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Si no tomamos las urnas dejamos nuestro poder y derecho de elección en manos de caciques de siempre que serán mayoría absoluta gracias a nuestro desconocimiento, a nuestro enfado o a nuestra indiferencia. Aunque sean cuatro los que les voten serán lo amos de los poderes Legislativo y Ejecutivo, de Congreso y Senado. Nosotros seremos sus victi-cómplices silenciosos y apaleados.
No te quedes en casa, pasa del miedo y deja que tu conciencia libre de presiones y propaganda mentirosa, te indique la mejor opción.Y luego, vota. Y mañana, a la calle, salga lo que salga en las urnas; todo está por hacer. Y si no lo hacemos nosotros empujando para parir entre todas el presente y el futuro, ningún partido lo hará por mucho que hable y por más milongas que cuente.La criatura es nuestra, de la ciudadanía y solo las "matrias", no las "patrias" pueden parir a sus hijos e hijas. Las patrias los sacrifican en las guerras, con leyes inhumanas y desiguales, los mortifican con castigos sin piedad, confunden valor con crueldad sanguinaria y espíritu de venganza, ganar para ellas es exterminar contrarios, no cooperar y unir los opuestos en el bien común. Hay que dejar que las "matrias" sean nuestro nuevo modelo social y político. Todo debe cambiar para no morir aplastados por la inercia ciega y anacrónica del absurdo.
...Mi soliloquio es plática
con ese buen amigo
que me enseñó el secreto
de la filantropía"
(Antonio Machado)
Hay tres armas infalibles para el cambio real de nuestra sociedad, que solo dependen de la ciudadanía: 1) la libertad de conciencia para discernir lo que elegimos desde la ética y la justicia, 2) tomar la calle y 3) tomar las urnas. Si una de las tres armas falla o se usa desde el miedo, el odio, la mentira o la violencia, el resultado será la dictadura camuflada de falsa democracia, la manipulación desde el poder robado a la ciudadanía con engaños y la miseria moral, social y económica. El caos, que el viejo sistema quiere provocar para tener la excusa perfecta y mediante ella aniquilar libertades y derechos y reducirnos a la esclavitud de nuestro tiempo que es la sociedad precaria y consumista, oprimida por el poder y las necesidades del consumo, inventadas e impuestas por el capitalismo depredador, para llenar los bolsillos insaciables de la avaricia sistémica.
Sin libertad de conciencia no podemos decidir nada lúcido que construya y libere.Estaremos a merced de quienes piensan y deciden por nosotros, como "representantes"-pastores de ovejas, en realidad, y no como simples portavoces de la soberanía ciudadana. Tomar la calle no es terrorismo sino el deber y el derecho ciudadano de hacerse oír, de reunirse en asamblea y decidir juntos qué hacer y cómo hacerlo.
Si no tomamos la calle los problemas y conflictos no se ven ni se oyen.Mayoría silenciosa y resignada=rebaño ppero.
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