Cada vez que estos días gobierno y oposición
discuten sobre la subida del salario mínimo, se oye un gran suspiro que
cruza el país de norte a sur: casi seis millones de trabajadoras y
trabajadores que sueltan a la vez un hondo “aaaay”, que significa “quién
lo pillara el salario mínimo ese”. A ellos se suman unos cuantos
millones de parados que no tienen prestación o solo un subsidio escaso:
quién pillara los 707 euros en que se quedará el Salario Mínimo
Interprofesional (SMI) después de que gobierno y PSOE hayan pactado subirlo un 8%.
Otras veces, en vez de suspiro es un crujido de dientes: el de los mismos seis millones de infra-asalariados cuando oyen a la ministra de Empleo decir
que en España “nadie cobra por debajo del salario mínimo porque sería
ilegal”. Seis millones de "nadies", ahí están: un 34% del total de
asalariados no llega al SMI. De ellos, más de tres millones y medio no
cobran ni medio SMI,
menos de 300 euros al mes. Y eso sin contar a los autónomos: para
muchos “emprendedores”, cuando descuentan la cuota de la Seguridad
Social les queda un SMI pelado, o ni eso.
El SMI es como los 120 km por hora en autovía. Es ilegal
correr más, pero yo voy clavado a 120 y todo el mundo me adelanta. Pues
lo mismo el SMI: no se puede cobrar menos, pero a mi alrededor conozco
cada vez más gente que no llega a los 600 euros al mes, incluso
trabajando más horas que nadie.
Y sin que salte
ningún radar como en la autovía: los empresarios tienen a su alcance mil
y una maneras de convertir el Salario Mínimo en Salario Máximo. La más
fácil es contratar a tiempo parcial y luego no pagarte todas las horas
extra que acabarás echando. Media jornada, medio sueldo, y el resto by the face.
Pero no es la única manera de pagar sueldos de miseria: echen un
vistazo a las ofertas de cualquier portal de empleo y encontrarán todo
un catálogo de prácticas empresariales para hundir salarios: formación,
prácticas, becarios, pago en especie, trabajar a cambio de alojamiento, y
el maravilloso mundo de los comerciales, con su fijo más comisiones, o
sin fijo, a pelo. La selva del mercado laboral post-crisis.
A ver, que me parece estupendo que suban el SMI, cómo no me voy a alegrar. Y si en vez de 707 euros lo suben a 800 como piden los sindicatos y como aprobó el Congreso hace
unos días, todavía mejor. Pero el problema para millones de
trabajadores no se llama SMI, sino precariedad. De hecho, la subida
beneficiará sobre todo a quienes tienen mejores condiciones laborales:
quienes aún pueden negociar colectivamente sus condiciones, pues muchos
convenios sectoriales toman como base el SMI para calcular sueldos.
Aunque subiesen el SMI a mil euros (aquellos sueldos mileuristas de
mierda de antes de la crisis, ¿recuerdan?), seguiría habiendo millones
de trabajadores para los que el Salario Mínimo será un inalcanzable
Salario Máximo. Y cada vez son más: desde 2007 el número de trabajadores
que cobra por debajo del SMI ha aumentado pese a que la población
asalariada total se reducía con el paro. ¿Los oyen cómo suspiran hoy?
"Quién pillara esos 707 euros..."
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