miércoles, 28 de noviembre de 2018

La firma


¿Quién repara tantos desperfectos?

Este martes la Sala de lo Contencioso del Supremo saltó en pedazos públicamente al conocerse la magnitud de las discrepancias en el caso de las hipotecas


VÍDEO: PABLO PALACIOS

Es un momento muy delicado. Nuestra arquitectura institucional no puede ocultar ya tantas grietas. La jefatura del Estado aguanta a duras penas las imprudencias del emérito, especialmente temerarias cuando se preparan refrendos simbólicos sobre la monarquía en 26 universidades. Ojo a este asunto. El Ejecutivo resiste con respiración asistida, el Legislativo padece una erupción de cochambre barriobajera y el Judicial no solo no frena su desprestigio sino que lo acentúa.

Este martes la Sala de lo Contencioso del Supremo saltó en pedazos públicamente al conocerse la magnitud de las discrepancias en el caso de las hipotecas que el Pleno resolvió apretadamente a favor de los bancos por 15 votos a 13 y es que en los argumentos de unos y de otros no se observan simples desacuerdos técnicos, se lanzan acusaciones muy serias de arbitrismo judicial, de empleo torticero de medias verdades, de hacer afirmaciones jurídicas que son simples desahogos verbales y todo en un tono avinagrado que evidencia gran hostilidad. Son los mismos magistrados los que señalan, acusando cada grupo al otro, que la confianza ciudadana ha quedado rota. Y tienen razón. Es un momento delicado, el problema es a ver quién y cómo repara tantos desperfectos en nuestro edificio institucional.

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Es que aquí ya no se trata de desperfectos ni de averías que tengan arreglo por separado, querido Iñaki. No es posible rehabilitar las ruinas cuando ya son escombros. Hubo muchísimos y gravísimos errores en la arquitectura del estado, que lejos de solventarse según iban a apareciendo, se pillaban con chinchetas o se solventaban con aguaplast, hasta que el diluvio del cambio climático-social que no se quiere ver, acaba por llevarse todo por delante. 

1) La crisis dio la voz de alerta dejando al aire las grietas desgarradoras del sistema. A pesar de ello no se arreglaron, al contrario, se agrandaron con el rescate de la indecencia bancaria, para colmo con dinero público tirado al pozo sin fondo del choricismo institucionalizado, sin al menos exigir a los bancos por parte del Gobierno  un aval justo y necesario, como por ejemplo, una 'dación en pago' temporal del parque inmobiliario hipotecado a las víctimas, hasta devolver al Estado el montante del rescate por parte de la banca, y que así la administración pública mediante el Ministerio de la Vivienda, conservase y potenciase el derecho a la misma con alquileres sociales adaptados a las posibilidades de los inquilinos, y que nadie se quedase en la calle por falta de recursos, como el trabajo y el subsidio insuficiente, en vez de potenciar la ley de desahucios, que Zapatero perpetró desde una miopía política espectacular.

2) Se ha dejado a la banca, por parte del Estado, hacer de su capa un sayo en el tema de desahucios, de hipotecas y préstamos, como de inversiones piratas al estilo preferentes. Mientras ni el Ejecutivo, ni el Legislativo ni el Judicial han movido pieza alguna para regular, poner orden, justicia, decoro y decencia, o sea, ética personal y moral pública en la gestión social.

3) Cuando a base de recortes enloquecidos, incoherencias impensables en un gobierno socialista y de un ninguneo jurídico clamoroso al respecto, la ciudadanía, el pueblo, el 'demos' que en teoría es el sujeto, el complemento y el verbo de la democracia, sale a la calle el 15 de mayo de 2011, se organiza en propuestas como PAH, Mareas sectoriales de todos los colores, movimientos constituyentes e ILPs imprescindibles para una nueva regeneración del Estado, el único recurso de los Gobiernos, tanto del Psoe como del pp,  fue tratar de asfixiar cuanto antes los pulmones más sanos con la polución más bruta y obscena: desprestigiar, ridiculizar desde los medios, sacar a la policía a dar palos a diestro y siniestro, prohibir todo, convertir el Congreso que pagamos todos, en su feudo cerrado a cal y canto, en vez de abrirlo, ventilarlo y ponerse al día con la realidad de la calle, pues no, mucho mejor  sacar una ley mordaza, adaptando las leyes a los intereses, no del "demos" y la "polis", sino de los partidos anti-políticos obedientes al dinero del Ibex35. Una vez más se confundió el tocino con la velocidad, la pringue con la justicia, el cortijo con el Estado y al pueblo con la escoria paganini.
Está por aclarar para qué y a quienes sirve de verdad el Banco de España. Porque hasta ahora no le hemos visto dar un palo al agua en los malos momentos, es una especie de Christine Lagarde a la española *(otra Mariquita Pérez, que tal baila mientras se forra y advierte que tanto viejo ya es un peso muerto si vive demasiado. Como si ella estuviese libre de diñarla o de convertirse en el mismo peso muerto, que no por millonaria se va a salvar del marrón que ella y su sistema han hecho posible con tanta determinación y pericia. Los millones solo garantizan una supervivencia de lujo, pero no la calidad del estado personal en que se sobreviva, que a lo mejor, precisamente los millones empeoran las cosas al alargar indefinidamente el suplicio íntimo, como le pasó al vigilante de El Pardo, el de la lucecita, que en dos meses de enfermedad, que seguramente  -en sufrimiento y desesperación en las manos matarifes a cámara lenta "del equipo médico habitual"-, pagó al contado todas las facturas que fue acumulando por el camino de la gloria y la venta del alma al diablo del poder. Contaban testigos presenciales, que se le oía gritar desgarradoramente mientras tuvo voz, que le dejasen morir de una vez...Eso muy raramente le pasaría a un pobre. Hay 'remedios' y prebendas a cobro revertido que son castigos del destino más que un alivio. Nadie se va de aquí sin pagar las deudas, por mucho que se escaquee. El que la hace la paga, sin duda. Si no hay justicia en el juzgado, sí que la hay en el universo. Lo he comprobado a lo largo de muchos años)*

