lunes, 20 de junio de 2016

El dilema de elegir lo menos malo


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Normalmente y casi siempre hasta ahora, había tenido la sensación electoral de poder elegir las mejores opciones del elenco en oferta, pero tanto en el 20D como en el 26J, solo me siento obligada por lo deficiente de cada casa, a elegir entre lo menos malo de la oferta. O sea, detectar y votar a lo más soportable entre lo malo.
No recuerdo, desde el fin de la dictadura, una campaña electoral tan vacua, tan perversamente estúpida, tan necia, sucia y desagradable como ésta. La no aceptación del cambio obligatorio que exige la ciudadanía -no la 'gente' aglomerada en esa masa amorfa y manejable que a todos los hambrientos de hegemonía les gustaría modelar a su imagen y semejanza, como dioses patéticos- por parte de la casta política de siempre (PP. PSOE y su clon C's) está poniendo de manifiesto no solo la incapacidad de los políticos "profesionales" para ver, valorar y comprender la realidad presente, sino también sus deficiencias graves en materia ética y cognitiva, en tantos aspectos y modos, que dan mucho más miedo que la posibilidad de que se consiga una mayoría de izquierdas capaz de gobernar.

No dan miedo las ideas, sino el comprobar la falta de inteligencia con que se memorizan, se subjetivizan, se manipulan y tergiversan las ideas que se degradan con los comportamientos sin escrúpulos, prepotentes, insensibles, que hablan de las lacras y penurias que afectan a la ciudadanía como en una subasta y las utilizan para insultarse vilmente, asquerosamente. Hasta ahora los debates han sido inútiles pérdidas de tiempo y una fábrica de confusión y desorientación que lo único que puede conseguir es abstención en las urnas por enfado o por aburrimiento potenciadores de la indiferencia y de la hartura. 

Acosar y reventar mítines, darle la vuelta a datos reales para usarlos como  armas contra las candidaturas rivales, manipular el video de Sánchez para denigrarle o en el caso de ir contra Podemos, con  temas ya resueltos por la justicia sin que se haya encontrado culpa en Monedero ni en Errejón, la lengua viperina de Rivera, del propio Sánchez y el cinismo de Rajoy le están haciendo a Podemos la mejor campaña electoral y ahorrándole publicidad a tutiplén. Para quedar muy por encima, a Iglesias le basta con no entrar al trapo de los insultos y con describir el estado de emergencia en que nos han colocado las política al alimón del pp y del Psoe. Lo mismo que han hecho con el independentismo catalán, que hasta que llegó el pp al Gobierno nunca se había puesto en plan tan rupturista como ahora, porque ha encontrado motivos. Hubiera bastado con que  Sánchez hubiese tratado el tema catalán consultando a Zapatero (cosa que sí hace Iglesias, paradójicamente) más que escuchando a González, Guerra, Ibarra o Susana Díaz, para que las cosas no se hubiesen desmadrado del modo en que lo han hecho. 

cComo si fuese una bofetada del karma, los hados parecen estar castigando al desafortunado candidato socialista, esta vez con la desproporción y la desvergüenza habitual del pp -dicen que también Podemos ha participado en el invento, aunque no lo veo muy del estilo podemita, que en el respeto y el calumniar suele ser más mirado y ético que el resto-, aunque conviene recordar que  ningún partido, por muy civilizado que sea, está libre de tener entre sus fans algún destarifado o algún imbécil que otro, que de esas lacras no se libra ningún estamento social o político. Lo cierto es que hasta ahora el ridículo campañil más grande y las estupideces más sonoras se las he oído y visto y sufrido al pp, a C's y al Psoe, un partido que hasta estas elecciones siempre había sido moderado, discreto y ponderado a la hora de poner a parir a los demás candidatos rivales. Zapatero o Rubalcaba, Soraya Rodríguez, Ximo Puig, Pascual Maragall, Bono, Patxi López, Jáuregui...e incluso González, que no era precisamente un modelo de ética, jamás hicieron algo tan desagradable en sus campañas electorales -como también hizo Aznar, manteniendo la tradición genovesa, inventando una calumnia contra el Psoe con el asunto del atentado de Atocha, calumnia que es un delito por el que la Justicia no ha movido ni una puñeta de sus togas-; ni siquiera Alfonso Guerra y su lengua viperina llegaron a tanto. Parece que la derecha, en plan animal herido y atacado de  logofobia gravis, con la posibilidad de perder su obsesiva mayoría, pierde también el oremus, los nervios y ese mínimo sentido del ridículo y del pudor que suele acompañar los últimos vestigios de inteligencia ya embalados en el tobogán de la debacle, cuando el barniz de la falsa razón de pacotilla salta hecho polvo y deja al aire el cerebro límbico que posee a la peña, camuflado bajo oropeles de una mera educación domesticadora de las formas  bajo la que esconden a la fiera corrupia y sin domar que les domina en el fondo y que entra en un verdadero ataque de pánico psicótico cuando se ve acorralada por una realidad que ella misma se ha encargado de organizar con tanto afán como avaricia y falta de seso. 

