Autor del libro ‘Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante’. Anagrama, 2015
Para responder a esta pregunta hay que ser consciente de que hay diferencias entre las propuestas económicas de tales partidos. No se pueden poner en el mismo cajón, por ejemplo, al PP (un partido conservador-liberal), a Ciudadanos (un partido liberal) y en Catalunya al Partit Demòcrata Europeu Català –PDECat- (un partido liberal perteneciente a la misma familia política que Ciudadanos) por un lado, y al PSOE (un partido socioliberal que se autodefine como socialdemócrata) por el otro. Hay diferencias en sus políticas económicas, pero, a pesar de tales diferencias, comparten los mismos principios que caracterizan las políticas económicas que hoy son dominantes en las instituciones europeas (tales como el Consejo Europeo, la Comisión Europea, el Eurogrupo y el Banco Central Europeo). E incluyo a la familia que se autodefine como socialdemócrata en esta categoría. En realidad, una de las voces más duras con la aplicación de tales políticas ha sido el presidente del Eurogrupo (los Ministros de Finanzas de la UE), el Sr. Jeroen Dijsselbloem, un socialista holandés, Ministro de Finanzas de los Países Bajos, como también lo es el Sr. Pierre Moscovici, Comisario de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión Europea, un político francés que fue Ministro de Finanzas en el gobierno socialista francés presidido por el Sr. François Hollande (y como lo había sido el Sr. Pedro Solbes, también Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea, y después Ministro de Economía del gobierno socialista del Sr. Zapatero, y más tarde el Sr. Almunia, también socialista, ministro del gobierno socialista presidido por el Sr. Felipe González). Todos estos dirigentes socialistas han sido piezas clave del establishment que ha impuesto las políticas económicas neoliberales, tanto en sus propios países como en la Unión Europea y en la Eurozona.
¿En qué coinciden estos partidos?
En principios básicos de las políticas económicas neoliberales. Incluyen la necesidad de aumentar la competitividad de cada país como manera de salir de la enorme crisis que han sufrido, aumentando las exportaciones, que serán las que estimularán la economía. Y para alcanzar tal aumento de la competitividad hay que hacer reformas (como las reformas laborales) que en teoría aumentarán la flexibilidad laboral, término que ha significado en la práctica bajar los salarios, medida deseada de tales reformas para bajar los costes laborales, y así abaratar los precios de los productos y de los servicios cuya exportación se desea aumentar. La ideología que sostiene tal política económica es que, puesto que no se puede devaluar la moneda del país, hay que devaluar los costes de producción, entre los cuales, los costes del trabajo se consideran los más esenciales.
En este aspecto, el gobierno Rajoy es presentado por el establishment europeo como el mejor ejemplo de lo que debe hacerse en Europa. No solo la Sra. Merkel, sino también el Sr. Draghi, Presidente del Banco Central Europeo, el Sr. Juncker, Presidente de la Comisión Europea, el Sr. Dijsselbloem, Presidente del Eurogrupo, y el Sr. Moscovici, Comisario de Economía, han mostrado a España como ejemplo a emular en Europa. En España los salarios y la protección social han bajado enormemente, atribuyéndose (erróneamente) el crecimiento de la economía española al aumento de las exportaciones, resultado de una disminución de precios como consecuencia del descenso de los salarios.
Cada uno de estos supuestos es falso
Estos supuestos, descritos en la sección anterior, están siendo reproducidos constantemente por los mayores medios de información del país, así como por los blogs económicos como Nada es Gratis y centros de investigación como FEDEA financiados o próximos al IBEX-35. Escuchen las entrevistas casi semanales a los grandes gurús económicos en Catalunya Ràdio, en TV3, en La Sexta Noche, entre muchos otros, y verán que todos repiten predeciblemente estos postulados como “dogmas y verdades objetivas de las ciencias económicas”.
1. El precio de una mercancía, sea un producto o un servicio, no depende solo de los salarios. Hay muchos otros factores que influyen en la determinación de precios de las mercancías, puesto que en el cálculo de los costes de producción se deben incluir muchas otras variables como, por ejemplo, los beneficios empresariales. En realidad, como bien han señalado Torsten Müller, Thorsten Schulten y Sepp Zuckerstätter en su artículo “Wages and Economic Performance” (en Social Europe Journal, 24.11.16), el llamado “milagro Rajoy” tan cacareado por el establishment europeo liderado por la Sra. Merkel, basado en una enorme devaluación salarial (la mayor en la UE), no se ha traducido primordialmente en una reducción de los precios de las exportaciones españolas, sino en un enorme incremento de los beneficios empresariales. En realidad, España ha sido uno de los países que ha visto crecer más las rentas derivadas del capital, a costa de un enorme descenso de las rentas del trabajo.
