Cuando se ha perdido el poder, cuando se cierran las vías legítimas para hacer de la capa un sayo sin incurrir en faltas graves o delitos, cuando está en juego el caché político, el puesto institucional, el mangoneo de lsos Poderes del Estado, la gran vida que se lleva tan ricamente a costa de que nada cambie y cierto tipo de asociaciones políticas y financieras se ven con el agua al cuello debido a la acumulación de basuras y estropicios amparados en la gestión pública a la que el gremio tartufil ha llegado en pleno "para forrarse" y que "se joda" el resto de ciudadanía perjudicada por su inmoralidad y un cinismo parásito de antología, según sus propias declaraciones, cuando se ha conseguido convertir el estado en una red de cloacas infinitas, desde la corona hasta los pies, la única herramienta disponible y el armamento que mejor se conoce son las salpicaduras de mierda en todas direcciones; la mierda es su caldo de cultivo, su producto de primera necesidad, y la única estrategia que dominan a la perfección.
Es curiosísimo que cada vez que son derrotados en las urnas los tartufos se desquicien, en previsión de tal secuela, mientras gobiernan se dedican a cambiar las leyes, a desadecentarlas y enrevesarlas lo suficiente como para que quede hueco eterno en el que justificar la bazofia y elevarla a la categoría de "normalidad" jurídica, o sea, de bula y eterna justificación para hacer impunemente lo que sus negocios e intereses necesitan para seguir más florecientes en plan Rajoy: cuanto peor vaya la libertad, la igualdad y la fraternidad mejor irán nuestras timbas. Para ello hay que revestirse de toga armada y bien consolidada mediante un macramé bien espesito a base de cohechos en red, de los que nadie pueda escapar sin hundirse en el propio lodazal. Para eso hay que tener un sistema como el de la derecha española, con solera, que lo mismo vale para cargarse una república hace más de ochenta años, que para inventarse una patria respetable haciendo guardia junto a los luceros, que nunca ha existido, a lo único que se ha llegado es a las estrellas de los uniformes militares y a las que han visto sin lugar a dudas, todos y todas los y las torturadas en prisiones, comisarías, cuarteles y comandancias a lo largo de los mismos ochenta y tantos años en que se ha ido perfeccionando este tinglado de fango, historia y oportunismos sin alma, ni más patria, ni más rey ni más dios, que la desvergüenza bajo palio.
En semejante panorama convertido en sistema político y acompañado nada menos que de una Constitución, que se modeló ad hoc hasta convencer a una mayoría agotada y harta de ser apaleada por el estado y sus esbirros, deseosa ante todo de paz, armonía y trabajo, de que era la herramienta democrática fundamental " que el pueblo español se había dado a sí mismo". Así nos la vendieron. Y no. Era a lo único que el pueblo español podía aspirar sin que le cayera encima otra dictadura más. El pueblo español -al que la Consti llama "soberano" con absoluto eufemismo manipulador, en una democracia no caben dos soberanías- ni participó ni fue informado del nuevo proyecto de estado, ni tuvo la oportunidad de conocer detalladamente hasta que fue votada, el contenido de la Carta Magna hasta que se la pusieron delante en plan sí o sí. Sólo sabíamos que una élite reunida por los franquistas salientes y presidida por el rey heredero de Franco, la estaba redactando. O confiábamos o la cárcel o el silencio de los corderos Y una vez redactada se llevó a las urnas con una solemnidad y un aparato emocional impresionante. Inevitable también. Yo misma, con muchísimas dudas y sombras en el alma, en la memoria y en la razón, voté llorando. Sí, de emoción. Para los que nacimos en pleno franquismo y nunca habíamos experimentado la participación directa en el diseño imaginario de una democracia (las mujeres no podíamos votar si no habíamos cumplido los 23 años de nuestra mayoría de edad, los hombres la alcanzaban a los 21. En fin...), ir a las urnas representó una conmoción racional emotiva importantísima. Le dimos un valor sacro, una credibilidad ciega, como la Justicia. Pero mientras votábamos y llorábamos emocionad@s, la gran prostituta y la bestia del Apocalipsis brindaban en los salones palaciegos por el triunfo de su mejunje con la copa a rebosar no de vino, sino con la sangre de los mártires. Y estamos avisados desde hace siglos. Hace dosmil años lo describió así, con pelos y señales, un compañero de Jesús de Nazaret: Juan de Patmos, o también, Evangelista. No significa que se refiriese a España, sino al mismo sistema opresor, torturador y genocida globalizado que el mundo entero sufre mientras despierta su base espiritual, que no religiosa ni dogmática. Humana. Ontológica. Ética. En armonía colectiva y compasiva, justa, sana. La especie que se va reconociendo a sí misma en sus propios errores y desastres. El gnozi seautón de los filósofos griegos no estaba equivocado, más bien es la clave de la evolución más acertada y fiable de la especie humana. Antes que nosotros lo sufrieron en los campos de exterminio, en las grandes guerras de la historia, en las ciudades arrasadas por el fuego, por las plagas, por las pandemias... En todo ese atlas de desastres, los seres humanos pueden elegir cómo gestionar lo que tienen delante que es su creación, su receta de cocina, que cada uno realiza con los ingredientes que elige.