Esta patética situación nos está mostrando a las ciudadanas un cuadro demoledor y miserable de los aspirantes a gestionar la res publica que ya se han encargado tacita a tacita, de ir convirtiendo en cada vez más res privata. El pp por dejar el Estado en ruinas y el Psoe por no dar la nota y no desentonar con el entorno esquilmador, que se ha convertido en modus regendi para lo que ya nos parecen las dos caras de la misma moneda, más la calderilla añadida en propina, ese C's, por generosidad apañística del Ibex 35.

 Lo cierto es que Podemos dentro de la ventaja que lleva al resto, tampoco es que se libre de la quema ni esté muy fino, aunque se está esforzando lo que no está escrito por mostrar la mejor de sus caras, que dentro de esa variedad poliédrica que le caracteriza, tiene una base más sana y real que el resto de compis-nadayoguis, por cierto. Y lo digo con motivos como el final de autobombo con que se  ha rematado esa preciosidad de video que Podemos acaba de presentar en sociedad y que he colgado en este blog.  Analizo el producto desde la mirada de lo que ellos llaman 'gente', pero que es ciudadanía y no se traga cualquier baratija pintada con purpurina, como la estrella de un belén electoral:

a) Presentar en las tablas de un escenario, de un teatro, a la ciudadanía como masa de espaldas, en la oscuridad,  queda  muy escénico, muy de espectáculo, muy verbenero, pero al mismo tiempo muy vacío, muy de apariencia. Muy de no haber entendido nada de nada, más allá de lo escandaloso del momento actual. Da la sensación de que "la gente" se les va a conformar con salir a escena, a seguir protagonizando esa ficción, ese teatro que ellos, al parecer, consideran que es la política. Una comedia, al fin y al cabo, en manos de un buen grupo director o un astrakán y un dramón en manos más torppes, pero igualmente manipuladoras.

b) Aún se podría haber salvado ese fallo si en la presentación de los ciudadanos como protagonistas, éstos se hubiesen situado a la cabeza del grupo y los portavoces, apareciesen al final y detrás. Pero la sutileza de los genios de la imagen no llega tan lejos como la percepción de la ciudadanía como carne de consumo mediático y acrítico en mogollón, y si además esos genios tienen prisa por pillar el poder, por estar a la cabeza del asunto de "la gente" a la que siguen utilizando como aval y certificado para su proyecto hegemónico, que en el fondo es lo que más les pone: ganar, y si además eso le gusta a "la gente" miel sobre hojuelas.
El chafón final del video se expande como el olor de la coliflor cuando cuece. Entras en una casa preciosa y ves un loft encantador con una cocina de ensueño, pero al mismo  tiempo un rabioso pestazo a coliflor te deja en el sitio. Un tufo que ha impregnado los comodísimos sofás y elegantes visillos de Ikea y los muebles de diseño y las reproducciones de Miró y Van Gogh en las paredes. Y entonces ves la realidad que alimenta la estética sin más ética que la de una coliflor. Las únicas caras visibles son las de Iglesias, Errejón, Echenique, Bescansa y  Ballester, con una mínima concesión a Garzón...Los rostros de la plebe no existen. Son pura masa que acompaña como guarnición el maravilloso menú de la salvación política. 
Es un cuadro que podrían haber diseñado Velázquez o Goya, para dar testimonio de lo que hay y de lo que no hay, por medio de la mitología escenográfica. 

Pasada la emoción de la ilusión óptica y acústica, que es la mentira organizada de la seducción, solo nos sigue quedando el vacío de lo real. En el mundo podemita no hay sitio para la ciudadanía a toca teja, sino un almacén amorfo en la penumbra de una tramoya, de un decorado de fondo, inerte, como son los decorados teatrales, de quita y pon. Los protagonistas siguen siendo 'casta', gens, eso sí, gens de izquierdas. Pero no pertenecen a la civitas. Se han autoexcluido de su pertenencia a la inteligencia colectiva, para colocarse en el mirador de la egolatría personalista del glamour. Se han colocado como iconos religiosos en el altar de la exhibición. Robespierre fashion. O Lenin fashion, o Mao fashion para aggiornare el lance. Mas se han equivocado en su valoración al dejar de ser civitas para quedarse en mera gens, o sea, en 'familia' de intereses, en secta ideológica y organizativa, que pronto se separará de la realidad ciudadana que ha utilizado sin comprenderla ni amarla, sin aprender la gran lección: el poder si no es servicio igualitario y sin estrellismos, es tiranía pura y dura, aunque sea genial.

