miércoles, 19 de diciembre de 2012

No hay ciegos más peligrosos que los que no quieren ver


foto de la noticia

Dos avestruces



Un ciego y un tuerto se ponen de acuerdo para hacer una travesía en barca de una isla a otra. El tuerto dirige la maniobra porque puede ver con un solo ojo, mientras el ciego rema a sus órdenes y sin tener la menor idea de por donde van. En plena alta mar  y a la orden del guía, el ciego levanta un remo e involuntariamente golpea con él la cabeza de su compañero de aventura, con tanto "acierto" que le da de lleno en el ojo sano. El tuerto llevándose una mano al ojo, que ha perdido la visión a causa del golpe, grita desesperado: "¡Ya estamos!" y entonces el ciego -creyendo que han llegado a puerto- deja los remos y se va al agua creyendo que pisará tierra. El ciego se hunde y el tuerto, con el desequilibrio de la barca, también.

Este cuentecito puede aplicarse lo mismo a Rajoy y a Mas, que a Rajoy y a Merkel, que a Rajoy y a Montoro y Guindos. Que al electorado español y a sus vigías políticos.




No hay comentarios: