Patrocina a uno de los equipos españoles en el
Mundial de Moto GP. Su azul corporativo recorre este año los circuitos
de todo el mundo en la moto de Héctor Barberá, su piloto estrella. Y es
uno de los actores de la trama Púnica. El Grupo Avintia, una empresa
constructora que se ha extendido al sector servicios, aparece señalado
como un actor más de la trama Púnica. Según los investigadores pagó
encuestas para el Partido Popular camufladas como estudios
socioeconómicos en distintos ayuntamientos de Madrid a cambio de
adjudicaciones de obras. El cabecilla de la trama, el empresario y amigo
de Francisco Granados, David Marjaliza, citó su nombre entre la decena
de empresas que, según él, recibieron contratos amañados del Plan Prisma
de la Comunidad de Madrid, un programa para llevar infraestructuras a
municipios de la región entre 2017 y 2011 con Esperanza Aguirre en la
presidencia del Gobierno.
Según la investigación que
dirige el juez Eloy Velasco en la Audiencia Nacional, Avintia y otras
empresas firmaban con una empresa de sondeos, TNS, "contratos
fraudulentos" que simulaban estudios de mercado cuando en realidad
estaban pagando encuestas electorales para el Partido Popular. En el
caso de Valdemoro, el ayuntamiento que gobernó durante 16 años el PP
hasta 2015 y donde empezó la carrera como de Francisco Granados, Avintia
recibió importantes adjudicaciones, la mayor, de nueve millones de
euros para un colegio a través de una UTE con la firma Ortiz
Construcciones y Proyectos.
Coincidiendo con dichas adjudicaciones, el patrocinador
del equipo de Moto GP, firmó contratos por 55.000 euros para supuestos
estudios de mercado en el sur de Madrid con la empresa de sondeos TNS,
que en realidad efectuaba encuestas para el Partido Popular: cinco
barómetros electorales entre 2010 y 2011 en el Ayuntamiento de
Valdemoro. Finalmente, Avintia solo pagó 27.500 por decisión del
"cliente final", para los investigadores, el Partido Popular. Lo contó
por carta el empleado de TNS Víctor Sobrino, imputado también en esta
causa.
En esta pista estaban los investigadores
hasta que uno de los cerebros de la red, David Marjaliza, decidió
comparecer voluntariamente ante el juez Velasco para tirar de la manta.
Durante su confesión en la Audiencia Nacional metió a Avintia en el saco
de empresas que tenía de su mano para entregarle contratos del Plan
Prisma, donde, según su relato, un tercio de las obras las repartía
Francisco Granados y su equipo, otro tercio los técnicos funcionarios y
por último un tercer paquete que era competencia de Jaime González
Taboada [entonces director general de Cooperación
Local en la Consejería de Interior y Justicia que presidía Granados, y
hoy consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Cristina Cifuentes]".
En su testimonio ante el juez, Marjaliza contó que en las obras que no
estaban adjudicadas -infraestructuras no muy grandes como plazas o
pabellones, según explicó- él mediaba para favorecer a distintas
constructoras con las que tenía buena relación para que pagasen
comisiones de "20.000, 30.000, 50.000 euros, lo que pudieran pagar".
En la decena de nombres que él cita asociados a las comisiones y los
contratos amañados figura Avintia, junto a otras constructoras de la
competencia como Begar, Teconsa, Grupo Dyco, Virton, Licuas.
El procedimiento para amañar los concursos era, según Marjaliza,
siempre el mismo. A través del jefe de gabinete de Granados y de
Taboada, relató al juez, se le facilitaban las ofertas –que debían ser
secretas en el concurso– de las empresas mejor colocadas. Si una
constructora quería hacerse con la obra, solo tenía que mejorarlas y
pagar una comisión. El sumario transcribe esta parte del interrogatorio.
Eloy Velasco. ¿Qué información le daban?
David Marjaliza.
Me daban quiénes estaban entre los tres y cinco primeros que habían
licitado la obra. Los cinco mejores. Entonces si era una empresa
conocida, pues yo le llamaba. Le decía que sí quería la obra, pues que
pagara una comisión.
