lunes, 2 de noviembre de 2020

Un estupendo artículo del Doctor Jorge Manresa sobre la eficacia equilibradora de la homeopatía en los momentos del duelo y dlor emocional. Gracias, como siempre, a estos profesionales de la medicina compasiva e integradora


¿Cómo afrontar el duelo con medicamentos homeopáticos?


 

El próximo lunes se celebra el Día de los Difuntos, una fecha marcada en el calendario ya, que, según la tradición cristiana, honra el recuerdo de quienes ya no siguen en la vida terrenal. Es tradición acercarse a los cementerios y llevar flores a nuestros seres queridos, unas visitas que estarán condicionadas este año por las medidas antiCovid-19.

En este contexto, hoy quiero hablar de cómo afrontar la pérdida de un ser querido y cómo puede ayudar la homeopatía. Para cada pérdida se vive un proceso hasta llegar a aceptar que lo perdido o la persona ya no están más. A este proceso se le conoce como duelo. Toda pérdida, con valor real o simbólico, conlleva un proceso de duelo, consciente o no, para quien lo sufre.

La manera como nos enfrentamos a la muerte de un ser querido, la manera como reaccionamos ante un shock de esta naturaleza, pone siempre de manifiesto nuestra idiosincrasia. Los medicamentos homeopáticos, adaptados a la manera particular de vivir esa circunstancia vital, ese duelo, constituyen un tratamiento de primera elección.

El duelo es una respuesta normal y saludable ante la pérdida, es un periodo de una alta intensidad emocional, un proceso que nos permite asumir lo sucedido y prepararnos para una vida distinta sin la presencia física de esa persona o personas.

Este proceso de incorporar a la vida cotidiana la ausencia definitiva de un ser querido está claramente influido por la cultura, las creencias y las reglas sociales. Evidentemente, el dolor experimentado dependerá del tipo de vínculo que nos una a aquello que perdemos y a cómo esta pérdida afecte a los aspectos más fundamentales de nuestra vida.

Dado que somos individuos distintos mental y emocionalmente hablando, no hay unas reglas estandarizadas para hacer un duelo correcto. Cada persona es diferente y no todas las pérdidas son igual de significativas ni interfieren de la misma manera en nuestra vida cotidiana, por lo que cada individuo lo experimentará a su manera, necesitando su propio ritmo y su particular proceso de adaptación a su nueva situación.

La pérdida de un ser querido es en general, una de las experiencias más demoledoras para nuestro equilibrio emocional y podría ser uno de los mayores retos que podemos enfrentar. Aunque tradicionalmente se centra la situación en la respuesta emocional de la pérdida, el duelo también tiene una dimensión física.

La pérdida de apetito, alteraciones del sueño, pérdida de energía y agotamiento y diversas quejas somáticas (algunas relacionadas con la enfermedad que tuvo el fallecido) son manifestaciones físicas que puede acompañar a la tormenta emocional.

El duelo y la pérdida también hacen que una persona se cuestione su fe o forma de entender el mundo, o por el contrario puede reforzar la fe de una persona al brindarle una nueva forma de comprender el sentido de la vida.

Los términos “duelo”, “luto” y “pesar”, que coloquialmente se asimilan, tienen pequeñas diferencias de significado:

  • El duelo es la respuesta emocional de una persona ante la experiencia de una pérdida.
  • El luto es el proceso de adaptarse a la vida después de una pérdida. Se ve influenciado por la sociedad, cultura y religión de la persona.
  • El pesar es el estado de haber experimentado una pérdida.

Técnicas para afrontar el duelo

A lo hora de afrontar el duelo hay que tener en cuenta una situación mental y emocional que puede resolverse de una manera personal, y que no es posible eludir si queremos que el duelo no se convierta en un problema para el que lo sufre evolucionando hacia un duelo crónico, posponerlo o enmascararlo; en cuyo caso puede requerir la ayuda de un terapeuta que nos muestre como canalizar esa tormenta de emociones y pensamientos.

En algunos casos, la intensidad de los síntomas físicos o psicológicos, hace necesario recurrir a medicamentos, convencionales u homeopáticos, si bien estos últimos como veremos más adelante, nos permiten ser más específicos con la forma de reaccionar de nuestro paciente, son seguros a cualquier edad y no cabe esperar efectos secundarios del tipo de sueño, atontamiento, adicción, etc.

A la hora de abordar el duelo, en psicología se habla clásicamente de una serie de fases o etapas por las que debe pasar el duelo. Desde hace unos años algunos psicólogos prefieren abrazar los planteamientos del Dr. William Worden, autoridad mundial en el tratamiento del duelo y uno de los miembros fundadores del Grupo Internacional de Trabajo sobre la Muerte y el Duelo.

