lunes, 6 de junio de 2016

Pesos pesados




La peña chismosona y puñetera


adicta al despelleje sin sustancia

a la anécdota torpe, a la falacia,

al ínfimo nivel de la espetera

 


carece de conciencia y de importancia.
 

Se adormece a la sombra placentera
 

de la frondosa parra o la chumbera

acunada por nanas de arrogancia


Espera algún milagro
roucofashion

que le dé soluciones al problema

de su vacua y garbanza insatisfation


entre la prepotencia y la pamema

de cada vez mas cutre generation

bosteza sin parar, ferviente y mema.


                     ******
 

En el trazo indolente de un soneto

quede inscrito el lamento saturado
 

y el bostezo aburrido de una ilusa poeta

cansada de los rancios parlamentos

de una España vetusta y garruleta

aficionada al chisme y al libelo,

en su modus vivendi estrafalario,
 

fiel a las monarquías
 

que inventan dictadores perdularios
 

con tufo contumaz de sacristía
 

para dejarlo todo atado y bien atado;
 

enferma de ambición de poca monta,
 

de envidia y desatino pillatodo,
 

fanática de misas y rosarios,
 

adicta al histrionismo, a la xeperudeta,

a San Pancracio,
 

al fútbol y al estruendo rimbombante,
 

a funcionar como los dinosaurios,
 

a masacrar los toros, a cazar animales
 

por deporte,
 

enganchada a la droga más casposa

a la labia del mangui y del trilero

que mejor la camele
 

para ganarse el cielo o asaltarlo,

como indique la tele,
 

con fuerza de caballo en el intento
 

y parada de burro en el cansancio;
 

la España del apaño
 

adicta al colocón de cualquier cosa
 

sea la pringue morbosa o el canguelo,
 

ya sea con euforia o con rabieta
 

o con el perezoso vicio milenario

de vegetar mirando a las Batuecas,

mientras llega cualquier nuevo avatar

con el cantar de gesta 


de un nuevo argumentario

ilusionante, dicen, los muy cucos,

-vestido de moderno y resultón

mas con el mismo muerto en el armario

oliendo a desmemoria y transición-

a transformar la historia desde arriba

mientras el cacicato fuma puros,

contando el mejor cuento en el ferial

y dejando el tinglado a la deriva

para engañar de nuevo al personal.


Y quisiera creer, te lo aseguro,

España del apaño,

que tienes un presente y un futuro,

y que vas a dejar de hacerte daño,

pero es que no me dejas ni un respiro

para curar el mal del desengaño.


Ufffff...

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