Cuanto más vamos sabiendo de las negociaciones entre
el PP y Ciudadanos más se parecen a un pacto de gobierno o un acuerdo
de legislatura. No se trata de pasión de una noche o un verano, no es
tan solo amor; estamos hablando de matrimonio y seguramente hijos, un
monovolúmen familiar y ampliación de la hipoteca. Si aún se emitiera el
mítico concurso televisivo "Un, Dos, Tres, Responda otra vez" la gran
Mayra Gómez Kemp podría presentar a Albert Rivera y a Mariano Rajoy no
sólo como amigos, sino como socios y residentes en La Moncloa.
No estamos ante un acuerdo de mínimos para permitir que Mariano Rajoy
sea investido presidente y arranque la legislatura. Por mucho que
intenten disimularlo nos hallamos ante un acuerdo integral para un
programa de gobierno que, en lo económico, consolida, profundiza y
amplía las políticas de ajuste y sufrimiento masivo implementadas por el
PP en el mercado laboral, los servicios públicos o el sistema público
de pensiones, mientras emplea la política fiscal para redistribuir hacia
arriba y proteger a las rentas más altas y los márgenes de beneficio de
las grandes corporaciones. Por mucho que lo nieguen, Populares y
Ciudadanos negocian un acuerdo cerrado para un programa de gobierno que,
en lo político, reducirá la necesaria reforma política e institucional a
un anticuado y obsoleto proceso de recentralización del Estado y
corporatización de la democracia.
No se trata de un simple acuerdo puntual para dejar
gobernar. Se trata de un pacto para gobernar en toda regla y con todas
las consecuencias. A los socialistas no se les pide que permitan
investir a Rajoy para desbloquear la situación y dar paso a una
legislatura donde no habría una mayoría clara y todo sería negociable y
susceptible de acuerdos variables en un Parlamento abierto y libre del
control de una mayoría absoluta. Se les exige que consientan.
El Partido Popular y Ciudadanos están construyendo una mayoría clara
que ya controla el Parlamento y sus procedimientos y tiempos. Una
mayoría estable que podría ampliarse tras las elecciones vascas y
gallegas y que se va a guiar por un programa de gobierno cerrado y una
hoja de ruta que culmina el asalto al Estado del Bienestar desarrollado
durante la legislatura anterior bajo la bandera de la crisis y con la
cobertura aérea de Europa. No se trata sólo de dejar pasar. Se trata de
dejar o no dejar hacer.
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