jueves, 20 de diciembre de 2018

Y otro día más las inagotables crónicas del bla, bla, bla...




Una normalidad de lo más anómala

Que el jefe del Gobierno de España y el presidente de la Generalitat se reúnan es normal, pero hacerlo en Pedralbes y no en el Palau indica voluntad de cubrirse


Una normalidad de lo más anómala. Las artes sinuosas de la diplomacia han entrado en juego. Que el jefe del Gobierno de España y el presidente de la Generalitat se reúnan es normal, pero hacerlo en Pedralbes y no en el Palau indica voluntad de cubrirse para que la cita no sea ni oficial ni extraoficial sino todo lo contrario. Que el Consejo de Ministros se celebre fuera de la Moncloa no es frecuente, pero también es normal. No lo es tanto, sin embargo, la reunión de ministros y de consejeros, no de todos, de algunos. Rozando la bilateralidad, pero solo rozándola. Anómala, sobre todo, el tiroteo dialectico previo con acusaciones brutales que hemos oído y leído en los medios y parlamentos de aquí y de allí. Sánchez traiciona a los españoles pues se reúne con un golpista; Torra traiciona a los catalanes pues se reúne con el representante del Estado que oprime a Cataluña; Sánchez y Torra se unen ante la amenaza del fascismo que se acerca; este Consejo de Ministros es una provocación; Torra quiere que haya muertos.
Estas cosas ya indican la gravedad del momento. Sería más que suficiente para justificar el acercamiento a Cataluña de un jefe de gobierno. Pero es cierto que esta aproximación pierde altura de miras porque la acompaña un objetivo tan interesado como encontrar apoyos para los presupuestos. Ahora toca esperar a lo que pase hoy y mañana y al tercer acto fundamental: las interpretaciones, que en los tiempos que corren importan tanto como los hechos, las interpretaciones políticas y mediáticas del día 22 y siguientes.

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La 'normalidad' usada como eufemismo solo es una trampa, miel para moscas que se quedan atrapadas en el tarro y mueren abducidas por el mismo dulzor que persiguen atrapar; atrapadas por lo atrapado  y por no distinguir el tirón normal del instinto, de la inteligencia que nace con el mismo instinto pero lo supera y lo gestiona ad hoc.
Dice el refrán que por la boca muere el pez y el necio por su idiotez. Ayer las lenguas par-lamentarias de la ultra-inquisición  dieron una vez más su  recital acostumbrado  de sesera cantamañanas en eterno proceso simulado y diferido siguiendo escruppulosamente las reglas de su juego. Sólo suyo y de nadie más, sólo faltaba... bueno, ahora, en honor a la verdad, compartidas mucho más de cerca con riveras naranjitas y abascales verduscas. Que dios los cría juntos y ellos se van separando para ayudarse mejor desde fuera, que desde dentro no se distingue adecuadamente el mérito de cada uno.

Si el espíritu de Hugo Chávez, q.e.p.d. apareciese por el hemiciclo españolazo, diría que "aquí huele a asufre". Vaya que sí. Atufa hasta por la tele. Las ganas de machacar al Gobierno y cualquier cosa que  el gobierno pueda aportar, -y cuanto mejor sea la propuesta, mucho peor es la acogida, -pura doctrina Rajoy;  un ppeppero  comodiohsmanda  nunca se sale de sus cánones- son cada vez más desaforadas, gritonas, destarifadas, estrafalarias y hasta contradictorias consigo mismas. Fractales del disparate. Hologramas del gatuperio. Ver a la derechona hecha un basilisco todos los días, desencajada, llena de alucinaciones y hueca de todo lo demás, mucho más aun de lo "normal", nos traslada instantáneamente y sin poderlo remediar a las descripciones del Infierno dantesco en La Divina Commedia. Vamos, un scanner clavaíto

Qui poria mai pur con parole sciolte
Dicer del sangue e delle piaghe appieno,
C'hi' ora vidi, per narrar più volte?
Ogne lingua per certo verria meno
Per lo nostro sermone e per la mente
C'hanno a tanto comprender poco seno.

                         Inferno. Canto XVIII      


 Sigo pensando que me parece genial la iniciativa de cualquier acercamiento, por modesto que sea,  entre Catalunya y el Gobierno. Ojalá el acercamiento fuese lo normal y cotidiano entre política de salón y política de pies en tierra (Ay, Pepe Mujica¡que crack!). Es más, cuanto más modesto y menos rimbombante, más fácil y fructífero será cada encuentro. La Naturaleza es la mejor maestra. Las semillas para fructificar necesitan, además de buena base, hundirse en el silencio aparente de la tierra para poder abrirse y crecer hacia arriba. Un óvulo fecundado, para seguir vivo, necesita la serena e invisible acogida del seno materno y no hacer reportajes en el Hola o en Equipo de Investigación para informar en directo a todo el mundo de cómo hace su labor, porque entonces ya no habría labor que hacer, se habría destrozado el proyecto. Como cuando se abre el horno mientras se cuece un souflè o si la policía da detalles a los medios sobre cómo está llevando una investigación muy importante y dice por la tele  cuándo y dónde van a detener a un asesino en búsqueda y captura.


Puede que algún día la prudencia de los más sabios y, por ello,  discretos, logre instruir el bocachanclismo de los más necios. Esos que confunden la transparencia y la actualidad con ser un sacamuelas y la calma, el silencio y la discreción imprescindibles para lograr la consistencia y el sentido de las cosas, con la opacidad y el ocultismo.

Hay veces en que el mantra del intermedio es oro: calladitos se está muuuucho más guapos cuando lo que se dice no aporta nada y además con sus sugerencias puede jorobar, empeorar y hasta reventar proyectos vitales, con especulaciones frívolas al pairo de las que luego nadie se acuerda a los cuatro días, pero que han cumplido la orden del consentimiento teledirector: frustrar soluciones y favorecer la nada, crear desconfianza, malos rollos y mugre especuladora siempre en el peor plan. Que todo se remueva y se altere para que todo siga igual. El dogma de Tancredi en Il gatto pardo. Convertido con los años en la doctrina del shock en todo su desastroso esplendor.



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