La confesión del nuevo juguete roto del PP
Se llama Francisco Martínez. Fue el número dos del Ministerio
del Interior, bajo las órdenes de Jorge Fernández Díaz, en el Gobierno
de Mariano Rajoy. Está siendo investigado por la Justicia, acusado de
participar en uno de los mayores escándalos de la historia democrática
española: la 'Operación Kitchen', el espionaje a Luis Bárcenas, el
tesorero que sabía demasiado.
Francisco Martínez, entonces número dos de Interior,
está en el epicentro de esa operación. Es al que acusan de dar las
órdenes, de autorizar los pagos con fondos reservados. Está imputado y
se juega varios años de cárcel por un presunto delito que sin duda no
solo él cometió.
Francisco Martínez se ha convertido en el juguete roto. En el
cabeza de turco. En el hombre abandonado por todos, y que no quiere
comerse el marrón.
elDiario.es ha accedido a un importante documento que explica bien la situación.
Es una carta que forma parte de la investigación judicial y que
la Fiscalía reproduce en el escrito donde piden que se impute a los
exministros Jorge Fernández Díaz y María Dolores de Cospedal. La carta
la escribió Francisco Martínez. Se titula "Mensajes para trasladar" y
fue encontrada en el apartado "Notas" de uno de sus teléfonos móviles.
En negrita, en varios párrafos, reproduzco la carta íntegra de
Francisco Martínez. Fue escrita el 13 de noviembre de 2019, pocos días
después de la última derrota electoral del PP.
Entre líneas, van mis comentarios para entender la confesión de
Martínez; lo que el juguete roto de la Kitchen pide al partido que le
abandonó.
FRANCISCO MARTÍNEZ: "El asunto judicial que comenzó en
noviembre de 2018 me ha producido un enorme daño personal, familiar,
reputacional y profesional. No solo me he visto expulsado de la vida
política (esto es lo que menos me importa) sino que mi mujer lleva un
año pasándolo muy mal, he perdido ofertas en el sector privado, etc.
En todo este tiempo NADIE del partido (del equipo
anterior o del actual) ha mostrado el más mínimo interés en ayudarme.
Por el contrario, solo ha habido filtraciones dando a entender que era
un problema mío. Al final es la idea que ha calado en la opinión
pública: que el llamado "espionaje a LB" fue un asunto mío…".
Martínez había sido apartado del Congreso pocos meses antes de
que escribiera esta confesión. Tras la moción de censura que derribó a
Rajoy, siguió como diputado. El nuevo equipo, el de Pablo Casado, lo
sacó de las listas en abril de 2019.
Lo que él llama "espionaje a LB" (las siglas de Luis Bárcenas)
fue una de las misiones más sonadas de la cloaca, esa policía política
que cruzó todos los límites durante el último gobierno conservador.
Al lado de este escándalo, el Watergate parece un juego
infantil. Nixon dimitió porque colocó micrófonos en un hotel para grabar
a sus rivales. El Gobierno de Rajoy utilizó todos los resortes del
Estado para atacar a sus rivales políticos: Podemos y los
independentistas. Esa misma policía política también intentó eliminar
las pruebas que Luis Bárcenas escondía y que implicaban a la cúpula del
PP en la corrupción del dinero negro, las mordidas y los sobres en B.
Todo presuntamente con dinero público y usando a funcionarios del
Estado.
Nada les parecía demasiado. Ningún reparo moral les frenó. Entre
otros presuntos delitos, según investiga el juez, llegaron a sobornar a
un delincuente común para que se disfrazara de cura y secuestrara a
punta de pistola a la familia de Bárcenas, al grito de "dónde está el
puto pen drive".
FRANCISCO MARTÍNEZ: "La semana pasada, mientras los
medios anunciaban mi imputación, JFD se daba un baño de masas
presentando sus memorias (un repugnante gesto de vanidad que le define
muy bien). Y yo me tengo que pagar mi abogado de mis casi inexistentes
ahorros".
JFD es Jorge Fernández Díaz: su superior directo como ministro
del Interior, donde le colocó su amigo íntimo, Mariano Rajoy. Cuando
estalló el escándalo y uno de los comisarios de la cloaca acusó a
Francisco Martínez de dar las órdenes de ese espionaje parapolicial,
Fernández Díaz eludió cualquier responsabilidad. "No me consta para
nada, me estoy enterando ahora", aseguró el exministro en una entrevista que enfadó a su antiguo número dos.
Al verse abandonado a su suerte, Martínez hizo lo habitual en esta situación; lo mismo que hizo unas décadas antes Rosendo Naseiro,
cuando fue cercado por la Justicia y vio que sus jefes le podían dejar
caer. Se fue ante un notario y allí presentó las pruebas de que no
actuaba solo: en el caso de Martínez, los mensajes SMS sobre el
espionaje a Bárcenas que cruzó con el exministro Fernández Díaz y que también publicamos hoy.
