
Quienes vivimos durante gran parte de la ínclita Transición la amenaza constante del terrorismo y perdimos amigos, compañeros y vecinos en los malditos atentados de ETA, por desgracia sabemos de primera mano qué es el terror y la muerte inexplicable, repentina y violenta, qué significa tener que salir de casa a las 12 de la noche, en pijama y en bata con los niños en brazos y con un frío invernal, por una amenaza de bomba en las casas militares o recibir la notificación policial de que tu nombre, tu graduación, la dirección de tu casa y el modelo de tu coche están escritas en la agenda que Urrusolo el etarra se olvidó con las prisas en una cabina telefónica y eso te obliga a mirar constantemente debajo del coche antes de ponerte al volante, para llevar a los niños o ir a hacer la compra del mes.
Pero la cosa no paró ahí, por desgracia también conocimos y alucinamos con el GAL e Intxaurrondo, con los casos en que por error y malas investigaciones se torturó y asesinó por parte del estado español a personas inocentes, en respuesta tan inhumana como los ataques de la banda etarra, pero con el agravante de que un estado sano nunca debe ni puede llegar a semejantes, terribles y retorcidas decisiones, de las que solo se hicieron cargo Barrionuevo y Vera, mientras González, el Presidente que consintió y aprobó los crímenes estatales, se iba de rositas.
Si los terroristas asesinos no tienen justificación de ningún tipo para lavar la cara a sus demenciales y crueles comportamientos, menos aun lo debe tener un estado democrático y que supuestamente se basa, o debería basarse, en otros parámetros mucho más civilizados, éticos, ejemplares y humanitarios y no a la altura de una cuadrilla de fanáticos etarras sociópatas que hicieron del pensamiento político y sus reivindicaciones un campo de exterminio durante décadas.
Lo cierto es que el franquismo hizo igual, pero como se acopló las leyes a su crueldad innata y hasta "justa" y "cristiana", su conducta exterminadora, torturadora y tantas veces criminal, terminó por ser el pan negro de cada día y por dejar en el alma española un hábito tóxico y una tendencia "natural" a la venganza, al odio y al rencor. La prueba de ese desastre es que hasta la misma democracia "a la española" ya nació infectada del mismo mal. La ley del Talión, ojo por ojo y muerto por muerto, un Puerto Hurraco constante, la incapacidad para perdonar y arrepentirse, para pedir perdón y rectificar, para comprender los motivos y los porqués que nos llevan a vivir en un halo maldito de revanchas, venganzas, rivalidades, chulería y miseria infinita. Ver la mota en el ojo ajeno y hacerse el loco con la viga en el propio. Miseria pura y dura se llama. Nuestra turbia y mediocre historia solo nos lleva por ese camino: sacar punta a todo sin solucionar nada. Criticarlo todo para seguir igual y en el mismo plan, de tal modo que así se manifiesta el objeto de otra crítica más y eso es todo. Criticar al crítico y quedarse al margen de cambiar los tics de la pereza moral y cognitiva es rizar el rizo de la estupidez, mientras lo más gordo se escaquea.
Claro que mientras se critica un cartel con visos de equidistancia frente al terrorismo etarra que no existe desde hace dos décadas,más o menos, y cuyos autores han pagado y están pagando por sus crímenes, -por cierto ¿alguien sabe o ha investigado si se les ha reeducado y adecentado en la cárcel para que se puedan reinsertar en la sociedad como ciudadanos capaces de convivir sin hacer daño a nadie más o los han dejado a su aire para que hagan marcha en lo de siempre cuando salgan, para que sigan en plan víctimas de una sociedad tan verduga como ellos?- el anterior jefe del estado se pasea por el mundo con un dineral que no le pertenece ni paga impuestos, que ha rapiñado directamente sin más razón que su real jeta sabiendo de primera mano cómo está su país en este momento, arrasado por una pandemia en la cual toda ayuda es poca. Pero eso no es terrorismo, ni mucho menos xd, porque no mata a tiros ni a bombazos, mata sin ruido, discretamente, como debe ser, por falta de recursos y de atención social, porque no hay dinero disponible...
Es lógico que la "moral" política y mediática de nuestro querido establo patrio desarrolle recursos y distracciones de todo tipo para evitar que la peña le dé vueltas al asunto más conflictivo y atroz: al pozo sin fondo de una monarquía impresentable y ya injustificable no solo desde la propia democracia en limpio, sino desde la misma Justicia, pero al mismo tiempo tan rentable y moldeable... Mucho más atroz es el cartel de una serie, que vaya usted a saber cómo será la seriecita, si ya empezamos así, con las fotos que pretenden igualar el dolor de dos víctimas del mismo holocausto, vamos, solo faltaba esa igualdad así por el morro. Nunca puede ser igual el dolor de un bueno que el un malo, faltaría más. ¿Y cuando el "malo" es inocente y su única culpa es haber nacido en el sitio equivocado, cómo se les llama a los que lo torturan y lo matan porque le han visto saludar por la calle a un vecino del pueblo que era de HB?
El cotilleo es malísimo porque su rumor incansable produce sordera social y si además ese cotilleo es provocado para manipularnos y distraernos, se convierte en el peor de los terrorismos,porque va de enterao y quisquilloso, de emboscado, de mosquito tigre social, que a base de picar hace que la gente enferma se olvide de su verdaderas enfermedades para simplemente rascarse las picaduras como si no hubiese mañana y se olvide de ponerse el repelente de insectos de su propia conciencia, que es el mejor remedio.
P.D.
Ese polémico cartel no es un tribunal de justicia Nuremberg fashion dictando sentencia histórica. Solamente es la imagen de una realidad indeleble en el recuerdo de quienes la padecieron en directo, que nunca podremos ni deberíamos borrar de la conciencia cívica y ética, una pedagogía que se puede 'rentabilizar' moral, política y socialmente como una prueba indiscutible del daño que nos hacemos cuando solo somos títeres y rehenes del miedo y del odio, de los instintos, o sea, de las vísceras manipuladas por el gran titiritero: el poder y su bulimia, víctima de sí mismo como verdugo irredento, que solo usa las ideologías como coartada para hacer lo peor para todos y todas, incluído el propio poder suicida que siempre acabará ardiendo y hecho cenizas en su propia falla. Pero además, llevándose por delante lo mejor de cada casa, en un totum revolutum demencial.
P.D.
Ese polémico cartel no es un tribunal de justicia Nuremberg fashion dictando sentencia histórica. Solamente es la imagen de una realidad indeleble en el recuerdo de quienes la padecieron en directo, que nunca podremos ni deberíamos borrar de la conciencia cívica y ética, una pedagogía que se puede 'rentabilizar' moral, política y socialmente como una prueba indiscutible del daño que nos hacemos cuando solo somos títeres y rehenes del miedo y del odio, de los instintos, o sea, de las vísceras manipuladas por el gran titiritero: el poder y su bulimia, víctima de sí mismo como verdugo irredento, que solo usa las ideologías como coartada para hacer lo peor para todos y todas, incluído el propio poder suicida que siempre acabará ardiendo y hecho cenizas en su propia falla. Pero además, llevándose por delante lo mejor de cada casa, en un totum revolutum demencial.
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