Donald
Trump es un niño haciendo malabares con cartuchos de dinamita. Sobre
una falsa sensación de seguridad, mantiene nuestra atención al borde del
infarto ante un desenlace potencialmente explosivo.
El alto el fuego entre Israel y Gaza ya peligra.
Trump no ha dejado de zarandear la dignidad palestina desde que llegó
al poder; ayer volvió a decir que los palestinos deben hacerse a la idea
de que no van a volver a su casa en Gaza, pero que no preocupen, que él les va a construir una mejor en Jordania. Mientras, Hamás ha anunciado que suspende el próximo intercambio
de prisioneros y rehenes con Israel por “violaciones” de los acuerdos
por la parte israelí. Una treintena de personas ha muerto en ataques en
la Franja pese al alto el fuego, según las autoridades palestinas.
Otro cartucho que Trump mantiene en el aire es el de la economía global. Anoche aprobó aranceles del 25% para el aluminio y el acero importado a EEUU desde cualquier parte del mundo. También desde España. La UE dice que es “ilegal” y contempla represalias.
- Dos gallos. Ante esta mezcla constante de
xenofobia, impuestos y capitalismo arbitrario, quizá nos podamos aferrar
a una pregunta: ¿hasta cuándo los egos y los delirios de Donald Trump y
Elon Musk podrán convivir? "No pueden coincidir dos amos del universo
en el mismo momento”, nos dicen. Por lo pronto, Musk no sabe estarse quieto: acaba de hacer una oferta para comprar OpenAI,
el proyecto más importante del mundo en Inteligencia Artificial. Se la
han rechazado, parece, pero ya sabemos cómo son las peleas de gallos.
Socialxen.
Mientras esa colisión sucede, ya ha empezado a pasar lo que ya ocurrió
en la primera legislatura de Trump: la validación ideológica en Europa
de posturas hasta ahora tildadas de intolerables. El Gobierno británico,
que dice ser progresista, presume de redadas de migrantes para contener el auge del partido amigo de Trump en Reino Unido.
Socialdem.
En España, al menos por ahora, la estrategia socialdemócrata parece ser
la contraria: lanzar mensajes para diferenciarse, oponerse, señalarse
como alternativa al nuevo Eje Trump en el que están Meloni o Netanyahu.
Un nuevo ejemplo: el Gobierno regularizará hoy a 25.000 migrantes afectados por la DANA que estaban empadronados en Valencia pero sin permiso de residencia, lo que les bloqueaba el acceso a las ayudas públicas. Cómo no acordarse de Nilka y Yolanda.
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