"El asunto que investiga la AD (al margen de que sea un
disparate lo que están publicando los medios) NO fue una iniciativa mía,
sino todo lo contrario. Recibí instrucciones MUY CONCRETAS (las
primeras, el 13/07/2013) y tuve una presión diaria para obtener y
transmitir la información".
La "AD" es la Audiencia Nacional. Y el año 2013, cuando "las
instrucciones MUY CONCRETAS" (todas las mayúsculas aparecen tal cual en
el escrito original) no es un año más en la historia del PP.
A principios de 2013, se conocieron las cuentas ocultas en Suiza
de Luis Bárcenas. El tesorero del partido empezó a ser abandonado por
el PP, que hasta entonces lo había protegido. Bárcenas se vio acorralado
y decidió contraatacar con todo lo que tenía: toneladas de información
comprometida sobre los trapos sucios de su partido. Sus maniobras de
defensa, sus amenazas de 'tirar de la manta', acabaron provocando la
filtración de los papeles de Bárcenas: la contabilidad en B de años y
años de donaciones ilegales y sobresueldos en negro a dirigentes del
PP.
A finales de junio de 2013, Bárcenas entró en prisión. Pero
desde la cárcel continuó su presión sobre el Gobierno de Rajoy; una
extorsión, en busca de protección. Pronto llegó un nuevo aviso. El Mundo
publicó los SMS que Luis Bárcenas intercambió con Mariano Rajoy cuando
se destapó su cuenta en Suiza. "Sé fuerte, hacemos lo que podemos", le
decía el presidente español.
Esos SMS se publicaron el 14 de julio de 2013.
Qué casualidad. Las "instrucciones MUY CONCRETAS" para espiar a
Bárcenas llegaron, según Martínez, justo el día anterior: el 13 de
julio. Probablemente el ministro Jorge Fernández Díaz supo unas horas
antes que era inminente esa publicación. Y el PP se dio cuenta de que su
extesorero, aun en la cárcel, estaba fuera de control.
FRANCISCO MARTÍNEZ: "A mí este asunto ni me importaba,
ni me preocupaba, ni me interesaba, pero escuché muchas veces de mi
superior que era 'el asunto más importante que teníamos entre manos'... Y
todo eso lo puedo demostrar.
Llegados a este punto, no tengo otro interés que
centrarme en mi vida personal y dejar atrás esta etapa. No tengo cuentas
pendientes con nadie ni el menor interés en perjudicar a nadie, TODO LO
CONTRARIO.
Sin embargo, no voy a permitir absolutamente ningún
perjuicio más para mí o para mi familia por esta historia. ABSOLUTAMENTE
NINGUNO. No he hecho ninguna declaración y no me interesan nada los
medios, pero si me cita el Juez seré muy claro en todas las
explicaciones y entregaré todo el material probatorio que pueda aportar.
Lo que nadie puede pretender es que sea una especie de mártir de una
causa que no era la mía, que nunca lo fue y en la que me vi involucrado
exclusivamente por lealtad y obediencia".
Es una lástima que por el momento no sepamos quién era el
destinatario de esta carta que escribió Francisco Martínez. Por el
contexto, se trata de una persona importante del PP al que le traslada
una nada velada amenaza: si me dejáis solo, cantaré. Lo mismo que hizo
Luis Bárcenas, años atrás.
A continuación, la carta cambia de estilo y se convierte en un
manual de instrucciones sobre lo que puede hacer el PP para ayudar a
Martínez y que no acabe tirando de la manta. Porque toda amenaza es
incompleta sin una exigencia a cumplir.
FRANCISCO MARTÍNEZ: "En el punto en el que estamos se pueden hacer las siguientes cosas.
Evitar a toda costa la citación dejando que este asunto
quede un tiempo 'dormido', lo cual no debería ser difícil, teniendo en
cuenta que ese juzgado está sobrecargado de asuntos y que el principal
acusado en esta pieza está MUY ENFERMO. No parece difícil dejar este
asunto un tiempo y centrarse en otros, que hay muchos y son mucho más
importantes".
El juzgado "sobrecargado" es el Central de Instrucción número 6,
de la Audiencia Nacional. Además de todo el caso Villarejo y sus
múltiples piezas separadas también investiga la trama Púnica, el caso
Lezo, los CDR catalanes…
En cuanto al "principal acusado" que está "muy enfermo",
Martínez se refiere al comisario Enrique García Castaño, alias 'el
Gordo'. Es uno de los principales imputados en toda la trama Villarejo y
fue quien señaló a Martínez como responsable político del espionaje a
Bárcenas.
FRANCISCO MARTÍNEZ: "Hay personas con una relación muy
estrecha con el titular del Juzgado (ejemplo, Zoido). También debería
haber personas con capacidad de llegar a los fiscales que están
OBSESIONADOS con esta pieza, por venganza, por afán de notoriedad (Jesús
Santos fue el preparador del fiscal Stampa)".
El titular del juzgado número 6 de la Audiencia Nacional es
Manuel García Castellón. Durante años vivió en París y Roma como juez de
enlace, en un puesto muy bien remunerado al que le ascendió en su momento el Gobierno de Aznar.
