George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
lunes, 6 de junio de 2016
Pesos pesados
La peña chismosona y puñetera
adicta al despelleje sin sustancia
a la anécdota torpe, a la falacia,
al ínfimo nivel de la espetera
carece de conciencia y de importancia.
Se adormece a la sombra placentera
de la frondosa parra o la chumbera
acunada por nanas de arrogancia
Espera algún milagro roucofashion
que le dé soluciones al problema
de su vacua y garbanza insatisfation
entre la prepotencia y la pamema
de cada vez mas cutre generation
bosteza sin parar, ferviente y mema.
******
En el trazo indolente de un soneto
quede inscrito el lamento saturado
y el bostezo aburrido de una ilusa poeta
cansada de los rancios parlamentos
de una España vetusta y garruleta
aficionada al chisme y al libelo,
en su modus vivendi estrafalario,
fiel a las monarquías
que inventan dictadores perdularios
con tufo contumaz de sacristía
para dejarlo todo atado y bien atado;
enferma de ambición de poca monta,
de envidia y desatino pillatodo,
fanática de misas y rosarios,
adicta al histrionismo, a la xeperudeta,
a San Pancracio,
al fútbol y al estruendo rimbombante,
a funcionar como los dinosaurios,
a masacrar los toros, a cazar animales
por deporte,
enganchada a la droga más casposa
a la labia del mangui y del trilero
que mejor la camele
para ganarse el cielo o asaltarlo,
como indique la tele,
con fuerza de caballo en el intento
y parada de burro en el cansancio;
la España del apaño
adicta al colocón de cualquier cosa
sea la pringue morbosa o el canguelo,
ya sea con euforia o con rabieta
o con el perezoso vicio milenario
de vegetar mirando a las Batuecas,
mientras llega cualquier nuevo avatar
con el cantar de gesta
de un nuevo argumentario
ilusionante, dicen, los muy cucos,
-vestido de moderno y resultón
mas con el mismo muerto en el armario
oliendo a desmemoria y transición-
a transformar la historia desde arriba
mientras el cacicato fuma puros,
contando el mejor cuento en el ferial
y dejando el tinglado a la deriva
para engañar de nuevo al personal.
Y quisiera creer, te lo aseguro,
España del apaño,
que tienes un presente y un futuro,
y que vas a dejar de hacerte daño,
pero es que no me dejas ni un respiro
para curar el mal del desengaño.
Ufffff...
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