viernes, 23 de julio de 2021

Los mosqueantes despidos de Jesús Cintora o el apoteosis de la fabricación del consentimiento , según Noam Chomsky, aplicado en la ppeculiar democracia esppañola. Un enjuague desinformativo de manual

 Sobre el tema en cuestión y para que no se nos crucen los cables, vale la pena reflexionar despacito sobre las aportaciones del profesor, filólogo, filósofo y activista social Noam Chomsky, que escribe esto explicando en su análisis de  "La fabricación del consentimiento" escrito a cuatro manos con Ed Herman: 

Existe un complejo sistema de filtros en los medios de comunicación y en las instituciones educativas que termina por asegurar la supresión de las perspectivas disidentes o su marginación de una u otra manera. Y el resultado final es bastante similar: lo que en los medios de comunicación se denominan 'opiniones de izquierdas' y 'derechas' representan solo un espectro limitado del debate que refleja la gama de necesidades del poder privado, pero no existe algo más allá de esas posiciones "aceptables".

De modo que lo que hacen los medios, en definitiva, es tomar el conjunto de supuestos que expresan las ideas básicas del sistema de la propaganda sobre el tema que sea, clasificado de "interés nacional" y a continuación presentar una serie de debates sobre ese marco precocinado, con lo que el debate no hace más que reforzar esos presupuestos incardinándolos en la mente de la ciudadanía como el espectro posible total de opiniones existentes. Así vemos que en nuestro sistema lo que podría llamarse "propaganda de Estado" no se expresa así , como se haría en una sociedad totalitaria, sino que está más bien implícito, se presupone, y constituye el único marco del debate entre las personas admitidas dentro del debate central.

Los dictadores no suelen comprender la naturaleza de los sistemas occidentales de adoctrinamiento ni la utilidad que tiene para los fines de la propaganda "el debate crítico" que incorpora los supuestos básicos de las doctrinas oficiales y con ello margina y elimina la discusión crítica auténtica y racional. Bajo lo que en ocasiones se ha denominado "el lavado de cerebro en libertad", los críticos, o por lo menos, los denominados "críticos responsables"  constituyen una contribución mayor a la causa situando el debate siempre dentro de "ciertos límites aceptables". Esta es la razón por la que son tolerados e incluso valorados y reconocidos. 

Lo que hicimos en Manufacturing consent fue contrastar dos modelos: cómo 'deberían' funcionar y cómo "funcionan" los medios de comunicación inseparables del engranaje al uso: o bien son una prensa cascarrabias, obstinada y omnipresente, para ayudar a la población a ejercer un control considerable sobre el proceso político, que es la concepción estándar en los EEUU. Y la concepción alternativa que es una prensa que los propios medios de comunicación presentan como imagen del mundo que defiende e inculca los modelos económicos, sociales y políticos de los grupos privilegiados que dominan la economía nacional e internacional y que por ello controlan sustancialmente al gobierno de turno. 

De ese modo, los medios amaestrados desempeñan su finalidad social seleccionando los temas, distribuyendo intereses, contextualizar las cuestiones, filtrar la información, enfocar sus análisis, manipulando el énfasis, el tono, la intensidad y toda una serie de técnicas ad hoc. Esto no quiere decir que toda la prensa actúe así. Sino especialmente la que depende de los grupos financieros que dominan el poder político, que en un momento dado solo se vuelca sobre una parte del espectro político que más interesa al negocio controlador de una élite , en cuyo seno existen divergencias tácticas que no se ven pero se notan. Lo que sustenta y predice ese modelo de propaganda es que toda la gama de perspectivas elitistas va a reflejarse y a controlar los medios de comunicación. Lo que esto supone es que esos medios no recogerán esencialmente nada al margen de esos intereses particulares.  

("Chomsky esencial ")

 

Me parece que en este texto explicativo de Chomsky, queda muy claro lo que ha pasado con Jesús Cintora en TVE, y seguirá pasando con cualquier periodista que disienta en la praxis ética y decente del sistem in failure que domina la situación mediática por mayoría cada vez más absoluta: la supervivencia, ante la cual se doblan, según parece, todos los espinazos que no distinguen ni disciernen si vale la pena ser periodistas en un lodazal, donde sumergirse en el fango y vivir de sus salpicadura constantes es la única forma de encontrar trabajo y sustento. En las cadenas privadas de información el adaptarse al modelo para vivir de él siempre ha sido igual, pero en las cadenas públicas esto no debería ocurrir nunca. El estado tiene el privilegio de poder informar sin corromperse ni mentir ni enmascarar. Creo que en la época de Rodríquez Zapatero TVE jamás se habría desecho de  periodistas como Cintora o como Lorenzo Milá. 

De momento nos quedan iniciativas privadas de la información sin pelos en las teclas ni agujeros negros en el alma, periodistas radiofónicas sin miedo al tinglado como Angels Barceló o Pepa Bueno, como Público y su república, Infolibre, Nueva Tribuna, eldiario.es ,  y el recuerdo imborrable de Cuarto Poder, cuya fidelidad informativa a lo real le costó su propia desaparición hace unos meses. L@s pobres de la tierra, l@s invisibles, l@s oprimid@s y por ello l@s bienaventurad@s que ni saben ni quieren poner precio a sus conciencias, nunca lo olvidaremos. ¡Gracias, prensa decente!

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