Unos eligen la huída a ninguna parte: la distracción permanente y el revoloteo iluso entre todo y nada. Otros eligen la lucha y el castigo, que es otra forma de distracción disfrazada de actividad agresiva, que a la larga solo da una cosecha de rencores, frustraciones y revanchas sin fin. Otros la sumisión incondicional a lo que conviene y da pocas preocupaciones. Otros deciden ocuparse en vez de pre ni de post ocuparse. Y así nace el compromiso vital, que nos lleva a asumir el presente sin atarse al pasado ni delirar con el futuro, pero sin dejar de lado las lecciones aprendidas ni la construcción de los cauces para que el futuro se haga presente en las mejores condiciones posibles. Si queremos un buen futuro construyamos el mejor presente, porque el futuro solo es una idea, cuando llega a hacerse material, es presente.
En medio de esta dinámica, los seres humanos de más bajo caché evolutivo tienden a querer eternizar el tiempo, atraparlo, o sea, que el tiempo se coloque a su servicio y les obedezca. Para ello fabrican las cadenas de la necesidad, del poder, del mandar, del acumular riquezas y bienes, influencias y dominaciones, del someterse y someter, del seguir a rajatabla normas que les digan en todo momento lo que hay que hacer para ser los más importantes, estimados, admirados, temidos, obedecidos y satisfechos...Solo que cuando lo logran nada es lo que parece y tampoco era para tanto: no todo el monte es orégano, nada es todo y todo resulta nada. Se tiene todo, pero siempre falta algo y no se sabe qué. Entonces mejor no pensar y devorar con fruición, con gula y recochineo todo lo que se encuentra por el camino. Luego, hay algo que nunca está contento, que nunca se sacia, y entonces viene el efecto plaga. Devorar sin parar. Unos se despiertan de repente y van al médico: ansiedad, insomnio, depresión, hundimiento de la máscara, de la personalidad y el descubrimiento de que aun no existe la individualidad de la conciencia, ese whifi sin cuya conexión solo tenemos el futuro de una garrapata o de un piojo bulímicos.
En ese estado se fundamentan las bases de la operación Judas y del síndrome de Tartufo. Todo para permanecer como dominadores de la inmundicia sistémica convertida en modus moriendi et operandi. Un ejemplo total lo tenemos en el pp y en vox, que es la misma materia repartida en dos recipientes separados.
Para cargarse un gobierno que tiene propuestas sociales, cooperativas y regeneradoras de la política y de la sociedad, lo más seguro y perverso es que se aplique como régimen el enlodamiento que demuestre un dogma de eficacia probada: todos son iguales y que la gente se lo crea. O sea, si ellos se han corrompido y podrido hasta la médula cuando han gobernado, si han tenido errores brutales que han destrozado millones de vidas, de esperanzas, de carreras, de estudios, de trabajos e iniciativas, por falta de presupuestos, ayudas públicas y oportunidades que los mercachifles imppolíticos han regalado a sus cómplices, hay que demostrar que todos hacen lo mismo. ¿Cómo ? Creando las ocasiones y las trampas. Metiendo la cizaña para no dejar sitio al trigo. Dar la vuelta a las tortillas constentemente para demostrar que quien quema la comida es el gobierno de rojos y TAMBIÉN corrompidos aunque lo quieran disimular.
¿Por qué, justo, cuando se establecen las normas y horarios de aislamiento a la población, alguien invita de repente a presidentas como Armengol, a ministros y cargos destacados a cenitas, copas y festejos a deshora, precisamente cuando se pide a los ciudadanos que cumplan el horario? ¿Quién sugirió al presidente socialista de la Diputación valenciana que contactase con un abogado buenísimo y con mucha experiencia para asesorar a la institución, que acabó montando una trama corrupta inventada pero que consiguió la dimisión de la decencia, ya que en la izquierda, la sola sospecha ya es causa de dimisión, porque hay más conciencia que a diestra del desmadre? ¿Es un escándalo lo que Fernando Simón responde en la entrevista-trampa que le hacen unos individuos muy campechanos, sobre las enfermeras y que se publica a bombo y platillo? En realidad las enfermeras que han saltado en bloque, -si fuesen de verdad no habrían caído en esa trampa de idiotas y no parte del atrezzo pepero/voxsístico, el gremio de enfermería es suficientemente lúcido y sabio para no mezclarse en esa miseria evidente- se habrían indignado por la estupidez de la pregunta mucho más que por la respuesta inofensiva; la pregunta es el verdadero insulto usado como anzuelo absolutamente cutre, para desautorizar y desprestigiar al doctor Simón, que responde con una inocente salida nada ofensiva. Aunque con mejores reflejos les habría afeado el modo tan zafio y machista de entrevistar.
