Trece días sin luz en la Cañada Real: "Los niños no quieren ir a la escuela porque las familias no pueden lavar la ropa"
Dos cortes en la red eléctrica debido a la saturación de la misma afectaron a miles de familias en octubre. A día de hoy, en torno a 280 de ellas siguen sin suministro en sus viviendas. El vecindario perjudicado no entiende por qué la empresa no les permite arreglar la avería como en anteriores ocasiones mientras la compañía niega haberlo hecho con anterioridad.
MADRID
Cientos de personas de una parte de la Cañada Real no ven la luz al final del túnel. Directamente, su consumo eléctrico se vio interrumpido el pasado 26 de octubre debido a un sobrecalentamiento en una de las torretas que proporciona la red de Naturgy en esa zona. En total, 13 días sin electricidad en unas viviendas en las que se empiezan a notar los estragos: apenas pueden cocinar, pasan frío, los más pequeños no pueden hacer las tareas del colegio por falta de internet en las cases e, incluso, algunos de ellos prefieren no asistir a la escuela ya que les avergüenza su falta de ropa limpia.
El pasado mes se dieron varios cortes de luz en la Cañada Real, ubicada en la Comunidad de Madrid. A principios de octubre, miles de personas asentadas en el sector 6 estuvieron sin corriente eléctrica hasta el día 29, aunque esta máxima no es aceptada por parte de la compañía, desde donde aseguran que cada día que ha hecho falta han ido a sanear el servicio eléctrico.
A ello se sumó, paralelamente, otro apagón el día 19 del mismo mes que afectó a gran parte del sector 5, correspondiente a la ciudad de Vicálvaro. "Fue la noche en la que hubo mucho viento. Llegamos a ver chispas que al poco se convirtieron en algunas llamas", relata Hind Aoulad, vecina del sector afectado y que presenció la actuación de los bomberos.
A pesar de que la corriente se restituyó horas después del apagón, la reparación tan solo duró hasta el pasado día 26, fecha en la que en torno a 280 familias compuestas por 840 personas, entre las que se encuentran unos 500 niños de entre 0 y 16 años, se quedaron sin luz.
Desde Unión Fenosa Distribución (UFD), distribuidora de Naturgy, dicen esto al respecto: "Nosotros trabajamos en coordinación con el Comisionado y la Policía. Las interrupciones se producen por la sobrecarga en la red que producen consumos no localizados que se están registrando en los últimos meses".
Diferentes versiones
El funcionamiento de la Cañada pivota en torno al Comisionado. Esta institución intenta mediar entre todas las partes involucradas cuando se da un problema de estas características. Del mismo modo, cuando han ocurrido otras casuísticas similares, ha sido el propio vecindario el que ha unido dinero para comprar los cables, los transformadores y las herramientas necesarias para restablecer la corriente.
"Lo que suele ocurrir es que el Comisionado habla con la empresa eléctrica, Naturgy, para que baje los plomos durante un determinado periodo de tiempo, justo el necesario para que los vecinos arreglen la torreta o el poste afectado, pero ahora no lo quieren hacer. Debido a que varias personas de la Cañada se han matado restableciendo la corriente mientras estaba activa, ahora nadie lo intenta", explica Rosa García, profesional de la intervención social de la Cañada Real cuyo enfoque en sus funciones están orientadas a salvaguardar los derechos de los vecinos.
En cambio, la compañía eléctrica niega la mayor: "Nunca se han llevado a cabo este tipo de maniobras porque entran dentro de la ilegalidad".
El acuerdo histórico pero no regulado entre vecindario, Comisionado y empresa eléctrica es lo que les salvaba de que, cuando se fuera la luz, no ocurriera por mucho tiempo, al menos así lo sostiene la vecina afectada y la interventora social. Si se ataja el problema de raíz, todo procede del tipo de calificación del suelo en el que se han edificado estas viviendas, catalogado como rústico, es decir, no urbanizable.
Pese a que Naturgy no pone obstáculos para que cada cual intente tener una toma de corriente legal en su domicilio, la ley vigente en la Comunidad de Madrid no lo permite a no ser que el Ayuntamiento de la localidad en concreto, en este caso Vicálvaro, lo autorice.
Las consecuencias de vivir sin luz
La situación que viven estas 280 familias es tan acuciante que el otro día se manifestaron cerca de la zona afectada: "Aunque la movilización la convocó en su momento el sector 6 por la falta de luz que les perjudicaba a ellos, entendieron que otra gente del sector 5 se encontraba en la misma situación. Fuimos unas 150 personas y recorrimos parte de la carretera secundaria que conduce al vertedero de Valdemingómez", agrega García.
