Tras 13 días de negociaciones maratonianas (las más
importantes desde que se firmó el Acuerdo de París hace tres años), la
cumbre del clima en Polonia ha terminado este sábado con
un acuerdo que sabe a poco. Muy poco. Mucho menos de lo esperado y de lo que necesitamos, ante la gravedad de la
amenaza global que representa el cambio climático.
Los gobiernos han defraudado al mundo otra vez. Los
representantes de 197 países no han llegado a un compromiso firme de
reducir las emisiones para lograr
mantener el calentamiento global por debajo de 1,5ºC. En un año marcado por los
desastres climáticos y la terrible advertencia de los mejores científicos del mundo de que
quedan 12 años para salvar el futuro del planeta y no superar la meta de 1,5 grados en la temperatura global, no han hecho lo que todos esperábamos. Han ignorado la ciencia.
Ya no hay excusas, no pueden desatender las señales de
alarma. La ambición y la urgencia en los compromisos es ya una cuestión
de supervivencia para
muchos países que podrían desaparecer por el cambio climático, mientras
Trump y otros como él siguen negando la evidencia.

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