lunes, 17 de diciembre de 2018

Almudena, carinyet, no etropees ahora tu preciosa 'ingenuidad' que es más necesaria que nunca. Lo importante es que el hartazgo catalán está operando milagros porque el independentismo silvestre ha saturado ya a más catalanes que castellanos. Se trata de que el destarifo recupere el oremus sin que nadie tenga que perder lo mejor de su talante y para colmo ganase la derechona hasta en Catalunya. Parece que amainan los malos vientos de la chifladura y que la cosa no acabará tan mal como quisiera ese surrealismo destroyer y cada vez más fuera de lugar y tanto padecer para nada...La quedada del 21 saldrá mejor de lo que muchos esperan y precisamente los catalanes normales se están empeñando en ello con lo más sensato del estado. Lo conseguirán, se suelen llevar muy bien con el seny y no se merecen esos constantes golpes bajos, torpes y a destiempo

Ingenuidad




Los CDR durante el corte de la AP-7 en L'Ampolla (Tarragona).rn
Los CDR durante el corte de la AP-7 en L'Ampolla (Tarragona). Europa Press
Escribir implica posicionarse frente la realidad, pero la realidad no siempre devuelve el guante. Los acontecimientos pueden desarrollarse en una dirección tan imprevista que muchas de mis columnas, con el tiempo, me parecen tontas, erróneas o ingenuas. La de hoy es distinta. Hoy soy consciente de que escribo desde la ingenuidad pero, a lo peor, no tendré más oportunidades. A estas alturas, parece evidente que los independentistas catalanes no aprecian nuestra compañía. La de quienes, fuera de Cataluña, pedimos un referéndum legal, criticamos las cargas del 1-O y la aplicación del 155, nos manifestamos a favor de la libertad provisional de los líderes presos, recibimos la formación del Gobierno de Sánchez como una buena noticia también para el conflicto catalán. Eso fue antes de Eslovenia, de la irrupción de Vox, de la llamada a las barricadas de los CDR. Ahora hemos aprendido que lo que nos parecía una locura —que un porcentaje considerable de la población respondiera al discurso patriotero de las banderas— era una carga de profundidad destinada a estallar con éxito. En eso también fuimos demasiado ingenuos. Tal vez el exceso de ingenuidad se acumula en el aparato digestivo de las personas para pudrirse lentamente y convertirse en otra cosa. Tal vez eso explique la transformación que se ha operado dentro de mí para provocar una reacción que no me gusta, pero existe sin mi permiso. No sé si los independistas catalanes creen que les conviene el hartazgo de quienes más se han esforzado por comprenderles. No sé si piensan que van a llegar más lejos poniendo en peligro a un Gobierno progresista y favoreciendo el retorno de la derecha al poder. Ni siquiera sé si se han dado cuenta de que cada día nos caen más gordos.

No hay comentarios: