Querido Samuel, seguro que la luz y el amor infinito te han acogido, te han abrazado y curado todas las heridas que este mundo de locos te ha causado. Ahora puedes volar en varios planos, abrazar y repartir por el cosmos una energía indestructible: el amor que eres desde siempre, el amor que es Todo. Bendit@ seas y disfruta de ser verdadera libertad sin fronteras, máscaras ni sambenitos. Gracias por el tiempo que compartiste con una humanidad que, como es evidente, no te merecía. A estas alturas tú lo has perdonado todo, porque el Ser no tiene límites en la comprensión ni en la empatía del infinito.
Ahora cantarás con Tomás Luis de Victoria y Dante las dos últimas estrofas de la Divina Commedia:
Ma non eran da ciò le proprie penne:
Se non che la mia mente fu percossa
Da un fulgore nel che sua voglia venne.
All'alta fantasía qui mancó possa;
Ma già volgeva il mio disio e il velle,
Si come rota ch'igualmente é mossa,
L'amor que muove il sole e l'altre stelle
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