lunes, 20 de febrero de 2012

 Y AHORA A ORGANIZARSE

Ayer España salió a la calle. En el tono sereno de una indignación reflexiva, a ritmo de tambores profundos. Trompetas, clarinetes, flautas y saxos. No de guerra ni de marcha militar, sino de conciencia a ritmo de batucada. Contagiados de los sem terra do Brazil. Con idénticos motivos. Los sin casa desahuciados por los bancos de España agolpe de hipoteca sobrevalorada. Los sin trabajo parados por la puesta en fuga de los dineros especulantes hacia los paraísos fiscales y la inversión en "moneda segura" hacia Suíza. 
"Estábamos dormidos y nos habéis despertado", decía alguna pancarta manifestando y resumiendo el estado general de la ciudadanía. Las familias enteras. Los colectivos sindicales. Los amigos de siempre dispuestos a abrir el círculo a los amigos universales, a los compañeros y hermanos de todos los barrios, ciudades y pueblos del mundo, empezando concretamente por lo más cercano. Las víctimas del engaño global, local y personal. Los damnificados del consumismo forzoso empiezan a decir ¡Basta! Es una labor tranquila fuera del insulto juvenil a demanda, como la lactancia materna. Ya no es necesario recurrir al análisis estadístico del día después para constatar que no somos cinco o seis, como gritaba el slogan. Somos miles y miles. Millones. Cada vez más. Una marea incontenible que ha impulsado a la delegada del Gobierno en Madrid a declarar a los medios que ella nunca habría permitido la acampada de Sol el 15M. O a la policía de Valencia a agredir a los chicos de Instituto como si fuesen animales peligrosos escapados de una jaula de circo.
La sociedad está abandonando la inoperancia adolescente de la rabia, el griterío y el insulto reactivo para cambiar de estado y pasar a la adultez imprescindible que puede y debe comenzar a resolver lo que los políticos, a ojos vistas, y más dormidos que la ciudadanía, no son capaces de solucionar. Ante la agresión policiaca, la respuesta llega desde el valor no violento y sin miedo. El ciudadano despierto no "lucha", realiza. Y sabe que el policía un día acabará despertando cuando el Estado o el Ayuntamiento le recorten hasta la respiración y dejen de pagarle por sus funciones represivas al servicio de la corruptosis que ya es endémica.

Salir a la calle es básico para poner en marcha el proyecto del cambio, para que la vibración de la inteligencia dé sentido y energía canalizada a la emoción y ambas se fusionen por fin, en la práctica diaria.   Los barrios ya se han despertado. Los proyectos surgen y prosperan sin subvenciones municipales y sin aquella lamentitis de antes, como "es que el Ayuntamiento no nos concede presupuesto para hacerlo. Es que nos prometieron una subvención que no sabemos cuando llegará", mientras las Emarsas se iban poniendo las botas y los Gürteles vampirizaban impuestos a tutiplén. Bueno, pues, gracias a Dios y a la crisis, ese estado pasota de resignación acrítica del "Virgencita, que me quede como estoy"  ha dado paso a "hay que cambiar esto ya, porque como me quede como estoy, no lo cuento", y todo pasado al plural después del trago en singular.

La fiereza se amansa y pasa del torrente destructivo a las aguas fertilizantes y profundas de la realización. Los niños hablan entre ellos de resolver y cooperar, es su nuevo juego nada virtual. Lo tienen en vivo y directo, compartido con padres y educadores que han superado el miedo y el silencio de los corderos. A los que ya no les da el pesupusto para las adormideras Play Station. La oligofrenitecnología no puede con ellos ( "Anda, Luis, ahora te toca el turno, dínos como podríamos comer todos si tenemos poca comida" "Pues....organizaría en el patio del cole un paellero y diría que todos nosotros trajésemos de casa un poco de arroz, bledes, garrofó, fessols, uno un pimiento, otro un tomate, otro la sal y un poco d'oli, unos ajos y así, ya tendríamos el dinar"). Los niños que despiertan. "Va, Carles, mójate y dínos ahora que añades tú...") Los niños y su potencial del  que aún duda "el sistema", criticando la politización de los chavales. Estos chiquillos no sólo se "politizan" es que  se están humanizado a marchas forzadas. Han superado el status quo al tener que afrontar  una onda de destrucción masiva de recursos y que les deja con lo puesto. Sin material escolar. Sin calefacción, sin luz, sin salida. Sólo la presencia del maestro y de los padres en crisis. Sin medicinas en las farmacias y con los hospitales sin una tirita que no se deba a los laboratorios. A los abuelos enfermos y los dependientes, sin dodotis ni asistencia, que ya está bien de derrochar, oye!, cuando el Parlament tiene tanto en qué invertir en la grandeur autonómica. Mientras comprueban, al pasar por Les Corts Valencianes o por el Palau de la Generalitat, que los cochazos, los seguratas y el glamour del poderío, siguen intactos, mientras a ellos se les priva de lo necesario en el presente y de la posibilidad el futuro. Preguntan "¿Qué le ha pasado al Juez Garzón? ¿Por qué lo juzgan? ¿Y el juicio de Camps? ¿Y todo eso que se oye en las conversaciones por la tele y por internet, es lo que hacía y decía él?, Qué fuerte, pare!" Los niños. Los adolescentes. Los chicos. El futuro. Se están despertando gracias a estos bofetones de los avatares que les dedican una  "Educación Ciudadana y Constitucional", como si un título rimbombante bastase para cancelar la realidad que cada uno comprueba en su casa, en su escuela, en su barrio y en su ciudad, día a día. 

Que no, que no se trata ya de ideologías y colorines, puños airados y gaviotas volanderas. Ni lucha de clases ni odio de diseño contra ningún "sistema". Que esto ya es otro mundo. Una nueva tierra y un nuevo cielo. El Planeta Consciencia naciendo a presión, con fórceps. Sin ambulancia. Sin paritorio. Sin más comadrona que la realidad y sin más neonatólogo que la inteligencia. A palo seco. La realidad y la inteligencia, menuda combinación. Qué le vamos a hacer. Si es lo único que en medio del caos, en vez de recortarse, aumenta, crece y se reproduce por partenogénesis sin que nada pueda parar la naturalidad del proceso. 
La fuerza irrefrenable de la evolución tiene la culpa, querido PP, queridos Moody's, S&P y Fitch. A ver como os las arregláis para quitarle los argumentos y todas las razones sin aniquilaros vosotros mismos.

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