domingo, 30 de diciembre de 2012

Un concierto de Navidad en un piso de estudiantes...


Los amigos y compañeros se reunen en un piso de estudiantes y celebran la Navidad a su manera. Interpretando entre todos el Oratorio de Navidad de J.S. Bach. Entre bromas, refrescos, buen humor ,cerveza y complicidad. Se lo pasan pipa elaborando la inutilidad de la belleza. Lo disfrutan y crecen en lo mejor que tienen y poniendo en común una fiesta del alma, de la amistad y de la inteligencia. No necesitan una sala de conciertos, ni a Lorin Maatzel. Ni a Zubin Metha ni a a Plácido Domingo ni a Mireia Freni. No les importa no ser famosos, no cobrar nada por cantar y tocar maravillosamente en privado. El hecho de tejer esas nota geniales en común, en equipo, les hace felices y hermosos. Atractivos y únicos. En vez de berridos y vulgaridades: armonía en estado puro. En vez de ego exhibicionista, unidad y gozo compartido en la sencillez natural de lo excelso.
No es por desanimar, sino por elevar expectativas y estimular los puntos de referencia. Cuando España adquiera una disposición educativa que produzca estas maravillas como cosa normal y conmovedora, y no fenómenos como las peligrosas horteradas Arena Madrid fashion, botellones callejeros, griterío, borrachera y petardismo salvaje como en la Fallas de Valencia, por ejemplo, o el espectáculo primitivo de los sanfermines, los toros embolaos y las corridas como exponentes culturales, es posible que no tengamos crisis tan bestias como la presente ni gobiernos tan incapaces como el actual. Ni pelotazos ni burbujas indecentes ni elefantes botswanos asesinados por el Jefe del Estado.
¿Podemos imaginar qué ocurriría si el dineral invertido por el Estado en festejos horteras, embrutecedores, crueles  y peligrosos, se invirtiese en educar talentos musicales, en becar estudiantes con verdaderas posibilidades, que desgraciadamente se quedarán reducidos a camareros o a peones de albañil o mecánicos de taller, porque nadie les probó la voz, el oído y el talento para la música o no tuvieron "padrinos" ni educadores, mientras cientos de mediocridades pijas no saben distinguir un do menor de un si bemol o cantan de pena pero están enchufados en coros y orquestas de los teatros estatales -con sueldos más que pasables-, por obra y desgracia del amiguismo de "papá y mamá" y los favores mutuos del chanchullo? Pijos sin rumbo que celebran sus fiestas  y refociles varios simplemente fumando porros o sorbiendo calimochos hasta el coma etílico, rompiéndose las cuerdas vocales ante grupos de rock impresentables, pero "subvencionados", con sugestivos nombres como "Perrakos silvestres", "Diabolik mediokritas", "Cardos sofritos", "Garrulos víricos", porque no conocen mejor entretenimiento creativo que el imperio de freekilandia, y la música ha sido para ellos una estorbo más en las clases de primaria o un petardo aburridísmo en conservatorios que conservan -cómo no!- la misma didáctica plúmbea y frustrante del siglo XIX, pero con suerte, pelas y universidades privadas, se colocarán de funcionarios sempiternos, de gerentes ruinosos de empresas-fraude, de asesores de la calamidad fiananciera hundebancos y revientanegocios o Parlamentos. Incultos muy informados y uniformados con el mismo sello de la precariedad intelectiva y cognitiva. Seres penosos, sin educar, pero barnizados por el corteinglés, zara, donalgodón, c&a o carrefour fashion...Un panorama estremecedor si se piensa que de ellos dependerá el futuro de granja sometida a un gobierno global que usará España como usa las reservas indias de EEUU. Una caricatura cutre de "Un mundo feliz" de Huxley.
De seguir por esos derroteros y si no se remedia ya mismo ese entuerto terrorífico, imaginamos a los líderes pperos en un futuro no tan lejano como puedan pensar, cuidados en su vejez por estos miniyoes clonizados de su mismo sistema y aplicándoles, en plena indefensión, las mismas terapias con las que ellos se están ensañando ahora con la sociedad.
Puede que entonces comprendan el gravísimo fallo que se comete cuando la matemáticas, la mecánica y la cibernética ocupan ellas solas todo el espectro educativo en la formación de los niños y los jóvenes, que jamás serán capaces de desarrollar sentimientos ni sentido ético, porque nadie les ha educado la sensibilidad inteligente emocional que permite aplicar  y gestionar la ciencia con sabiduría y humanidad en  la realidad de cada día. Tal vez entonces comprendan -a toro pasado, evidentemente, con el pp werteriano sólo puede ser así- su gravísimo e irreparable error. Y la importancia que tiene el desarrollo del alma y el verdadero objetivo de la filosofía, del lenguaje literario, de la espiritualidad y del arte, en la educación del hombre, que ellos han confundido desde hace siglos con la religión y el culto a los fetiches religiosos mantenidos por dogmas talibanes y castradores del aliento humano real, con la magia de las logias secretas, jerárquicas y mediáticas, falsamente selectas, cuyos conocimientos se han utilizado como barniz y pillería verborreica para medrar en la política, en la economía y en los negocios de calado multinacional con el fin de crear minorías "selectas" y sin nada dentro, nada más que ambición, bulimia consumista, adicción al poder y vacío.
Extinguido el concepto de lo mejor (aristocrazía, en griego) se llega al dominio de lo peor (kakocrazía), así que, si el pp y similares, siguen apacentando el rebaño ibérico, lo que llamamos ahora democracia será una kakocracia, en todos los sentidos, o sea, kakós en griego es "malo" y caca en español, todos sabemos lo que significa. 

