Impecable, Iñaki. Lo de Ayuso y las banderas no es politización es hiperideologización supertorpe. Tripasfilia pura y dura. Manipulación de fachadas y trampantojos tapacalamidades ya intapables. La política no es teoría, ni teatro ni lavado de cerebro ni buscar estrategias torpemente sofísticas para camuflar irresponsabilidades ya inocultables sin más intentos de ninguneo y culpabilizaciones estúpidas que recuerdan las carreras a ciegas de las cucarachas cuando pilladas in fraganti encuentran en su camino el chorro directo del insecticida, una realidad aplastante e inevitable.
La solución de Madrid no está en que Ayuso se expplaye con las mismas monsergas que empleó al revés cuando el Gobierno estatal quiso decretar el confinamiento en Madrid y el pp con VOX y C's pusieron el grito en el cielo reclamando el derecho a suicidarse colectivamente por pandemia bendecida, ellos tan picajosos con la eutanasia... Ahora, con las consecuencias de sus "libertades" a cuestas resulta obvio que el Gobierno de España lo único que ha hecho ha sido cumplir la Cosntitución y atender la petición de una autonomía que decidió elegir el dinerete y las finanzas por encima de las vidas humanas, igual que hizo arrinconando abuelos de poco rendimiento económico, en favor de la atención a jóvenes más rentables a la hora de auxiliar y atender contagiados por el Covid-19.
La mejor cooperación del pp al estado general de alarma y precaución debería ser la dimisión voluntaria de Ayuso o en su defecto, la orden expresa y clara de su partido para sacarla del marrón, como han hecho con Cayetana Álvarez en el Congreso.
La discapacidad gestora manifiesta de esa pobre mujer utilizada por su partido como testaferro en la Comunidad de Madrid es una verdadera vergüenza y no solo para el pp, para toda la sociedad. Recuerda a algunas familias pobres de los años 50 que explotaban a sus hijos deficientes poniéndolos en las esquinas a pedir limosna, con la lluvia, la nieve del invierno o los calores insoportables del verano en Castilla cayéndoles encima mientras el padre o el hermano mayor recogían la calderilla y se la gastaban en el bar de la esquina o en cigarrillos sueltos en un kiosoko. La cara más horrible de la mugre hispana también existe y no deberíamos silenciar esa realidad. Y lo más grave, sobre todo, es no caer en la cuenta de ese proceso repugnante y convivir con él como lo más natural.
La visita de Sánchez a Ayuso en el día de ayer fue como si el presidente hubiese ido a visitar benévolamente un centro de enfermos psíquicos, presidido por la enferma más enchufada, que no es específicamente la más lúcida, sino la que la dirección del centro ha querido poner al cargo, porque es obediente y no se opone a ninguna orden que venga del cotarro que la utiliza y le da un trato especial por el servicio. Fue como ver un capítulo de Pesadilla in the Kitchen. Y al mismo tiempo la confirmación de que en el pp no se puede esperar nada mejor de lo que hay. O sea, nada.Su juego idiota (no es un insulto, -idióthes- en su griego original designa a quienes todo lo centran en sus cosas exclusivamente, viven para lo particularmente suyo, y no ven nada más) es lo único que les da sentido como secta pseudopolítica. Ni más ni menos. Como dice Jesús en el evangelio: al árbol solo se el conoce de verdad por la calidad específica de sus frutos. Una morera no pueda dar espárragos. Un pp tal y como está solo puede dar Casados, Ayusos, Teodoros, Marianos, Villalobas con la tablet, Cayetanas, Aznares y Botellas, Cifuentes, Aguirres, Cospedales o Sorayas y como envases del conjunto las cloacas y demás aderezos ad hoc.
La iniciativa del encuentro es genial, pero nada se puede hacer si la mitad de los 'encontrantes' no se entera ni comprende la situación ni se le ocurre nada mejor que acusar a los demás de sus propios disparates y a eso lo llama rebeldía, resistencia y valentía. En realidad, solo ha sido un esperpento. Pobre Ayuso, en la ONCE tendrá un buen futuro con esa vista de águila emprendedora. Pero sobre todo, pobres madrileños secuestrados por ella y sus jefes.Ainsss! Esperemos que se planten y le hagan lo mismo que en la invasión napoleónica le hicieron a José Bonaparte, (Pepe Botella, que para colmo dicen las crónicas que era abstemio, ay, ese Madrid siempre acertando en las quinielas): mandarla a casa,comme il faut, antes de que sea demasiado tarde!
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