E. V. ¿De parte de? ¿Del señor Granados?
D. M. En toda empresa se sabía que yo era la mano derecha de Paco. No tenía que decir esa… Era obvio.
E. V. ¿Y a qué empresas?
D. M. No recuerdo porque algunas no conocía. Virton, Licuas, Avintia, […] Grupo Dyco, Teconsa, Begar.
Marjaliza
concreta además al juez y a las fiscales de Anticorrupción la persona
con la que hacía tratos en Avintia y señala al fundador de la
constructora, Antonio Martín, como uno de los constructores que pagaba
mordidas. De momento, el juez no ha decidido sobre ninguno de los
empresarios señalados por Marjaliza. Y Martín sigue ejerciendo como
cabeza visible del equipo Avintia de moto GP con un ambicioso proyecto
para la próxima temporada que incluso quiso incorporar a Pol Espargaró a
la escudería para pilotar la segunda Ducati junto a Héctor Barberá.
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Pero, ¿es posible que no haya ni un solo sector social que dé dinero, en el que el pp no haya metido las zarpas hasta el hombro? Que avalancha de desvergüenza; así se entiende que no quieran dimitir ni dejar paso a otro gobierno que no sea suyo, una vez perdida la inmunidad, todos acabarían en los juzgados y muchísimos en la cárcel; cuanto más alarguen la situación de vacío político, más posibilidades tienen de seguir trincando impunemente y de ir tapando agujeros, triturando documentos y borrando discos duros. Madremía, qué agobio de mafias! Ante todo esto y con Fernández Díaz al cargo de los resultados de las elecciones, puede puede pasar de todo. Sería muy sano democráticamente que igual que hay apoderados e interventoras en las mesas electorales, en la recepción final de resultados del Ministerio del Interior, y en cada convocatoria electoral,esté presente un comité ciudadano constituido por un número determinado de votantes de todos los partidos, que certifique que el recuento de las urnas no se altera por el camino al pasar por las manos de ministros, secretarios y demás posibles esbirros del poder ejecutivo.
Tenemos, además, que conseguir un pacto de Estado que exija a los miembros de los partidos, dado que la ciudadanía los mantiene con sus impuestos, pasar, previamente a su dedicación política, unas pruebas psico-éticas que indiquen sus niveles de formación y de integridad moral, reguladas y revisadas por un tribunal de profesores de ética política y económica, más un test de salud psicoemocional, para que si se detectan síntomas de sociopatía o tendencias adictivas o una falta absoluta de conciencia, no puedan ejercer trabajos ni cargos políticos o sociales. Es imprescindible que la ciudadanía se proteja de riesgos tan peligrosos, que como estamos comprobando son una verdadera enfermedad sociopolítica ya pandémica y endémica, cronificada, en tantos personajes que cuando acceden a un nivel de responsabilidad que les supera muestran cínicamente su condición de bandidos y caciques, sin que detecten en ningún momento su enfermedad, que al ser social y tomada como normalidad, uso y costumbre en el entorno habitual, contagia a grupos enteros de individuos. La figura del corrompido va indefectiblemente unida a la del corruptor. El político, por ende, debe tener tal formación y tal claridad de criterio que pueda detectar a tiempo al corruptor y no solo rechazarlo sino además, denunciarlo públicamente para que la presión social ejerza su poder de rechazo y de disgusto. Por ello, en la promesa juramento que se hace en la aceptación de los cargos se debería añadir la firma de un compromiso en ese sentido: "juro o me comprometo, por mi honor -o por mi dios -, que no solo no me corromperé en el ejercicio de mis funciones, sino que denunciaré y haré público cualquier indicio de corrupción en mi entorno y que si no lo hiciese dimitiré del cargo y aceptaré la penalización correspondiente, impuesta por la Ley". Meter en cintura ese tipo de comportamiento es, seguramente la única manera efectiva de acabar con la trama negra de la corrupción política y administrativa que ya se tiene asumida con toda naturalidad por los descendientes directos de la tradición franquista. Un ejemplo: la Fundación Francisco Franco se ha ofrecido a pagar la fianza de Mario Conde condenado por arruinar Banesto y llevarse la pasta. El fascismo y la ausencia de moral en asuntos institucionales y públicos es ya un clásico en la cultura heredada por nuestra sociedad, habituada a sobrevivir trapicheando con los caciques y sus intereses y uniendo el concepto de cacicato y su poder con la obediencia y la confianza ciega de quienes les consideran poderosos y fuente de posibles enchufes y favores a sus "protegidos" y siervos fieles. Todos los abusos del cacique, en una sociedad inculta y amoral, aunque muy "moralista" en según que cosas tontas, se consideran derechos "naturales" y nadie le pide jamás cuentas por sus zalagardas e indecencias. Actúa con total impunidad y ni siquiera se para a pensar, con un poco de lógica, que es imposible ser demócratas y ser tiranos, elitistas y "señoritos" al mismo tiempo, y que esa actitud de doble moral, además de hipocresía farisea, es demagogia y populismo; el populismo no es que el pueblo decida y ejerza su soberanía ciudadana y tenga el poder para frenar a un gobierno injusto y corrompido, sino la manipulación de masas que hacen los caciques mintiendo (que es lo que el cacique más teme y combate), manipulando y prometiendo hacer lo que no tienen intención alguna de llevar a cabo en materia de justicia, igualdad de derechos y libertades. El engaño terrible que el pp impone a sus seguidores más desfavorecidos y explotados por medio del miedo a la verdadera democracia y al socialismo auténtico, que es ese comunismo que construye el bien común y no su fortuna personal a base robar al Estado convertido en su cortijo particular,ese engaño demagógico sí que es populismo.
