viernes, 21 de diciembre de 2018








Arcadas

Más allá del dolor, y de la rabia, la muerte de Laura debería promover muchas reflexiones



Laura Luelmo fue asesinada por un desconocido que identificó una víctima fácil, sin familia, sin amigos, en la profesora que acababa de llegar al pueblo. Laura salió a correr a las cuatro de la tarde, vestida con un chándal. Su asesino había abandonado la cárcel sólo dos meses antes. Más allá del dolor, y de la rabia, la muerte de Laura debería promover muchas reflexiones. En primer lugar, de quienes criminalizan a las víctimas de las agresiones sexuales porque estaban de fiesta, porque iban borrachas, porque llevaban minifalda. En segundo lugar, de quienes distinguen grados en la violencia contra las mujeres, según la relación entre la víctima y el asesino. En tercer lugar, de quienes siguen hablando de violencia doméstica o inherente al ámbito familiar. A Laura la secuestró, la violó y la mató un desconocido porque sí, porque era una mujer, porque él era más fuerte, porque podía hacerlo y lo hizo. A partir de ahí, debemos abordar un problema muy difícil, que implica a toda la sociedad y para el que no existen soluciones sencillas a corto plazo. Pero lo que no debemos tolerar, lo que resulta verdaderamente insoportable, es que Casado agite en el Congreso la prisión permanente revisable para hacer campaña electoral sobre el cadáver de Laura, que Vox se desdiga de su doctrina del yihadismo feminista para pescar votos en las redes sociales, culpando al PP y al PSOE de su muerte en un alarde de inmoralidad sin precedentes. La nueva extrema derecha española produce arcadas. A este paso, cualquier cordón sanitario se quedará demasiado corto.

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La obsesión por el feminicidio no tiene más explicación que la falta absoluta de responsabilidad civil y social, privada y pública, reflejada en unos comportamientos deformados por la bestialidad, en unas emociones e instintos que solo se explicarían en un manicomio penitenciario para casos perdidos o en los abrigos del Paleolítico Superior, cuando la humanidad había perdido ya la nobleza de ser solo animal para convertirse en híbrido entre la animalidad primaria y la humanidad incipiente , la una en declive y la otra aun en sus orígenes.
 Se supone que no se evoluciona todos y todas a la vez por remesas temporales exclusivamente , sino que como la Historia y la Antropología nos explican, unas culturas se interesan más que otras por eso de mejorarse a sí mismas. Por ejemplo, mientras en España solo había tribus sueltas campando a su bola, en Grecia ya había filosofía, ciencia y democracia, aedas historiadores como Homero, poetas como Safo o Anacreonte y teatro para todos en versión trágica o cómica, que era como ir al psicólogo para la comunidad social durante unos cuantos siglos a.d.c y aun sigue siendo así en muchos casos, y además ampliado a partir del siglo XX mediante el cine.

Las civilizaciones se han multiplicado,se han heredado, reformado, reinventado y el mundo ha ido avanzando hacia diversas manifestaciones humanas y planos evolutivos. Pero a veces, sobre todo cuando paso largas temporadas fuera de España y regreso, tengo la sensación de salir de la civilización normal y en demasiados aspectos regresar al Pleistoceno, al Jurásico y con mucha suerte, a la Caverna de Platón y a los peores momentos del Imperio Romano o Mesopotámico, Chino, Indio, Hitita o Egipcio, Inca, Maya o Azteca o Mongol.
Al parecer en España ese estado se ha hecho crónico mayoritariamente, va por libre en plena independencia unilateral y no se vincula con la basura que se ha ido asimilando como 'normalidad' a  lo largo de centurias, pero que aun llama más la atención en una época donde hay acceso a la alfabetización de las conciencias, a la pedagogía de la salud emocional y mental, además de física. 

