Alberto Garzón lleva razón
El sesgo conservador que caracteriza amplios sectores de la cultura dominante en los establishments políticos mediáticos españoles -fenómeno al cual me he referido y documentado en varias ocasiones- explica un anti-cientifismo generalizado (semejante al que caracteriza el trumpismo en EEUU), que aparece constantemente en los debates políticos en el país. Y los costes de esta situación en donde la ignorancia está tan extendida son elevados. Estamos viendo la cuarta ola de la pandemia covid-19 siendo España uno de los países Europeos con mayores tasas de infección por esa enfermedad. Y somos también uno de los países en este continente con peores condiciones ambientales y con regulación más laxa en la producción y distribución de alimentos. Miren los datos y lo verán.
Una muestra de este anti-cientificismo es la reacción de amplios sectores de tal establishment político mediático español (incluyendo sorprendentemente a algunas voces dentro del grupo socialista en el gobierno de coalición Español), frente a las declaraciones del Ministro de Consumo, el señor Alberto Garzón, declaraciones que reflejan el claro sentir general de la comunidad científica sobre los temas que éste ha citado en su entrevista.
No creo que haya un científico que pueda estar en desacuerdo con la famosa frase utilizada por el Ministro de qué "comer tanta carne perjudica nuestra salud y al planeta". La evidencia científica que apoya tal postura es abrumadora. El conocimiento científico ha documentado (Science, Meat consumption, health, and the environment, 20 Jul 2018), que el elevado consumo de carne tiene consecuencias negativas para la salud, creando mayores riesgos de cáncer coló-rectal y enfermedades cardiovasculares. En realidad, desde el año 2015 la carne procesada, ha sido clasificada por la OMS en un grupo de 120 carcinógenos probado junto con el alcohol, el asbesto y el tabaco.
Y en cuanto al impacto climático también existe abundanter evidencia ( Nature, Breaking the Habit: On the Highly Habitualized Nature of Meat Consumption and Implementation Intentions as One Effective Way of Reducing It, 5 Apr 2018), de que una reducción significativa en el consumo de carne es esencial para mitigar el cambio climático, especialmente a medida en qué la población humana aumenta, en 2300 millones proyectados para mediados del siglo actual. Un informe de The Lancet del 2007 (Food, livestock production, energy, climate change, and health, Sep 13, 2007), recomendó que, a nivel mundial, tal consumo de carne debería reducirse en un 50 % para mitigar el cambio climático. En realidad, ya en el año 2017, 15,264 científicos de todo el mundo pidieron entre otras medidas, reducir drásticamente el consumo de carne per-cápita en la humanidad.
Por qué el excesivo consumo de carne y su producción agrícola industrial dañan la salud y deterioran el ambiente cambiando el clima
El lector que no siga este tema se preguntará porque el consumo de la carne, y sobre todo la carne roja, afecta también al ambiente y estimula el cambio climático que está teniendo enormes consecuencias negativas para la mera supervivencia de la humanidad. Este consumo está aumentando enormemente. Según un reciente informe de las Naciones Unidas ( FAO Livestock's Long Shadow, Nov 29, 2006), el consumo de carne aumentará a nivel mundial un 76 % a la mitad de este siglo, año 50, incluyendo una duplicación en el consumo de aves de corral, un aumento de 69 % en las carnes de res, y un aumento del 42 % de la carne de cerdo.
Y la producción de carne, y muy en especia su producción agro industrial (dominante en el sector ganadero), en su búsqueda de la máxima rentabilidad y beneficios corporativos empresariales, alcanza niveles de maltrato animal así como de agresión ambiental, que tiene consecuencias catastróficas medioambientales, siendo "una de las fuentes más importantes de producción de gases de efecto invernadero GET, una de las causas más importantes de la contaminación ambiental incluyendo de las aguas", según ha declarado la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
La conversión de bosques a campos de crianza y el drenaje de ríos y lagos para un cultivo de piensos y otros granos utilizados para animales está teniendo un impacto sustancial en los recursos hídricos. El sector ganadero de producción agrícola industrial ha sido el principal impulsor, por ejemplo, de la deforestación de la Amazonía, con alrededor del 80 % de todas las tierras que se utilizan para cría de ganado. El 91% de la tierra deforestada desde 1970 se ha convertido en tierra para el ganado. Y en España es bien conocido que el desecho de las granjas de cerdos también ha demostrado graves problemas sanitarios incluyendo el de las aguas subterráneas. Y en cuanto al conflicto de la calidad del aire, la deforestación empobrece la producción de oxígeno, mientras que la producción agrícola industrial de ganado, además de contribuir a la deforestación, genera los gases de efecto invernadero, causa mayor del cambio climático.