4) La persistencia demagoga de los sofistas haciendo patria, fomentando el caos para que sus ambiciones de partido y de lucro personal, se conviertan en "la solución" al provocar la "necesidad " de una ley y un orden que obviamente solo pueden validar ellos, colocando a militantes de sus partidos en el poder judicial y hasta en la presidencia de los Tribunales más potentes: el Supremo y el Constitucional. 

5) La guinda del pastel, o sea, la máquina de derribar  lo poco que pudiera quedar en pie, es la propia Jefatura del Estado, que con su indecencia manifiesta, su cinismo, su avaricia corrupta sin escrúpulos y su lucro insaciable de caciques programados para arramblar por donde pasan, amparada nada menos que por una irresponsabilidad constitucional y convertida en un prototipo protector, animador y cómplice, de corruptos.

6) La crisis actual e interminable que no es cosa solo de España, sino un fenómeno global como consecuencia de una gestión depredadora, violenta y terrible de los recursos naturales y sociales del Planeta, a cargo de los imperios consecutivos en el mundo entero, ha terminado de arreglar el cuadro español dándole alas a la moviola y haciendo que los fantasmas totalitarios del pasado aparezcan en el escenario del thriller como ejemplos salvíficos capaces de pedir el voto a todos los rebaños habidos y por haber. Para Europa, EEUU, Brasil, Argentina o Gran Bretaña, es un desastre monumental, para España es el hundimiento terminal de la escombrera acumulada durante siglos. Y eso puede ser muy bueno y sanísimo si se entiende como el proceso depurativo y sanador de la enfermedad colectiva. Entendiendo la enfermedad no como un ataque de sajones contra normandos o de moros contra cristianos, sino como la respuesta del organismo a su propio desgaste y malos tratos. Como se enferma una sociedad con mala alimentación pedagógica, poco ejercicio democrático, fumando corrupción y bebiendo calimochos de ignorancia y fanfarronería, más una irresponsabilidad alucinante al elegir los comportamientos y las actitudes para convivir. 

7) Posiblemente mucho peor que lo que ahora tanto nos asusta en el Poder Judicial ,en el Legislativo y en el Ejecutivo, fuese el silencio, la ocultación, la "diplomacia" muy mal entendida, y el paripé de normalidad protocolaria donde lo 'normal' es el desastre muy legal, eso sí, pero un desastre monumental. Las alarmas deben sonar y no amordazarse para que se tome conciencia del peligro inevitable, se pueda apagar el incendio a tiempo o para que los edificios a punto de derrumbarse se evacuen cuanto antes, el personal se ponga a salvo y se reubique. O sea, que el pueblo despierte y las instituciones reconozcan, como están haciendo los jueces estos días, que se han equivocado y mucho y durante demasiado tiempo. Y que no se pueden hacer y aplicar leyes como se pegaban los cromos en un álbum del Colacao. Que estamos ya en un tiempo donde el ninguneo de la realidad tiene consecuencias terribles y no solo para los pueblos, sino también para el mismo sistema que ya se degrada y es insostenible. No lo son las personas ni la sociedad humana, sino la indumentaria, la talla de los trajes que se han quedado ridículamente imponibles, y los protocolos medievales disfrazados de "modernos" a los que la peña ha dado en llamar post-verdades y trastos de tirar. Pero cuya materia puede aprovecharse, claro que sí,  para otros usos, como fabricar muebles, aparatos eléctricos, tejidos, papel y cartón. Mucho mejor que dejarlos como están aumentando los montones de basura ya insostenibles. 

No es tan malo lo que está pasando, Iñaki. Mucho peor sería que con la que está cayendo no pasara nada. Eso quiere decir que aun podemos tener arreglo, sobre todo si Podemos deja de querer poder tanto y hace caso a eso que llama "la gente", que al parecer no se aclara con el significado de la palabra. Sobre todo porque en origen etimológico, la "gens"  es la casta. Todo  lo contrario de lo que parece. Lo que ellos entienden como 'gente' es el "populus", el "demos". Obviamente, la casta, la gens, son ellos. 

Es posible que nuestro descoloque político tan españolón se reduzca simplemente a entender los conceptos al revés por falta de alfabetización conceptual sin manipular. Nos enseñan a leer, pero por desgracia,  se puede pasar toda la vida sin conocer el significado auténtico de lo que leemos, y por ende, escribimos, decimos y al final  ¡hacemos! O no.

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