La cultura que se trabaja, se alimenta y prende en el alma como una raíz indestructible, es la única medicina para desasnar y desburrar a los pueblos y convertirlos en ciudadanías. No basta con que nuestros universitarios sean un puntazo en técnica y en preparación profesional si luego tienen que salir huyendo de su país porque no hay cultura que valore los estudios y las capacidades desarrolladas. Y eso no lo hace sólo la información, el estudiar chapando años y años, sólo para hacer carrera, ganar una pasta, comprarse coches estupendos, vestirse con marcas carísimas y vivir en pisos de diseño con el último modelo de Iphon y de Smartphone en la mesita de noche; los ideales maravillosos que se inculcan a los jóvenes de los países "gipsi". A sí nos cunde.

Este tipo de milagro lo produce sobre todo la sensibilidad y la conciencia que despiertan el intelecto a niveles más altos cuando en vez de lo basto, lo grosero y lo zafio, se nos educa desde la infancia con delicadeza, belleza, verdad, transparencia y finura de espíritu. Entonces las personas saben crear y gestionar lo que tienen entre manos y los mejores no se convierten en objeto de zancadillas, envidias y ninguneos, sino en pilares del futuro. 
En España molesta reconocer con humildad los fallos estructurales de nuestro sistema social, educativo y conductual. Nos pierde el orgullo del ignorante y nos palurdiza. Nos atrofia. Cuando alguien lo denuncia, se le considera un pésimo español y un descastado que no sabe apreciar las particularidades de su tierra, porque "Ehpaña eh asín" y somos la releche, la perfección y el que no lo entienda que se marche. A veces cuando se comenta la calidad de vida que hay en otros países, como Alemania, por ejemplo. Y no sólo a un nivel institucional y económico, sino en el plano de la simple convivencia, la gente suele enfadarse. No son capaces de alegrarse de bien ajeno, el sólo hecho de comentar algo bueno de otros, irrita y enfada. Es el modo en que la miseria se encastilla en el orgullo para convencerse a sí misma de su excelencia. Por eso no se puede aprender de verdad. Porque para aprender algo es necesario estar convencidos de que se es ignorante. Por eso es imposible que un necio orgulloso aprenda nada. Y está condenado a fracasar en cualquier cosa que emprenda. Por eso no salimos del agujero. Porque no entendemos que pare educar hijos y alumnos, lo primero es que se eduquen padres y docentes. Y cuando digo "que se eduquen" no me refiero a domesticar, a imponer, a obligar ni a humillar. Sino a despertar. A elevar el nivel de conciencia y de inteligencia emocional. De ética. De sensibilidad social. Y de humanidad.

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