martes, 29 de septiembre de 2020

La voz de Iñaki Gabilondo | 29/09/2020 | Desobediencia institucionalizada

   


Bueno, esta pírrica decisión sobre Torra forma parte del esperpento hispano/centralista del estado imaginario que la costra política institucional que mangonea mucho más que gestiona y coopera a la gobernanza, se empeña en mantener en pie, mucho más por caciquismo y tripas que por democracia e inteligencia. Es muy triste que esto suceda pero lo es mucho más el que ya lo contemplemos como algo natural y propio de un estado más lamentable que otra cosa. La sorpresa y el escándalo social hubiese sido que no se castigase la desobediencia de Torra por poner unas inofensivas pancartas que no le molan al estado cuyo representante principal ha sido durante la tira de años un rey chorizo, desobediente de sus propias responsabilidades, poniendo cuernos a su mujer a diestro y siniestro y escapando de la justicia y de todo lo que le pudiese resultar difícil  de explicar, y que además se hubiese castigado con el mismo rigor la obediencia repugnante de las cloacas como sistema político y jurídico, parlamentario, policial y lo que haga falta. O sea que si una pancarta en un balcón de la Generalitat catalana pidiendo un fererendum es un delito horrible desobediencia, no lo es que el barbas alias "el asturiano", Presidente del Gobierno Central, se ponga las botas a base de sobres...mientras estaba dejando a las familias españolas en la miseria. Torra de momento ni se ha corrompido, ni ha robado, ni le ha dicho a su íntimo amigo experto en charcutería genovesa que sea fuerte, no ha bendecido ninguna Gürtel, ni se se corrompido hasta las trancas solo y en gruppo. 

Esta justicia del apaño no da la talla para el respeto ni para que alguien en su sano juicio la tome en serio. Sólo es una especie de maldición ética y democráticamente descoyuntada , que como la pandemia va haciendo estragos por donde pasa y nadie puede con ella ni hay remedio alguno que le pare los pies. Ella se lo guisa y se lo come todo. Está lejísimos de esa humanidad a la que juzga con parámetros que solo ella se saca de la manga y no le explica a nadie porque para eso es un fenómeno paranormal en la estructura del estado: dice que es independiente pero en sus decisiones demuestra constantemente que su independencia es una entelequia puesto que depende de los senadores mayoritarios de cualquier partido político que adquiera antidemocráticamente esa desajustada cualidad, que da lugar a que el partido que sea determine a qué ladp de la balanza se va a inclinar una justicia de tal calaña. 

Una 'Justicia' que desobedece el bien común de la sociedad que la padece, pero obedece ciegamente a los ppolíticos corruptos que nombran magistrados, jueces y funcionarios que les "deben" los cargos en ascenso, el status in cescendo y los sueldos a juego, ¿se puede llamar justicia? ¿No sería mucho más adecuado llamarla mercadillo de intereses y fraude leguleyo legalizado e impuesto por las mismas mañas tardodictatoriales maquilladas  de "democráticas" que nos impusieron también la monarquía  usando el miedo y la amenaza constante, hasta inventarse el golpe de estado del 23F para endiosar y lavarle la cara al mediocre que nadie quería como jefe del estado, nombrado para sucederle por el dictador, al que esa Justicia siempre obedeció como lo más normal, condenando a la pena de muerte también por desobediencia a un montón de españoles, solo por pensar distinto y decirlo? ¿Justicia, seguro? Más bien una vergüenza, hasta en Europa, donde España sigue siendo el basurero de la democracia, dela igualdad y de la libertad fatalmente entendida y del destarifo más zafio y ruinoso, por los siglos de los siglos.

Con esa estúpida sentencia, la Justicia filoenjuague está consiguiendo, justo, valga la redundancia, todo lo contrario: si quería castigar y dejar a Torra por los suelos y a Catalunya hecha un pincel monárquico por la gracia de dios, lo acaba de convertir en un héroe de la resistencia catalana, al condenarlo por una estupidez colosal mientras deja libres y a su aire a los púnicos, gürteleros, brugaleros, tauleros, kitcheneros y cloaqueros en general. Esa sentencia surrealista acaba de colocar al President -que no es ningún Trajano ni un Richelieu- a unas alturas muy por encima de Puigdemont que al salir cortando y abandonar a los compañeros del parlamento, perdió totalmente el glamour y la credibilidad para siempre. Nunca será un Companys ni un Tarradellas, ni un Oriol Junqueras, ni un Jordi Comín, y después de este lance estratégico ni siquiera un Torra. Puigemont está a la misma altura moral que la Justicia española de alto birrete, pero Torra es impecable hasta ahora, no tiene ni un sólo borrón en todo lo que los jueces supremos y sus mecenas están hasta el cuello. Y además, no tiene miedo ni prejuicios. En fin, a veces las injusticias que defienden las monarquías insostenibles son la mejor demostración de los porqués imprescindibles  de una buena república federal. Por muy horrible que pudiera ser la Catalunya indepen, nunca será tan horrible, estrepitosa y estúpida como esta ensaladilla de desvergüenzas a tutiplén en que ahora estamos rebozados, tanto Catalunya como el resto del estado, talmente cual croquetas en las manos bulímicas de lo más carca, retrógrado e indecente. Ains!!!

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