George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
martes, 27 de julio de 2021
Y esto es lo que hay. Mierda a rebosar. Urge hacer limpieza, es imposible estar socialmente sanos guardando en los sótanos y despensas estatales tantísima basura corrompida, putrefacta y protegida por un sistema a su misma altura. Ni tiene lógica, ni ética, ni honestidad ni justicia. Seguramente que si limpiamos a fondo esta miseria moral, social y política que nos ahoga con su "legalidad" completamente ilegítima, bajarán hasta los contagios y se desactivarán los virus del Covid. Nuestra salud no es solo física, es sobre todo, inteligencia biológica que implica los planos racional y emotivo, construyendo la conciencia con la potencia del alma biológica, de la que participan igualmente los reinos animal, vegetal y mineral, que se refleja y se expande en todo el planeta mediantte los elementos compartidos inevitablemente con él. Por eso lo que pensamos, deseamos, sentimos y hacemos, votamos y permitimos influye instánteneamente en el entorno y en la energía que nos rodea tanto como en cada un@ de nosotr@s. Hay que ampliar horizontes experimentales y cambiar a mejor desde dentro, para que se pueda mejorar y liberar lo que nos rodea. Además de parar, desconectar de la locura contagiosa, respirando la luz y la paz que llevamos dentro y mantenemos inactivas por saturación y dispersión constante. Es como tener un capital inmenso enterrado en las macetas de un corral abandonado, y sobrevivir pidiendo limosna por las esquinas. Hay que escuchar, por ejemplo, a Fabrizio Moro y cantar con él "Pensa", un pack muy saludable de vitaminas sociales. También vale escuchar a Melendi cantando "Déjala que baile", o el cuarto movimiento de la Sinfonía nº9 de Beethoven o 'La Mañana' de Grieg. Despertarnos y discernir quienes somos y qué nos pasa para estar en el estercolero de Europa, haciendo de cenicientas cabreadas y sometidas, por los príncipes que, al contrario del cuento, nos han robado los zapatos para venderlos en Suiza y llevarse la pasta a su burbuja de Las Mil una Noches. Hale, seamos por una vez, lo que nunca nos dejaron ser desde el fin de la Edad Media hasta hoy, eso sí, con nuestro consentimiento y obediencia inexplicables...No hay que montar pollos violentos ni odiar ni agredir, solo perder el miedo y exigir que la Ley deje de estar en manos del filibusterismo toguiforme y que se pueda regenerar el Poder Judicial, en vez de convertirlo en basura punitiva para los que sufren como víctimas los abusos y destrozos de los verdugos reales y sus testaferros, que esa ley protege en vez de corregir sus hábitos mangantes y educarles de una vez por todas. Pero me pregunto, tal y como está el patio, si esa justicia tendrá capacidad para dar esos pasos o si al estar diseñada por los mismos que la transgreden, tendrá de Justicia lo que yo tengo de Miss Universo.
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