La ‘guerra del pan’ de Valencia obliga a intervenir al Consell
JOAQUÍN GIL Valencia 113
La competencia del vendedor de las barras a 20 céntimos le ha denunciado una decena de veces.
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Una de las clientas de barras de pan de 20 céntimos en el horno de Navarro de Quart d
Valencia, la follonera. Valencia la bienplantá
rompe el mapa de la crisis con esta guerra del pan.
Un hornero se da cuenta de que se puede vivir
y se puede dar trabajo si se deja de abusar
y demuestra que los panes no cuestan lo que parece
que se paga mucho más si el hornero se enriquece
además de cubrir gastos y de vivir con decencia
y que puede hacer franquicia por pueblos y por ciudades
que además de ofrecer panes alimenten la conciencia
y la solidaridad
y que unos céntimos bastan para pagar su trabajo
y que si da de comer a oprimidos y parados
a parias y a desahuciados, tiene más prosperidad
más contento y más faena y lo que pierde en el precio
se lo gana en clientela, en salud y en buen rollito
y en dormir a pierna suelta, porque sabe que su pan
da de comer al hambriento en vez de llenar bolsillos
de los que evaden impuestos y se llevan los dineros
a medrar en paraísos y sólo viven del cuento
15 M panadero se ha rebelado a las buenas
demostrando que se puede solucionar el problema
del paro y de los despidos, abaratando ganancias
y rebajando los humos del dinero y la mangancia
pero está dejando en cueros al negocio acostumbrado
y eso en la Valencia oscura, la pepera y malasartes,
la que vende hasta a su padre
si eso facilita pasta, refocile y poderío, provoca muy mala prensa
porque pone en evidencia artimañas y manejos
cables, enchufes y trampas, envidias y pozos negros
vergonzosos desafíos
en los que el Consell se moja para defender al gremio
de rascas y avariciosos
en vez de colaborar adjudicando algún premio
celebrando la alegría del humilde y del honesto,
a un panadero decente al que no pillan en falta
aunque cada día lo intenten buscándole las cosquillas
con inspecciones urgentes, persistentes y exhaustivas
hurgando entre las chapatas, los bollos y las harinas
perforando los cruasanes, pan de cuarto y rosquilletas
y haciéndole la puñeta que no le hicieron a Camps
ni a Blasco ni a Carlos Fabra, ni a Urdangy ni a Calatrava
mientras se han llevado crudos presupuestos del Estado
la honestidad y el pastón, la dignidad valenciana
malversada al mal tuntún que se ha quedado en el chasis
y a la altura del betún
Bendito sea el panadero que ha sabido gestionar
sin complejos y sin miedos
el poder adquisitivo de los más necesitados
rebajando su ambición y poniendo su trabajo
su ingenio y su compasión al servicio ciudadano
mejor que los "honorables" que chupan de los impuestos
los sueldos desorbitados que la incuria y la rapiña
no sólo no se merecen, sino que más que un salario
al pizzo de los mafiosos se igualan y se parecen
Desde nuestro grito urbano proclamamos voz en cuello
"Ese hornero, Presidente!" que si ha tenido talento
para remediar la angustia de los más abandonados
mientras aumenta el negocio con más puestos de trabajo
y pone más interés en arreglar un problema que en hacerse millonario
ese hombre vale un Perú y no hay que desperdiciarlo
sino pedirle que siga creciendo lo que ha inventado
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