HACIENDO COLA EN LA ÓPTICA DE LA CONCIENCIA...
Ruge el mundo enloquecido sin saber a dónde va,
dando vueltas como un trompo,chocando contra sí mismo,
saltando de rama en rama en la selva desquiciada
y en peligro de extinción,
de una lucha interminable, agotadora y fatal,
donde sólo los imperios sacan poder y provecho,
millones a puntapala, producto del exterminio
de la inmensa mayoría de una especie secuestrada
por su propia distopía, a la que llaman "humana"
por darle un nombre, sin más.
¿Qué será lo que nos pasa, para que en miles de años
sigamos siendo un corral sin conciencia y sin camino,
donde el rebaño global obedece ciegamente
a los amos del cortijo, si poseen el capital
que permite ciegamente dominar y ser los jefes
del poder y su inmundicia?
La sociedad se sustenta en los mitos y creencias
heredados, repetidos y ajustados, y que se van acoplando
a los usos y costumbres que son la cruz y la raya
para las corrientes nuevas, pero sólo en apariencia,
y así que todo parezca que avanza, pero no es cierto,
porque lo que sólo cambia es el modo de seguir
haciendo el mismo camino que se hizo en cualquier imperio
nutrido por la violencia, por el odio a lo distinto,
por la más torpe avaricia y la más loca torpeza,
que siempre acaba en la guerra
hija de las fijaciones del poder y de sus prisas,
disfrazada de culturas, de negocios gobernantes
y sostenida en la base por la esclavitud roncante
y tradiciones que atan, porque si nos liberasen
el chollo se acabaría...
Pensemos: ¿qué pasaría si nadie entrase a leer
lo que se escribe en las redes
para ejercer el poder de convertir cada día
el engaño en el escaño, y la ausencia de verdad
en "derecho y en deber", en juicio intoxicador
que sólo entiende la vida como un salto que separa
'ganador' de 'perdedor', haciendo que a la verdad
la suplante la mentira?
¿Qué ocurriría, también, si mirásemos la cruz
no sólo como el tormento que padeció el Buen Jesús,
que es nuestro hermano mayor,
sino la cooperación entre la tierra y el cielo,
entre lo alto y lo bajo,
lo izquierdo con lo derecho, y nosotr@s en el centro,
aplicando el equilibrio que transforma lo peor
en buenas aplicaciones que resuelven los conflictos,
y transforman los desechos
en el abono del huerto tan divino como humano,
para mejores cosechas,
en vez de basura inútil que contamina y destroza,
y así conseguir, por fin, construir resurrección
y una vida verdadera en el cielo del Amor?
Que es lo que hizo Jesús perdonando a los verdugos
que tan sólo interrumpieron su camino del momento,
pero, además, consiguieron que el Camino de la Vida,
por encima y por debajo de las mentiras, del odio,
de la torpeza y los miedos, haya seguido hasta ahora
sosteniendo a los que buscan en el centro de sí mismos
hasta descubrir el TODO en esa Casa Común
que es compasión sin fronteras, lucidez y entendimiento.
Más allá de las creencias o de las ideologías,
que jamás podrán suplir
la implosión del infinito en el flash de la experiencia,
que nos cambia para siempre, porque la fe, la esperanza
y sobre todo el Amor,
que más allá del deseo del ego y la posesión,
de ritos y religiones, fijaciones y creencias,
es libertad verdadera, conciencia y celebración
de una Vida, aquí, en la Tierra,
que comienza en cada paso que damos
saltando del yo al Nosotr@s,
en cada respiración, en cada chispa infinita
que descubre otro horizonte en medio de la opresión,
de la amenaza y el riesgo, que se nos quedan en nada
cuando la cruz nos sostiene en su equilibrio constante,
si nosotr@s decidimos que su eje y su alegría
se conviertan en canción, en vida que se comparte
en cualquier nuevo paisaje, donde siempre da sus clases
esa infinita creación, a la que han llamado "dios"
quienes nunca descubrieron que esa energía inagotable,
además de ser su aliento, su origen y su destino,
era su Padre y su Madre alumbrando el Infinito
que despierta cada día el corazón de l@s hij@s.
Esta experiencia sencilla, repentina y generosa,
que nos cambia para siempre, sin ser perfect@s
ni sant@s, ni famosos ni "maestr@s",
ni reyes ni mandamases en poderes y en imperios,
no es producto de los rezos ni de rutinas piadosas,
ni de magias ni misterios,
es el abrazo constante, natural y prodigioso,
inocente y sanador, fresco como la mañana,
intenso en el mediodía, tierno en el atardecer
y protector en la noche del sueño reparador,
el regalo inagotable
que recibe nuestro Ser cuando todo lo demás,
ha perdido su valor, su fuerza o su "santidad",
y el espíritu se vuelca haciendo que las carencias
se conviertan en Amor .
Lo que sorprende y nos muestra la Verdad de la Verdad
es el regalo constante tan divino como humano,
la eterna liberación que nos regala sin más,
en su inocente ternura y su entrañable Humildad.
Así podemos salir del corral y del rebaño,
de la cárcel que creamos atados al lodazal
creyendo que es un tesoro
y construir los cimientos de esa Nueva Humanidad
para la que hemos nacido y no para comerciar
con los valores humanos, -y divinos de verdad-
imposibles de vender y por ello, de comprar.
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