Ella misma añade que las complicaciones por la falta de luz empiezan a hacer estragos entre los afectados. “Muchos chavales no quieren ir al colegio porque están con la ropa sucia, al no poder lavarla; tampoco pueden hacer sus deberes porque no tienen internet en las casas y les da vergüenza volver a la escuela sin la tarea completa por si les piden explicaciones. Es muy difícil mantener el ritmo cotidiano si no tienes luz durante tantos días seguidos”, comenta la profesional.
Su testimonio está avalado por Aoulad, quien afirma que no pagan la luz "porque la empresa no quiere", refiriéndose al conflicto sobre la legalidad del asentamiento mencionado anteriormente. "El día 26 vinieron unos técnicos de Naturgy y cortaron unos cables. Esos son los que nos dan luz a una gran parte del sector 5, y aquí seguimos, sin electricidad en casa", en sus propios términos.
Sus declaraciones corroboran las de García: "La casa está muy fría y tengo a mis cinco hijos, de entre 3 y 12 años, que no pueden hacer sus deberes. Tampoco podemos lavar la ropa, ni bañarnos. Menos mal que hemos conseguido una bombona de gas gracias a la que podemos cocinar un poco".
Su desesperación
puede apreciarse al continuar el relato: "Nos dicen que los van a
arreglar todos los días pero nadie viene a hacerlo. Lo peor es que lo
podemos remediar entre el propio vecindario. Ya hemos sacado algo de
dinero entre todos y tenemos lo necesario para ello, pero no entendemos
por qué la empresa no quiere bajar los plomos durante un tiempo para
poder llevar a cabo la reparación con seguridad; porque otras veces sí
que lo hemos hecho". Aoulad, que lleva casi 14 años viviendo en la
Cañada Real, afirma que los vecinos tienen un transformador conectado a
la torre de Naturgy desde el que dirigen la corriente a las diferentes
viviendas.
Cómo tener luz en el asentamiento irregular
García, por su parte, acepta que "cualquier familia o entidad que llega a la Cañada y quiere tener electricidad en su casa lo primero que hace es ir a ver a un señor. A él se le pagan 300 euros, hace un empalme en la torreta y te asegura tener luz". Así se vuelve a la misma cuestión, pues a pesar de que el suelo sea de uso público, de la Comunidad de Madrid, las viviendas sí que poseen registro catastral.
Parafraseando a García, si algún vecino quisiera tener corriente eléctrica en su casa de forma legal podría hacerlo presentando los documentos pertinentes ante Naturgy y ésta le proporcionaría un boletín con un código de alta en el suministro, que es lo que tienen aquellas personas que sí pagan la luz en la Cañada. El problema aparece cuando la Administración intercede argumentando que esas edificaciones son ilegales al encontrarse en suelo rústico. "Estamos viendo el tema con los abogados, pero las familias tienen tan interiorizado que son ilegales que todo este asunto está copado por el miedo", relata la interventora social.
Retomando la figura del Comisionado, García añade que ha prometido que la situación estará arreglada antes del domingo 8 de octubre. Cuestionada sobre la validez que le da a las promesas del mismo, responde que "la experiencia es que él quiere cumplirlas, porque es una persona a la que se ve con buena intención, pero quizá si no las llega a cumplir es porque no cuenta con todos los apoyos para hacerlo, ya que no todo está en su mano teniendo en cuenta que es el interlocutor entre las Administraciones públicas, las empresas implicadas y el vecindario. Sea como fuere, nunca se cumplen las promesas cuando se necesitan. Por ejemplo, asfaltar algunas calles —continúa la profesional— se firmó en 2017 y no se materializó hasta diciembre de 2018, un año y medio después. La burocracia ralentiza todo muchísimo. Eso y que cada entrada de un nuevo gobierno supone un bajón, en el sentido de que hasta que la nueva corporación entienda y conozca la forma en que trabajamos tiene que pasar en torno a un año".
Pero no todo son malas noticias en la Cañada Real. Algunas de las victorias que cuentan en su haber es la paralización de los derribos, aunque tuvo que ser el tribunal de Estrasburgo el que así lo dictaminara y no la justicia española. "Con la luz llevamos un camino poco correcto, la verdad, incluso el asunto está en el defensor del pueblo y los juzgados de Plaza de Castilla ya que entendemos que se da una vulneración de derechos y un incumplimiento del pacto regional", explicita, cerrando la cuestión, la propia García.
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