El Dr. Worden prefiere hablar de Tareas del Duelo, ya que el hecho de hablar de fases y/o etapas puede colocar a la persona en una posición pasiva frente a su dolor, limitándose a esperar que se vayan sucediendo gradual o progresivamente dichas etapas.

El hablar de Tareas del Duelo sitúa al sujeto en una postura más activa. Hablar de tareas implica que la persona puede y debe hacer algo para manejar su dolor, aunque esas tareas requieren un cierto esfuerzo.

Es importante aclarar que no se trata de técnicas o trucos a los que agarrarse para que el duelo pase antes o para que duela menos, ya que el control de la experiencia subjetiva del dolor es algo que está fuera de nuestro alcance”.

Las tareas ayudarán a que la persona que ha sufrido la pérdida aprenda a abrirse a las emociones que experimenta, sin juzgarlas ni luchar contra ellas y a darlas sentido, para ir poco a poco asumiendo la pérdida, recolocándola en su vida y continuar avanzando en el camino que le marquen sus valores”.

Aunque no es motivo de este artículo el desarrollar las técnicas terapéuticas para superar el duelo, sí me gustaría enumerar las tareas que propone el Dr. Worden y que serían:

Tarea I: Aceptar la realidad de la pérdida
Tarea II: Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida.
Tarea III: Aprender a vivir en un mundo en el que el fallecido ya no está presente.
  1. Adaptaciones externas: cómo influye la pérdida en el día a día de la persona, es decir,  qué roles desempeñaba.
  2. Adaptaciones internas: cómo influye la pérdida en la imagen que la persona tiene de sí misma, fundamentalmente en la definición que hacen de sí mismas y en su sensación de eficacia personal.
  3. Adaptaciones espirituales: cómo influye la pérdida en las creencias, valores y los supuestos sobre el mundo que tiene la persona.
Tarea IV: Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo.

Debemos encontrar maneras de recordar a los seres queridos que han fallecido llevándolos con nosotros, pero sin que ello nos impida seguir viviendo (Worden, 2004). No consiste en renunciar al fallecido, sino en encontrar un lugar adecuado para él en su vida emocional.

Medicamentos homeopáticos que pueden ayudar a superar el duelo

  • Arsenicum Album: Personas en las que predomina el cansancio y el miedo a perder la salud con miedo a la muerte. Son meticulosas, puntillosas y agitadas. No aceptan su situación y están muy aferrados al mundo material.
  • Staphysagria: Hay rabia contenida, indignación, con un gran sentimiento interno de injusticia que no es capaz de expresar.
  • Natrum muriaticum: Personas poco o nada comunicativas en las que resulta inútil el consuelo que a la vez rechazan. Esa interiorización de su pena puede llevarles a una auténtica “rumiación” de su pena.
  • Ignatia amara: Medicamento homeopático muy útil para el duelo inmediato. Llora fácilmente, le falta el aire, una sensación de nudo en la garganta le impide tragar. El cuadro emocional cambia mucho durante el día. Mejora claramente cuando se distrae.
  • Phosphoricum acidum. Después de un largo período de sufrimiento. Gran debilidad sobre todo en la esfera emocional, que se va extendiendo a la esfera física y después a la intelectual y mental. El afectado sufre la pena en silencio.
  • Gelsemium sempervirens: El nerviosismo en forma de miedo al futuro lo bloquea, lo paraliza, tiembla. Se anticipa a todo y eso lo bloquea.
  • Stramonium: Alucinaciones, pesadillas, terrores nocturnos. Tiene miedo a dormirse por si la muerte los coge durmiendo. No soporta la oscuridad, necesita la luz encendida.
  • Aurum metallicum.  Personas con depresión reactiva por la pérdida a las que hay que vigilar estrechamente por su tendencia al suicidio y al sentimiento de culpa, sobre todo cuando no han podido resolver los asuntos pendientes con sus semejantes.
  • Causticum: Medicamento homeopático muy útil cuando se ha estado cuidando largo tiempo al fallecido

Como siempre, estos 9 medicamentos homeopáticos son solamente algunos de los que podríamos utilizar para superar el duelo. Otros medicamentos posibles homeopáticos serían: Allium Cepa, Argentum Nitricum, Sepia, Carbo vegetalis, Anacardiumm orientale, Ambra grisea, Phosphorus….

Se nos enseña continuamente como hay que vivir, pero se nos recuerda en pocas ocasiones que existe algo tan inexorable como la muerte, para la que nunca parecemos estar preparados a pesar de saber desde que nacemos que algún día llegará. 

“El que encubre su dolor no encuentra remedio para él” (Proverbio turco).

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