Dijo Iglesias en su entrevista de anoche en la 6ª, que es un socialdemócrata como Allende y Mujica. Bueeeeeno...No me imagino a Mujica haciendo ese video, colocándose de protagonista por delante de la ciudadanía ni lider de nada ni de nadie, la verdad sea dicha. Y me da el punto de que Allende tampoco lo habría hecho. 
Para llegar a esos niveles a los que aspira Iglesias, a nuestros cortoplascistas podemitas les queda mucho que rascar, que vivir y que aprender. 
Es cierto que cuando falta comprensión y hondura existenciaĺ bien está la imitación como herramienta escolar, como las muestras en la caligrafía, haciendo del aprendizaje de las virtudes que no tenemos, un arte marcial, imitando a los maestros, como se aprende el Kung Fu o el Tai-Chi. O el Yoga. Tal vez a base de imitar gestos y actitudes, puedan ir interiorizando los contenidos existenciales auténticos, que trascienden la apariencia y la imaginería. El postureo. Pero no está garantizado que siempre ocurra así. Muchos y muchas se pasan la vida practicando esos ejercicios simplemente para quitase molestias corporales o emocionales, para poder controlar el automatismo de la mente mecánica y "meditar" como se toma una aspirina, -un control, más mecánico que plenamente consciente del sí mismo universal, el nosotros que somos-, que les hace sentirse supermanes y superwomans, logrando cierta paz neurológica, pero con la misma conciencia de un paramecio o de una ameba y ni siquiera intuyen y mucho menos descubren, los motivos más importantes: cambiar en la práctica nuestra conducta, con disciplina feliz que disfruta y fluye, sin represiones ni autocastigos ni premios en el horizonte para nuestra pompa y vanidades infantilonas, para, con paciencia y aceptación de nuestras cosas, ver y sentir cómo se  transforma per se, sin prisas ni pausas, nuestro ego-ficción  en el YO real que nos humaniza, nos abre, nos flexibiliza  y nos hace pisar tierra mientras hace crecer  en nuestro interior un estado del ser, en un nuevo nacimiento voluntario y, esta vez, elegido, que nada tiene que ver con religiones ni dogmas ni credos. Es gracia porque sí, hale, sin más explicaciones ni embrollos. Y así se puede, si se quiere, descubrir que como es arriba es abajo. O así en la tierra como en el cielo. Con lo que el "arriba y abajo" usado en el trivial de la política como medidor de miedos, odios, frustraciones, complejos obtusos y rencores históricos o personales, se queda en nada sin que haya que violentarlo. Y entonces, sí, queda el Amor de verdad, no la pose del teatro, de un guión que nos han escrito sin contar con nosotros y que representamos como títeres, sin ser conscientes de ello. De alta o baja comedia, según esté situada la "casta" que mira al escenario. 
Y entonces, cuando ese camino nos encuentra y es encontrado por nuestro deseo y nuestra necesidad, sí que hay cambio fetén. 

Pero, bueno está lo que hay si de momento esto es lo menos chungo de que disponemos. Votaré UnidasPodemos por la ciudadanía que amo y respeto; no quiero, si puedo evitarlo con un humilde voto entre tantos, que siga entre las garras de lo que ya se ha demostrado que es depredador y miserable, corrupto e indecente, mediocre, cruel y fatal;  pero lo haré con la nariz tapada, sí,  -para que no me atufe el olor a coliflor en el loft del cambio-, como recomendaba Indro Montanelli en sus tiempos y en una situación muy parecida a ésta. Votaré como la madre buena en el Juicio de Salomón, para que el niño se salve de la esppada, aunque se lo den a la madrastra en vez de a ella, que le quiere de verdad, no sólo como una posesión más; yo quiero que ese  niño,  que es un país nuevo, viva, aunque la madre de alquiler sea Podemos. Lo otro sería matarlo implacablemente.
Y que la suerte y la fuerza nos acompañen, que nos van a hacer muchísima falta con la que está cayendo.


                                      Resultado de imagen de ilustraciones sobre el Juicio de Salomón 

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