2. El éxito de las exportaciones en la UE no depende primordialmente del precio de las mercancías (sean productos o servicios) exportadas, sino de la capacidad de compra de los que importan los productos exportados (que depende mucho de la demanda doméstica del país importador), y sobre todo de la calidad y composición del cuadro de exportaciones del país exportador. El gran éxito exportador alemán, por ejemplo, no está basado en los precios de los productos exportados, sino en su mix exportador, de elevado valor añadido. La centralidad de sus exportaciones en las industrias automovilísticas, químicas y de ingeniería son las mayores causas del gran tamaño del sector exportador.
3. Y el supuesto de que las exportaciones deben ser el mayor estímulo de la economía es profundamente erróneo, como bien muestra la evidencia científica existente. Una prueba de ello ha sido, por ejemplo, la situación económica española durante estos años de crisis. Las clases populares han atravesado (y continúan atravesando) un periodo de enorme dolor debido a la Gran Recesión, y, sin embargo, el sector exportador ha continuado siendo exitoso durante todo el período de la Gran Recesión. El éxito del sector exportador tiene un limitado efecto en el resto de la economía en la mayoría de países de la Eurozona, donde tal sector representa solo un 20% de toda la actividad económica. De ahí que intentar salir de la crisis económica potenciando el sector exportador (que es lo que proponen el PP, Ciudadanos, el PSOE y el PDECat) mediante el aumento de la competitividad sea una propuesta enormemente limitada. Durante muchos años vimos el desastre que significaron las políticas económicas de promoción del sector exportador en América Latina.
¿Qué es lo que debería ocurrir?
La única vía para salir de la Gran Recesión es precisamente aumentar la demanda doméstica para estimular la economía a través de medidas que sigan una dirección opuesta a las que se están aplicando. Y puesto que la mayoría de la demanda doméstica procede de las rentas del trabajo, es condición sine qua non para la recuperación económica que aumenten los salarios (y también el gasto público, del cual el gasto social es el gasto público que se traduce en mayor aumento del consumo y la demanda). Una condición para que ello ocurra es que se refuercen los sindicatos y todos los instrumentos del mundo del trabajo (tales como los convenios colectivos), con un giro de 180º en las políticas públicas del país, que deberían estar orientadas hacia crear buen empleo, no solo directamente (mediante inversiones públicas en la infraestructura social, energética y de comunicaciones del país), sino también indirectamente, exigiendo (por parte de las autoridades públicas) a las empresas privadas que paguen buenos salarios como condición para que sean contratadas por el Estado (sea este central, autonómico o local). El Estado es en cualquier país el mayor contratante de servicios, y debe utilizar esta situación para configurar las prácticas empresariales en el sector privado, a favor del mundo del trabajo.
Y esta notable expansión del sector público debería financiarse a través de reformas a las que el PP, Ciudadanos, el PSOE y el PDECat se están oponiendo, tales como el aumento de los ingresos al Estado mediante mayor gravación real a las rentas del capital, a las rentas superiores, recuperando los impuestos de sucesiones y de patrimonio, y reformando el IRPF, haciéndolo más progresivo y redistributivo, medidas que algunos sectores del PSOE podrían apoyar, aunque ello requeriría un cambio notable en la dirección y el aparato de tal partido, y muy en particular de sus asesores económicos, la mayoría de los cuales proceden de los sectores más neoliberales próximos al mundo empresarial, con el cual han establecido amplias complicidades. Sería de desear que estos cambios en el PSOE ocurrieran para poder ayudar a los cambios tan urgentes y necesarios que España (incluyendo Catalunya) necesita. El bienestar de las clases populares depende, en gran medida, de que haya una amplia base de apoyo a estas políticas opuestas a las políticas neoliberales dominantes, con una amplia coalición de partidos políticos y movimientos sociales que exijan su aplicación y desarrollo, interrumpiendo las políticas que se han ido aplicando llevando al país a una situación insostenible e intolerable. Así de claro.
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