La ignorante respuesta a las declaraciones de Garzón
Alberto Garzón no dijo que había que dejar de consumir carne, sino que subrayó lo que ha dicho la ciencia ya muchas veces , y es que no debería de rebasarse el consumo de los 200 a 500 gramos semanales por persona (en España se gasta más de un kilo). Es pues la responsabilidad y el deber del Ministerio de Consumo, el alertar que desde el punto de vista sanitario debería aconsejar que general se redujera el consumo, reducción que es aconsejable para disminuir el efecto invernadero en la atmósfera, que está causando un calentamiento de la tierra con efectos muy negativos.
Era predecible, que sectores de la derecha ignorante levantaran el grito al cielo, defendiendo lo contrario de lo que aconseja el Gobierno, bajo el argumento, como decía el Presidente Aznar, que "el ciudadano debe hacer siempre lo que le dé la gana, independientemente de las consecuencias que tal comportamiento tenga para los demás. Es esta arrogancia, basada en una suprema ignorancia, lo que caracteriza a grandes sectores de la derecha Española. Lo que es sorprendente y decepcionante, es que a ellos se sumen personajes socialistas del gobierno. Tales voces ignoran los compromisos ya adquiridos por el gobierno español que tienen entre sus propuestas las recomendaciones del Ministro Garzón, incluyendo la corrección del sistema agroindustrial que acentúa todavía más el daño creado por este tipo de producción masiva de ganado con escasa sensibilidad sanitaria y ambiental.
La función política de la ignorancia
No es por casualidad que la promoción de la ignorancia ha sido siempre la característica de las fuerzas conservadoras y ahora neoliberales que todavía tienen una enorme influencia en los establishments políticos y mediáticos del país. Ni que decir que los ignorantes no son en la mayoría de los casos conscientes de su ignorancia, pues se creen que ellos transmiten la verdad. Sin cuestionar que muchos de ellos mienten, hay que darse cuenta de que para mentir uno tiene que conocer la verdad (es decir, la lectura verídica de la realidad), que es obvio que muchos de los llamados mentirosos no saben, pues se creen lo que dicen. Y esto es incluso peor y es el origen de la función política de la ignorancia. Y gran cantidad de los medios españoles, profundamente sesgados hacia posturas muy conservadoras o neoliberales producen una visión de la realidad que favorecen las relaciones de poder existentes en la sociedad. La reproducción de estas relaciones de poder es la mayor causa de la promoción de la ignorancia. No es por casualidad que el anti-cientifismo es una característica de las derechas y ultraderechas. Negar y desmerecer que haya un cambio climático o que haya una pandemia gravísima, es característico de las derechas y ultraderechas a los dos lasos del Atlántico Norte.
Pero tal ignorancia también puede aparecer en círculos gobernantes a nivel central y autonómico que promoviendo un triunfalismo de que la pandemia está controlada o de que el cambio climático no es tan amenazante están aprobando medidas que son irresponsables y que muestran también su ignorancia de la realidad. Hay que darse cuenta de que la mal llamada irresponsabilidad de los jóvenes, a los que se atribuye la causa del enorme incremento de la infección entre ellos, ha ocurrido sin que rompieran ninguna norma o ley. Y es ahí donde tales círculos no han sido tan responsables como debiera haber sido. Tenían que haber adoptado medidas más tajantes para evitar el daño. De ahí la necesidad de que haya ministros como Alberto Garzón que continúen promoviendo lo que es obvio, que a pesar de su obviedad continúa ignorado y desconocido.
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