Para una sociedad medianamente sana, el acceso a la tecnología de la información, a las redes sociales y al mundo sin fronteras del conocimiento , debería haber supuesto una oportunidad de oro para adquirir lo que tal vez nuestra historia y sus circunstancias no nos haya podido conceder en su día, -es un atenuante que quiero imaginar, aunque en realidad estoy convencida de que una misma es la autora de sus decisiones y afinidades electivas como diría Goethe-. Y por más vuelta y vuelta que le doy a la manivela de la reflexión no acabo de encontrar exactamente el mecanismo concreto dañado en nuestro sistema funcional patriótico, parafraseando una canción de El Niño de la Hipoteca se diría que al corralón patrio la grandeza que le sobra es la pieza que le falta,  y que es una entelequia y un misterio cada día más infumable el modo en que piensa superar su fecha de caducidad mientras los años pasan para el mundo dando nueva vida y abriendo horizontes, en la España que la derechona adora y mantiene como patrimonio inmutable los años se quedan empotrados , y llevan atascados, como mínimo, desde Don Pelayo para acá sin que ningún preboste ad hoc, eche de menos algún elemento renovador. Está claro que tanto deterioro por mucho que se simule y se difiera, acaba por hacerse, primero  cartón piedra con  placas que se desprenden, luego se repara y forma escamas de barniz que saltan y si las pegan es peor porque se ven más y encima brillan en medio del desguace, como diciendo: mirad mi maravilla, mi marca, ese Spain is  different que me corroe y me autopropulsa sobre mis propios mecanismos  para estrellarme mejor, mis queridas Caperucitas.

En semejante desastre, lo "normal" es acabar siendo monstruosos cuando desde chicos te están contando que eres el puto amo, como en la reconquista y en la hispanidad, y que las tías están ahí para que las manejes a tu gusto, que tu mamá te mima mientras tu papá la maltrata como la cosa más natural y si ella va a la parroquia o al juzgado de guardia para pedir ayuda -en el caso de que ella misma no esté convencida de que seguramente se ha merecido los palos del marido o del padre por alguna metedura de pata sin querer (esto es cierto, lo he presenciado más de una vez)-, se encuentra con que el juez y el cura, le van a decir lo mismo: eso son riñas de pareja sin importancia, déjalo pasar y ya verás como todo se arregla con la voluntad de dios, tú perdona setenta veces siete y ya verás que si en un exceso de cariño, a tu marido se le va la mano y te manda al otro barrio, te vas al cielo derechita y sin pasar por el purgatorio... ¡fíjate! ¿Justicia?¿respeto?¿derecho a seguir viva?¿dignidad?¿feminismo? Vamos, anda, deja de decir tontunas y sienta la cabeza. Acepta la realidad y no hagas bobadas reclamando imposibles, que vas a parecer una femen de esas desvergonzadas que salen en bolas como furcias. Tú eres buena chica y nunca has dado que hablar...

Si en España el primer partido de la oposición, la iglesia y los jueces  están en esas tesituras ¿cómo estarán los delincuentes? y ¿qué protección y garantías pueden tener las mujeres acosadas y los niños y niñas en peligro de muerte?
¿No tendrá algo que ver ese estado de barbaridad permanente e in crescendo con una 'educación' que solo deseduca, que carece de valores pero rezuma dogmas aberrantes, prejuicios y atrocidades hechas 'normalidad' y complejos de inferioridad escondidos bajo la chulería, la soberbia patriarcal y la prepotencia? 

¿Qué hacía en la calle tras salir del trullo el asesino de una mujer  dispuesto a matar más mujeres, y abandonado a su aire, como si el estar en prisión unos años de castigo, lejos de mejorarle no le hubiese empeorado y dado más tiempo de ocio para perfeccionar sus maldades y a la salida superarse a sí mismo, porque la carga de odio se ha multiplicado y como si el contacto con más delincuentes en prisión no le hubiese perfeccionado la técnica matarife? 
Pero claro, la justicia no está para estas pequeñeces sino para disputarse los cargos mejores, y para enchironar políticos desobedientes, que solo han cometido el delito de disentir y querer que se vote y votar, precisamente para intentar librarse de vivir en un estado capaz de tolerar y hasta promocionar la violencia como cultura, fiesta nacional, manadas urbi et orbe,  y violencia como  modus operandi cuando algo se tuerce y molesta. 

