retorcerla sin escrúpulos para enfrentar de nuevo a los españoles, en este caso los del presente, y sacar tajada partidista. Y un país que no sabe de dónde viene (bienvenida sea la Ley de Memoria Democrática) difícilmente sabrá adónde va. Parece que negar el golpe de Estado o coquetear con el revisionismo les da caché a algunos como líderes de la oposición o que, si no lo hacen, se verían arrastrados a dar fastidiosas explicaciones a los suyos (¿acaso no había problemas en la Segunda República?), acusados de blanditos o acomplejados.
Hasta la Historia de España parece reducirse estos días a un tuit, sin matices, que responde a otro tuit, sin matices, que alimenta un trending topic sin rigor ni respeto por “la verdad de las sepulturas” sobre la que escribió Federico García Lorca. “Recuerda que eres mortal”, sí, pero, si pudiera ser, tampoco olvides a los que murieron. Muchos yacen (es un decir) sin que nadie sepa dónde mientras las lágrimas de sus familias se secan sin cementerio al que acudir. Eso es una vergüenza nacional.
El decreto de los interinos fue el particular Memento mori de esta semana para Pedro Sánchez. Le pilló en plena gira por EEUU tras superar los indultos (que algunos describieron como el Apocalipsis) y reafirmar su poder prescindiendo de varios de sus pesos pesados en el Gobierno y su entorno más próximo. También alguno de ellos se habrá acordado mucho estos días de la máxima de los generales romanos. O quizá no.
La pírrica victoria es un recordatorio de que hay que hacer los deberes. Por mucho que haya vacuna y fondos europeos, presupuestos en vigor y gira por EEUU, el respaldo parlamentario, aquel del que todo depende, nunca debe darse por sentado. Un valioso toque de atención de cara al nuevo curso parlamentario y los Presupuestos. Pero también de cara a las próximas elecciones, toquen cuando toquen. No se debe subestimar ni a aquellos que niegan o quitan hierro el golpe de Estado. Por razones obvias, especialmente no a éstos, claro. Es necesario insuflar nuevo aire en los pulmones de una sociedad harta por el covid y, por eso mismo, deseosa de recuperarse, pasar página y tener motivos para creer que sus problemas tienen solución. La gestión del precio de la electricidad es otro buen aviso a navegantes.
Pablo Casado no lo sabe, pero le hace falta alguien que le susurre la frase de marras y le ponga los pies en el suelo. A poder ser, en suelo español y no en el de Cuba, donde parece de viaje imaginario. O que le sople al oído dos palabras escalofriantes: “Albert” y “Rivera”. Recuerden cómo con la moción de censura ya convocada y convencido de que sería presidente en el momento mismo en el que hubiese elecciones, el líder naranja selló su destino atándose al Titanic del Gobierno Rajoy y, más tarde, creyéndose líder de la oposición sin serlo. Hay encuestas cegadoras, sobre todo si no hay elecciones a la vista, electorado movilizado y tu supuesta remontada depende de otro, en este caso de Isabel Díaz Ayuso. Recuerda que eres mortal. Por lo que pudiera pasar.
Pienso en esa frase ahora que han llegado los calores del verano. En cómo la leí, de otra manera y en otro idioma, cuando no le daba importancia, en alguno de los bellos cementerios de la Terra Chá, donde nací. “Aquí están os nosos ósos agardando polos vosos”, se puede ver en la puerta de alguno. Pienso en cómo la vi, hace ya unos cuantos veranos, en los restos de otras pandemias. En lo difícil que es tenerla presente y, al metabolizarla como prueba de la poca relevancia que cada uno tiene por sí mismo, estar en paz y darle una trascendencia pacífica a lo que de verdad la tiene. Pienso en cómo parecen ignorarla algunos políticos de hoy mientras la sociedad entera la tiene tatuada en el alma con cinco letras que forman una palabra/tragedia nueva: covid.
Hemos visto esta semana muchos ejemplos de ego y soberbia desmesurados. Y no sólo en la política. También entre los periodistas (ojalá algunos dejasen de creerse la última coca cola del desierto) y entre los jueces. Échenle un vistazo a la muerte de Juliana, de 86 años. La cuenta Manuel Rico en este texto. Díganme si no es esencial tenerla presente y volver a pensar en lo que importa.
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