Espeluzna ver a personas capaces de obtener la condición de Abogados del Estado, por ejemplo, sin que ningún mecanismo institucional valore y compruebe el nivel de suficiencia en su integridad moral, su ética personal y su equilibrio psicoemocional. Como si sacar una oposición o un título dotase de conciencia milagrosamente a quienes no la tienen. No basta con memorizar los temas y las teorías, eso también lo puede hacer un loro o una cacatúa, sino que, además, hay que poseer unos valores imprescindibles y demostrados para poder aplicar en la práctica la ética del conocimiento, lo mismo que a los licenciados, para dar clases, se les exige un curso de capacitación ad hoc, se debe exigir a los altos funcionarios y a los políticos, una capacitación en materia de ética práctica a la hora de gestionar los asuntos públicos y que sepan distinguir la corrupción de la normalidad y viceversa, y comprender que el poder es un servicio no un derecho "oficial" de pernada para oprimir impunemente a la ciudadanía y dejarla en la ruina esquilmando al Estado, cuyas arcas llenan los ciudadanos con el rendimiento y la plusvalía de su trabajo.
No todo el que entra en política es apto para ello. Si se exige un curriculum profesional para todos los trabajos, lo mismo debe exigirse una capacitación en juicio inteligente y una capacidad de discernimiento lúcido y sano con valores éticos, a quienes pretenden nada menos que regentar las instituciones del Estado pagados por la ciudadanía, que es su contratadora no su felpudo en el presente ni su trampolín hacia el horizonte giratorio del futuro.
Ver anoche a la Vicepresidenta del Gobierno bailando y saltando tan feliz en el cierre de su campaña, como si todo fuese normal y limpio, como si no pasase nada grave en el dolorido y golpeado cuerpo de España, sin presentar un mínimo síntoma de preocupación ni de remordimiento por la tierra quemada que el pp deja a su paso: oprimida, burlada y abusada, con la estela de basura y sufrimiento que ha marcado ese desgobierno y con el remate de la última marranada del Ministro Fernández Díaz, da mucho que pensar y una se pone en su lugar y aun la comprende menos. Ni piedad, ni compasión, ni empatía, ni capacidad de mirar en la propia conciencia con ecuanimidad; es un espanto, no sólo como ciudadana de a pie, abogada, esposa, madre,hija,hermana, vecina o cristiana, sino con el añadido de una responsabilidad de altura política, que para ella y su partido, solo ha sido una prebenda, una desigualdad desvergonzada, una fábrica de privilegios injustísimos y, además, absolutamente inmerecidos. Solo la morralla de suburra y la escoria moral puede alcanzar ese ínfimo nivel de conciencia underground, que considera más grave señalar un delito en público y que todos se enteren, que el hecho de cometerlo.
Si esta mafia asumida como ideología política vuelve mañana a quedar en primer lugar entre los votantes, sólo puede ser por dos motivos: a) Por un pucherazo indecente de altísimo nivel estatal o b) Porque este país es el Cottolengo de los infiernos y tiene lo que se merece.
Esperemos que la inteligencia colectiva, la honestidad, la solidaridad, la lucidez y el largo proceso de maduración a bofetadas que estamos padeciendo, se conviertan mañana en mayoría absoluta y plural. Que así sea!
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