La jeta de los jueces

“Señor, nada disgusta tanto a los caballos como el olor de sus propias tripas”
El vizconde demediado. Italo Calvino
Billy Elliot no sólo volaba sobre la música. Era también
el producto de la huelga más larga que se ha mantenido jamás en la
historia de Gran Bretaña. Su historia se desarrolla en ese fondo de
mineros con orgullo de clase, con agallas y con afán de sacrificio para
pelear por lo que creían. La huelga como instrumento de lucha y como
exigencia de sacrificio. Así se hunden a veces las protestas. Hay que
preguntarles a los funcionarios de Justicia gallegos. Casi cuatro meses a
plomo con penurias económicas, que sólo ellos conocen, y encima para
nada. La admiración y el orgullo de ser consecuentes.
El lunes, los jueces y los fiscales irán a la huelga. Eso sí,
pretendían que no les costara un duro. Vamos, que pensaban parar y que
se les pagara como si hubieran trabajado. Ya les dijeron que no, y eso
debería haberles alegrado porque significaba reconocerles el derecho a
la huelga. Siempre ha habido un debate sobre si podían hacerla como
poder del Estado porque: ¿pueden hacer huelga los ministros que integran
el primer poder?, ¿pueden hacer huelga los diputados que son el
segundo? Bien, ahora ya está claro. Los jueces lo ven reconocido como
altos funcionarios pero, claro, como todos los colectivos a cuenta de
perder parte de su dinero. Esto no les gustaba nada, sobre todo a los
jueces y fiscales conservadores, que todo hay que decirlo. Llegaron a
proponer a quien les paga, el Ministerio de Justicia, que si se les
descontaba la jornada de paro, se les pagara esa cantidad al día
siguiente en concepto de horas extras para sacar el trabajo que se había
dejado de hacer. ¿Cómo comerse esto? Así, con las patatas de la casta
judicial supongo. Salvedad hecha de las asociaciones que siempre ha
defendido que las condiciones del huelguista habían de ser las mismas de
todo el mundo. Ellos no, ellos querían protestar y que se lo pagáramos
todos. Redondo. Ellos lo llaman coacción por parte ministerial y le dan
lecciones al Ministerio en un comunicado sobre huelgas en el que le
reprochan modos “que recuerdan épocas ya superadas de nuestro país”.
Vamos que ahora acusan de franquista al ejecutivo socialista. Como para
mear y no echar gota que diría el labriego.
Los
jueces y los fiscales le hacen la huelga a Dolores Delgado. Digo bien
que se la hacen a ella. Cuatro meses después de llegar a la poltrona han
decidido que no tienen más paciencia. Cierto es que a Catalá tardaron
unos años en convocársela y fue tras una escalada de protestas y paros
parciales que desembocaron en la huelga final. Ahora no ha habido
misericordia. No hay peor astilla que la de la misma madera. Qué se
habrá creído ésta que, a fin de cuentas, es como cualquiera de nosotros.
Qué osadía no poner nuestras reivindicaciones económicas, los 7
millones que Catalá les prometió sin tener de dónde sacar, por encima de
cualquier otra cosa. Una virulencia inusitada, una falta de paciencia
evidente, una sesgo difícil de soslayar. Pero, oiga, ellos no hacen
política.
No digo yo, ojo, que no lleven razón en
bastantes de sus reivindicaciones. Lo que dudo es que le puedan exigir a
Delgado que lo solucione todo en cuatro meses -aunque los reproches
empezaron el primer mes, por no haberles recibido los primeros- cuando
al PP le aguantaron un Gallardón y un Catalá que les chulearon
descaradamente. Sin embargo, en estos escasos meses que lleva este
ministerio, se han producido algunos avances significativos en algunas
de las reivindicaciones históricas. Por ejemplo, se ha reunido ya la
Mesa de Retribuciones, o sea, la de la pasta por primera vez en la
historia, oiga. Tampoco eso ha valido. El hecho de que Catalá prometiera
para aumentar sus sueldos en la anterior huelga una partida que
legalmente no se puede utilizar no les ha bastado. Con prisa y sin
pausa. Así son las exigencias con el nuevo gobierno.
Tampoco parece que entiendan el sistema legislativo, los señores que son
llamados a hacerlo respetar. Saben que se está trabajando en la
derogación del artículo 324 -el que reformó el PP para restringir el
tiempo de instrucción y ver cuántos sumarios por corrupción se podían
quitar - pero deberían saber también que el Congreso y el legislar tiene
sus formas y que, de hecho, son el PP y Ciudadanos los que mantienen
paralizada la derogación, ya que han presentado 54 ampliaciones de plazo
de enmiendas. Sin embargo, la reivindicación se le cuelgan a quien se
le cuelgan. Casado se comprometió con ellos a derogarlo pero ahora
Sánchez es el malo. Del resto de reivindicaciones, muchas dependen de
una conjunción parlamentaria que depende de pactos. Obvio que, en cuatro
meses, había que haberlos conseguido todos. Es ironía, claro. Pero las
asociaciones judiciales y fiscales han perdido la paciencia. Justo
ahora.
A todo esto han añadido la reivindicación y la
queja por el “reparto de cromos” del CGPJ que consideran inaceptable.
Yo les doy la razón. No obstante es la ley vigente. Supongo que
pretendían o que se cambiara el sistema en cuatro meses, la fe en la
efectividad de los socialistas con 84 escaños es proverbial, o que se
mantuviera al podrido Consejo de Lesmes, tras el escándalo hipotecas, un
par de años por ver de legislar otra cosa. Yo estoy de acuerdo en que
el sistema hay que cambiarlo para acabar con la interferencia del poder
político. Otra cosa es que yo, visto lo visto, incluido el nepotismo y
el amiguismo que han reinado en los últimos años, he cambiado de opinión
respecto a que los jueces se puedan elegir a sí mismos para guisárselo y
cocérselo entre ellos. Lo mismo han dicho, por cierto, todos los que
han comparecido estos días en el Congreso para ser vocales. De todos
modos entiendo y acepto la reivindicación que plantean las asociaciones
de volver al sistema anterior a 1985, aunque no pueda ya compartirlo. Lo
que me parte el eje es que hagan de esto una bandera y un rasgarse las
vestiduras las mismas asociaciones que ha participado en este proceso,
han presentado candidatos y se han llevado unos cuantos. Sólo una se ha
mantenido al margen.
Todo esto dicho a sabiendas de
que me va a caer la del pulpo. Algo que se moverá entre mi participación
en una supuesta conspiración para desprestigiar al Poder Judicial o mi
adhesión al actual gobierno. Sólo que yo no engaño y los masajes no me
van. Es obvio que prefiero este gobierno al anterior pero ya he
demostrado que si tengo que arrearles no me tiembla el pulso. A fin de
cuentas a mi nadie me tiene que nombrar para nada. ¡Ahhh! Y no voy a
dejar de decirles que la única vez que me han buscado para un trabajo,
me han hecho una oferta y han incumplido su palabra lo hicieron los
jueces no las empresas periodísticas. Cosas de la vida.
Yo soy de huelga. He pasado meses de mi vida junto a algunos de los
huelguistas más disciplinados, organizados y valientes de este país -los
pescadores o los transportistas- pero también creo que la lucha merece
valentía para soportar el esfuerzo. Las huelgas de casta, las huelgas
demediadas, me suenan un poco a burla de aquellos que sí son capaces de
sacrificarse por lo que creen justo. Cosas mías.
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