Lo de "hablar con los jueces" no fue algo que Martínez pidiese
sin más. También lo practicó. La investigación judicial recoge una
conversación por SMS entre Francisco Martínez y el mismísimo presidente
de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro. Son estos mensajes, que
aparecen en el sumario judicial.
En cuanto al fiscal Stampa, se refiere a Ignacio Stampa Fuente.
El nombre les sonará. Es el fiscal del equipo de Anticorrupción al que
hace apenas unas semanas toda la derecha acusó de actuar en connivencia con Podemos
en el llamado 'caso Dina', ese supuesto escándalo de Podemos y Pablo
Iglesias donde algunos medios intentaron convertir en culpables a las
víctimas de la cloaca policial.
La acusación contra Stampa era bastante descabellada, teniendo
en cuenta que la Fiscalía se opuso a la inmensa mayoría de las
peticiones que hizo Podemos en el tiempo en que estuvo personado en el
caso Villarejo. Ahora que se ha levantado el secreto de sumario de la
operación Kitchen, el señalamiento a Stampa –el fiscal que lleva este
caso– se entiende mucho mejor.
En cuanto a Jesús Santos, el que Martínez plantea que "hable con
Stampa", se trata de un abogado, antes fiscal, que ha trabajado en
varias ocasiones para el PP.
Que un dirigente del PP pida a su partido que presione a jueces y
fiscales no es una gran novedad. Es el modus operandi. Lo hacía
Bárcenas con Rajoy –y Rajoy le contestaba con el "hacemos lo que
podemos"–. Lo hacían Eduardo Zaplana e Ignacio González con el Gobierno
anterior.
Herramientas no le faltan al PP para presionar. Y con estas
cosas se entiende mejor las maniobras del partido para mantener de forma
filibustera su control sobre el Poder Judicial, a través de un CGPJ con el mandato caducado,
con el que pretenden nombrar a tres nuevos jueces de la Sala de lo
Penal del Tribunal Supremo, la que decide si un político corrupto es
culpable o inocente.
Para muchos dirigentes del PP, el control de la Justicia es una
auténtica obsesión. Algunos se juegan mucho: acabar con sus huesos en
prisión.
FRANCISCO MARTÍNEZ: "Es importante que el Gobierno NO
desclasifique nada más. Marlaska ha generado un gran daño mediante una
desclasificación masiva de documentos para montar un 'escándalo
político', probablemente para impresionar a su actual jefe y demostrar
que tiene el pedigrí socialista que durante años negó. Lo que deben
tener claro es que yo pediré autorización para hablar de TODO y tengo
muy claro que en el asunto que nos ocupa hubo otros servicios que
intervinieron. Si lo que se pretende es desclasificar y liberar el
secreto, será sobre TODO, no solo sobre a lo que mí me puede perjudicar.
Precisamente, mi defensa estará basada en esta liberación del secreto
sobre todo aquello que pueda justificar que yo no actué fuera de la ley y
que cumplí instrucciones que también tenían otros. Por tanto, es
importante que no se DESCLASIFIQUE NADA.
Si hay noticias en la prensa sobre este asunto, deberían hacerse declaraciones de apoyo, en lugar de 'ponerse de perfil'.
Cuando Francisco Martínez habla de "otros servicios que intervinieron" en el espionaje a Bárcenas, se está refiriendo al CNI.
Así figura también en algunos de los mensajes que Martínez llevó al
notario para acreditar que recibía órdenes de su superior, el ministro
Fernández Díaz.
FRANCISCO MARTÍNEZ: "Nos consta que desde el Ministerio
de Marlaska están pidiendo a periodistas (concretamente a El País, a
través de Óscar LOPEZ Fonseca) que hagan mucho ruido con este asunto
antes del 10-N. Convendría darles un 'toque'...".
Convendría dar un "toque" a los periodistas. Todo muy respetuoso con el derecho a la información.
FRANCISCO MARTÍNEZ: "Es totalmente injusto que yo pague
de mi bolsillo el abogado (de momento, 12.000 euros). Creo que este
gasto debería sufragarse de otro modo".
El exsecretario de Estado, a su manera, tiene razón. Si durante años el PP gastó más de un cuarto de millón de euros en la defensa judicial de Luis Bárcenas, ¿con qué argumento negarle el pago del abogado a él?
FRANCISCO MARTÍNEZ: "El desastre que supuso la detención
del Yeti lo provocó FSR, con pleno conocimiento de SSS y bajo la
pasividad total de Zoido. Que nadie pretenda ahora que este problema es
mío".
"El Yeti" es uno de los muchos apodos del
comisario Villarejo. "FSR" son las iniciales del anterior jefe del CNI,
Félix Sánz Roldán. Y "SSS", las iniciales de la exvicepresidenta Soraya
Sáenz de Santamaría": la que mandaba en el CNI.
"Que nadie pretenda ahora que este problema es mío", termina su
carta el juguete roto de la Kitchen. En eso tiene toda la razón.
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