Un caso de antropología patológica llega esta mañana a la crónica de prensa cotilla : Berlusconi tiene novia. Otra. La formal. La "única" entre todas las mujeres, igual a todas las iguales, pero más acomodaticia y más hipócrita. Seguramente mucho más fría, calculadora y paciente que el resto de jovenzuelas de corte tercermundista, "tradicional" dicen ellas y él, sin más futuro que arrimarse al árbol más viejo, grande y seguro. Aunque este podrido por dentro, eso no importa si la ganancia es cuantiosa. Siempre está garantizada -es ley de vida y muerte- la póliza de la viudedad. Un famoso millonario y todopoderoso decrépito pero muy rentable. Una puerta abierta de par en par a un buen testamento asegurado. Medio siglo más joven que su amado objeto de deseo. O sea puede ser su nieta. Pero eso al abuelo no le importa. Le encanta, porque con una indocumentada cronológica tiene asegurada la supremacía sobre la inexperiencia. Su ego le exige las distancias en el tiempo, para poder dominar a la presa, que luego acabará por convertirse en su manipuladora sibilina, se hará imprescindible y él acabará siguiendo sus órdenes pensando que es ella la que le obedece. No sabe estar solo. Necesita calor y vitalidad a su alrededor, porque evidentemente las personas que se pasan la vida cultivando el dinero, el aplauso, el sexo, la fama, el poder y las reverencias como fuente productora de vitalidad, están vacías de contenido y de sustancia. Huecas como cajas de resonancia, como instrumentos inertes que sólo suenan cuando alguien los toca con más o menos oficio. Ese tipo de individuo necesita la prostitución como estímulo externo. Alguien que le "toque" y le espabile la sensibilidad y la sensualidad para sentirse vivo. Al mismo tiempo estos elementos son unos grandes misóginos. En el fondo saben que son dependientes de esas mujeres sin escrúpulos y capaces de adaptarse a cualquier vejación, control, abuso e incluso malos tratos psíquicos, desprecio, humillaciones, venta de cuerpos y compañía, etc. Todo ello vale la pena si el botín de la hazaña les va a reportar beneficios de calado social, profesional, económico, trabajo asegurado, glamour y un subidón social de autoestima barnizada y periférica. Un sitio asegurado en las crónicas de prensa; el minuto de gloria junto al famoso que les dará caché para siempre, aunque sea el caché de mujer objeto y de geisha anulada como ser humano.
La proclamada novi-nieta de Berlusconi tiene un curriculum hagiográfico que haría las delicias de Freud. Sin conocerle ya le ama. Sólo de oídas y de miradas en la tele. Es el "papi" universal. El arquetipo de "el padrino" de Italia. Del salvador, del agente social capaz de gestionar el caos, que él mismo cultiva sottovoce. Un "genio" sui generis de la estrategia política y mediática. Un héroe del ruido y del estrépito. Por eso ella le sigue desde el silencio; ella ha aprendido de las otras. Ya sabe lo que no hay que hacer para quedarse al lado virtual del mejor gestor del chanchullo, del fango, de la magia negra y del glamour. De esa "rara avis" admirable a la que todos los italianos desearían parecerse y al que todas la italianas desearían como marido. No hay más que comprobar el éxito repetido de sus mayorías absolutas.Un mirlo blanco, aunque bastante negro si se rasca un poco el baño de purpurina con que le maquillan, le emboxtan, le parchean y le siliconean.
Pero ¿qué significa el silencio y el sacrificio discreto de "Silvio te añoramos", qué significa el riesgo constante de competir como las gallinas para atraer la atención del gallo con más sex-appeal, qué significa tragar quina y sapos de todos los tamaños, si a base de esa liturgia y de esa iniciación, del cultivo obsesivo del club de fans, de la anulación beata de un ego reprimido y en subterráneo crescendo, se va a llegar hasta ser noticia "decente" en los platós de la tele y en las páginas de los periódicos y a tener un posible bodorrio de la mil y una noches villacertosinas con un príncipe azul, tirando a negro zahíno? Y no serán su prendas íntimas ni sus atributos sexuales y exotéricos los que saldrán a confirmar su fama, sino sus "valores". Una chica de principios. Sí. Unos principios rebeldes, -¿desde cuando las mujeres que cobran por exhibir sus cuerpos y lo que caiga, son rebeldes?, eso es tan viejo y sumiso como el matrimonio, es el lado precario y torpe de la feminidad- tanto como para exhibirse en bikini y moviendo los cuartos traseros por los clubs veraniegos y las playas rumorosas, de lido en lido, tal que los rockeros del verano por los chiringuitos costeros. Ofreciéndose en bolas al mejor voyeur, en serie, como los pollos y los conejos pelados en la carnicería, en fila india y colgados en la barra de las ofertas esperando que los compren para ser descuartizados. Comidos, saboreados y después, de deglutidos, excretados. Una maravilla de porvenir.
Verdaderamente impacta contemplar estos espectáculos. Ver seres humanos todavía disfuncionando en esos niveles. Mujeres convencidas de ser heroínas de lo más cutre. Hombres jugando a la eternidad de lo insostenible, metidos en política para seguir sientiéndose válidos y deseados, "importantes" e imprescindibles, -la política del exhibicionista es como el sexo adictivo, una enfermedad; por eso quizás son las dos obsesiones de los narcisos- operados, recortados, liftineados, teñidos, protesificados, imputados en los tribunales por corrupción de menores y de mayores, rehechos hasta en el carnet de conducir, intentando ser "redimidos" en la vejez caduca, que no sabia ni discreta, por cortesanas profesionales que han crecido a la sombra "redentora" de su paternidad virtual. Alimentadas de con su "ejemplo". Retroalimentándose mutuamente las miserias. La mentira. La complicidad del ridículo y del retoque fotoshop de una conciencia inexistente. Un carnaval de los animales mucho más plástico y siliconado que el de Saint- Saens. El quiero y no puedo de la mediocridad que incapaz de ser, se hunde en el tener y en el parecer, antes de morir desgastados por la misma enfermedad. La estupidez crónica e incurable. Patético.
Silvio presenta a su “prometida”
Se puede observar el"aire" parecido de la nueva "reina" del clan, con la anterior mujer de Berlusconi. El parecido con la Lario y la Minetti, la Carfagna y las múltiples Noemís. Los morros ensiliconados y la cara remodelada; la melena lacia del mismo color; como todas las piezas de la misma serie. Si por algo destaca don Silvio Berlusca es por su originalidad. Aunque parezca promiscuo e infiel, no es cierto. Él es fiel a su única dueña y señora: la vulgaridad obsesiva y remasterizada como cualidad cenutria del perfecto cretino .
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