El asesinato de Laura Luelmo es otra demostración más de la miseria en que estamos inmersas. La reacción de muchos habitantes del pueblo onubense donde se ha cometido el crimen, lejos de ser un ejemplo cívico de solidaridad y empatía, es degradante, y  está a la misma altura ética y cívica de su paisano asesino: te vamos a matar, criminal, gritaban ayer y pintaban en los muros. ¿Qué garantías hay de que esas amenazas no sean la 'normalidad' en la que se "educan" los españoles? Es la misma reacción que odia y acosa, y que es capaz de matar por una opinión política distinta, por un negocio mal llevado, por una sospecha, por celos, por dinero, por las lindes de un campo, por una se separación, por la custodia de unos hijos que en realidad no se quieren si se matan porque no son propiedad privada del padre...
Es la misma reacción autómata  e instintiva que la del pp: cadena perpetua envuelta en el eufemismo caprichoso de "prisión  indefinida revisable" como si la cárcel fuese la panacea para todos los males y no su elemento multiplicador. 
No, pp, no es por ahí. El mal que se reprime y no se cura ni se soluciona tratando una por una a las personas afectadas, aumenta aunque lo escondas detrás de los muros de la prisión, o precisamente por ello, crece exponencialmente cuando la sociedad ha perdido el alma y no la encuentra ni la busca porque ni siquiera la echa de menos.

Los asesinos también son seres humanos y hermanos nuestros. Ya sé que suena muy duro decirlo, pero es la realidad. En  muchas familias tienen esa experiencia: algún garbanzo negro o dos, como en el caso de los mellizos de Huelva, los dos asesinos. Algo debe haber en un caso tan raro ¿ serán los genes, la educación, el ambiente, particularidades que no conocemos? Por ello deben tener un tratamiento y un estudio psiquiátrico en profundidad, algo que redundará en el bien de toda la sociedad. 
No son delincuentes comunes, sino un peligro público desatado mientras no se tenga localizada la causa de su tendencia criminal. Y en los casos en que no sea posible una rehabilitación, hay que internarlos en un psiquiátrico penitenciario donde puedan estar bajo cuidado médico, trabajar y estar en contacto con la naturaleza en vez de encerrados. Por ejemplo, en la prisión de El Dueso en Cantabria, el penal tiene grandes extensiones de vegetación que son muy saludables para los tratamientos   de ese tipo. En vez del palo largo y mano dura para evitar lo peor como cantaban las Jarcha al fin de la dictadura, es posible que la solución sea menos desastrosa y no  a la misma altura que el delito cometido. El castigo de un asesinato no puede estar al mismo nivel ético del asesino, porque entonces los que "hacen justicia" serán tan peligrosos como el criminal y aún peores porque ellos no actúan desde la pulsión o la enfermedad psicoemocional, sino por ley.
Una sociopatía en el poder y gobernando nunca podrá ayudar a mejorar a los psicópatas que la amenazan, porque seguramente son producto de ella misma, sus criaturas frankstein.

Hay ya demasiadas Lauras Luelmo en  la lista del horror como para plantearse que algo se está haciendo muy mal en España desde la base educativa y no es culpa de Pedro Sánchez ni de Zapatero, sino de esa mentalidad miserable que no distingue la fiesta nacional de un país del asesinato de animales y considera que la caza para divertirse matando es un deporte. Es muy fácil ser cruel con cualquier ser vivo y querer dominarlo y exterminarlo si le molesta, cuando a un pueblo solo se le educa para poseer y ser poseído, para acción y reacción, para obedecer a las hormonas más que a la mente sana y al corazón, o sea el alma, los sentimientos y la conciencia.

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