El follón de Pablo Iglesias con el móvil y la operación cloaca/Dina es una verdadera falacia, sobre todo teniendo en cuenta que en ningún momento se ha podido demostrar que Iglesias le dijera con su móvil a sus secuaces corruptos hasta las trancas: "Luis, sé fuerte" o que publicase un video que guardaba en su cajón de las sorpresas en el que una presidenta de Comunidad cleptómana roba en un supermercado. Y el Presidente que lo sabe se hace el loco hasta que la descubren públicamente. Y para hacerla dimitir y no tener que dimitirla , se despacha con un video que deja clara su complicidad corrupta. Pero eso es peccata minuta para el Poder Judicial y sus bases senatoriales. Es decir, para el pp.
¿Cómo se pueden neutralizar, manipular y ningunear realidades de ese calibre? Pues con la operación Judas y el síndrome de Tartufo. Falseando la realidad y acusando a inocentes de la propia culpa que los acusadores pretenden ocultar y/o minimizar y justificar en el caso de que no pueda ocultarse nada, porque la verdad les ha saltado a la yugular, aunque las togas amigas intenten hacer como que no se enteran de nada o si se enteran, como que no es algo relevante que merezca una acción judicial a la altura de una gravedad inocultable de los hechos.
Lo mismo cabe investigar en el caso de la impugnación del fiscal Stampa, que llevaba la investigación sobre el caso Podemos. ¿Cuándo empieza el proceso, y desde cuándo tiene relaciones afectivas con una novia de Podemos? Si tenía ya la novia, ¿por qué entonces no se le impidió que asumiese esa responsabilidad? Y si la novia llegó después, y algo así es perfectamente visible, ¿por qué no se le dijo nada?
En todo este tipo de tinglado, las redes y los medios de comunicación siempre ávidos del campanazo son los aliados inseparables e imprescindibles del caos prefabricado.
La verdad es que ese gatuperio huele a podrido por los cuatro costados. Y esa situación debería hacer reflexionar al Gobierno, acerca de sus propios asesores. ¿Es Iván Redondo una influencia ética deseable en La Moncloa? Personalmente estimo que un socialista como Sánchez que elige como asesor a un profesional que aconsejó a Monago, el ex-presidente pepero de Extremadura, su pupilo, que acabó dimitiendo por corrupto, debería estar mucho más despierto y con las ideas más claras. Si se embrolla al elegir los asesores no es extraño que se pierda por los laberintos de una pandemia como la que sufrimos ahora. Y que España siendo el país europeo más afectado por el Covid-19, esté más tolerante con el virus que los demás, mucho menos afectados. Surgen muchas preguntas, como por ejemplo, si es que el virus está más activo según el horario comercial, o sea si hay más peligro de contagio a las 12 de la noche que a las 10 de la mañana. Y sobre todo quien anima las quedadas con y las entrevistas a los responsables de la regulación y aplicación de las normas.
Hay una herramienta imprescindible de la inteligencia: es la capacidad de valorar adecuadamente la importancia de las situaciones, las causas y los efectos, el conocimiento y las cualidades de los gestores a los que se encargan las responsabilidades, esa herramienta que está en las antípodas de la improvisación, de la chapuza, del factor sorpresa desmadrado y del birlibirloque, se llama discernimiento. No está muy claro que todos nazcan con él, aunque sí hay quienes ya lo traen de casa al nacer. Pero sí está bastante más claro que es un hábito adquirible, que puede aprenderse y practicarse, sólo hay una condición primera: enterarse de que el discernimiento existe y está potencialmente en todos nosotr@s. Solo hay que explicarlo, enseñarlo y practicarlo en la escuela. Si eso ya no es posible, entonces, hay que aprender a meditar y así abonar el terreno para que esa cualidad interna se desarrolle y se manifieste en nuestros procesos evolutivos, en lo que es imprescindible estar tan despiertos como serenos. El discernimiento va unido a un notable incremento natural de la intuición y de las mejores cualidades del Ser humano.
Seguramente hay que cambiar de hábitos y "normalidades" si queremos salir del atolladero con nueva energía y nueva visión de la realidad que facilite la vida y no la machaque en favor de la inercia y la basura que hasta ahora ha sido la reina del mambo. En nuestras manos está. Nada será como antes de esta pandemia o nada bueno será posible si todo sigue como antes de esta pandemia.
Aunque no lo parezca ya no hay hueco en la evolución ni para Judas ni para Tartufo. Les ha llegado el finiquito sin diferir. O cambio o stop definitivo. Los hechos lo van confirmando. Lo iremos viendo.
P. D.
Para no alargar el post no he explicado la historia de Judas y de Tartufo, así que os invito a buscarlos en cualquier enciclopedia, como el Espasa o la Larousse. Incluso a releer los Evangelios y a Molière, para ir atando cabos.
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