Gracias, Iñaki, un día más. Ojalá pasen página de una vez y sin pretensiones de algo más que no sea la urgencia cada vez más apremiante de soluciones lúcidas, justas e inteligentes y acabar así con la desesperación de la inmensa mayoría de madrileños y españoles en general, porque la cerrazón y la irresponsabilidad de unos liderazgos inadecuados y ya deplorables, no es patrimonio de Madrid solamente, afecta al estado en su conjunto, a su credibilidad, a la adultez de su democracia, a sus garantías mínimas de dignidad y sentido del deber.
El estado es una construcción arquitectónica psicoemocional comunitaria en la que se emplean diversos materiales, no puede ser todo solo de cemento, ni de piedra ni de cal, ni de ladrillos amontonados o losetas sueltas, sin una argamasa que los una. Esa sustancia no es la sola voluntad del arquitecto ni del maestro de obras, ni de los albañiles a su bola, ni de las leyes a rajatabla, ni el dinero a espuertas, esa argamasa imprescindible es la ética que tiene la sabiduría pragmática de unir sin destrozar. Y la prueba definitiva de su calidad, de su valía y de sus garantías es el estado del pueblo. La potencia organizativa de su cultura social, de sus valores morales, de su autoexigencia, de su honestidad transparente, de sus sentimientos y su conciencia colectiva. Si esos ingredientes no cuentan ni se ven ni se valoran en la escuela ni el trabajo ni en la familia, ni en las universidades ni en la economía ni en las religiones ni en las relaciones interestatales, los países mueren como realidad humana, se convierten en autómatas talleres de mecánica, porque han perdido el alma y sin alma no puede haber conciencia y sin conciencia no hay radares que capten las ondas de la vida, del ser,de la creatividad inteligente, del comprender, del empatizar, que es simplemente, ponerse en el lugar del otro a la hora de condenar y demoler lo que se desprecia porque no se entiende y por eso se teme y se combate, en vez de escuchar, respetar, valorar lo mejor para todos y lo más sensato, por encima de quien lo aporta, y cooperar con lo mejor de la diversidad de cada uno, consultando a la sociedad las decisiones más importantes. Para eso está internet.
No se puede gobernar sin pifiarla, haciendo de la capa institucional un sayo totalitario/desmadrado y tratar al mismo tiempo de vender la cabra al resto de Europa y del mundo, de que se es una democracia modélica...con una transición de manual que, en realidad, ha gestado como resultado esta patética jaula de grillos enloquecidos, que precisamente no son la ciudadanía sino sus alucinados guardianes del centeno.
Menudo reto. ¿Podrán afrontarlo mano a mano entre Rompetechos y Barbie Barullosuperstar desde la 13 Rue del Percebe en crisis?
Qué momentazo, xd!
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