¡Cómo no reconocerlo! De eso se trata. De reconocerL@ en la bendita bienaventuranza integradora, sin cuentos, ni zarandajas ni disfraces...En ese amén y aleluya del presente contínuo y liberador que regala la humildad de los felices en la riqueza infinita de la no/posesión amorosa y su inocencia. Muchas gracias, hermano Agustín de la Torre y a Liberación Digital
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