jueves, 17 de septiembre de 2020

Antonín Dvořák: Requiem (Dies irae, Tuba mirum)

    


Requiem por una época que ha muerto y que ya debemos enterrar y revisar a fondo para que no se repita nunca más. Todas las cosas que comienzan tienen un final, hay que admitirlo por mucho que moleste a los que viven de sostener el cuento, también la historia más triste y dolorosa como la española hasta ahora, debe tener un the end imprescindible. Nadie la ha matado, ella sola se ha ido agotando y destrozando en el  tiempo siendo víctima de sí misma, de su incapacidad para asumir los tiempos, la adaptación evolutiva a lo más sano y justo de la vida, el crecimiento de la conciencia singular y colectiva. Tenemos la metáfora pedagógica en el mismo caso de la muerte interminable del dictador y el absurdo  del Valle de Los Caídos, en  el follón con el traslado del fiambre, en la melancolía ritual de los fósiles,en el rescate del Pazo de Meirás, en el susurro in crescendo de la propia vida, que abre caminos hacia otros horizontes que ya no son tenebrosos ni amenazantes, malos ni masones ni rojos ni azules, ni verdes ni negros ni terroristas ni rompepatrias...ni enfermos mentales disfrazados de generalísimos con complejo de mesías topoderosos paseando en procesión por los pasillos de las catedrales, flanqueados por una iglesia católica que no paga el IBI, es mantenida "milagrosamente" por un estado laico y aconfesional y se inmatricula tan ricamente todo lo que haga falta sin que ese estado laico y aconfesional tenga nada que objetar, por si se enfadan los testaferros de la infinita y eterna trasición, que se alimentan como los vampiros chupando la sangre democrática y forrándose a costa del negociete y sus rehenes. Está claro que una melodía coral como el Dies Irae de Antonin Dvorak, viene al pelo para ir despidiendo el cortejo funerario de tan largo recorrido histórico que ya hasta parece natural y litúrgico/celebrativo como irse de tapas, los carnavales o las corridas de toros.O sea,  tipical Spanish."Lo nuestro" y olé.

Y no, esto no va por la devoción meapilista marcaespaña fashion sino por la vida y sus caminos, por el peregrinaje de los antiguos canteros celtas del Neolítico desde Normandía y Bretaña al Finisterrae, que luego se prolongó como Camino de Santiago, ese que no va a caballo sino humilde y sabiamente a pie, que depende de la acogida y al cariño que va encontrando cada día y que no "cierra España" sino que desde la antigüedad más remota la abre de par en par a todo conocimiento y experiencia compartida,solidaria y devota, sobre todo, de la luz y su energía que acompaña a todo caminante que decida emprender un camino hacia el Ser más que hacia el tener, comprar, vender, poder y presumir. 

El mundo que está naciendo va por ahí. Por aprender a tallar con belleza y utilidad las piedras de cada día y hacer de ellas una nueva vía transitable para quienes vienen detrás. Como en su día los maestros celtas druidas, y tras ellos los apóstoles de la nueva energía del evangelio sin dogmas impuestos ni luchas entre rivales, que aun estaban sanos y sin manipular siguiendo la palabra del Maestro de Corazón, son los buscadores de tesoros que nunca se agotan, que nutren y fortalecen en todos los planos de la vida. Estamos entrando globalmente en ese estado colectivo, la pandemia y los problemas que ha provocado nuestra civilización analfabeta en lo fundamental y muy enterada en lo prescindible, nos van dando pistas para superar el estado entrópico a que nuestra indigencia evolutiva ha dado lugar. Lo primero es enterrar a los muertos, decirles adiós para siempre, aceptando la realidad,  y comenzar a reescribir nuestra nueva historia de cada día, a estrenar, respiro a respiro, paso a paso, mano a mano, codo con codo...¡Qué simbólico el saludito en la pandemia, a que sí! 

 Feliz funeral de lo que ya no es ni puede seguir siendo porque nunca fue lo que decidimos ni pudimos elegir juntos en libertad responsable desde una conciencia que entonces no teníamos, y feliz reencuentro, familia hispana y planetaria, en la que todos y todas tienen la misma nacionalidad: hijos e hijas de la misma Vida.

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