Coronavirus, epidemias y homeopatía
Los coronavirus son un tipo de virus que suelen producir el resfriado común (constituyen 10 a 35%
de los casos) con síntomas similares a los causados por los rinovirus (los
propiamente responsables del resfriado).
El denominado COVID-19 es el nuevo coronavirus responsable de la epidemia de infección respiratoria (SARS-CoV-2) que empezó en Wuhan-Hubei (China) a finales de 2019
El contagio es de persona a persona por vía respiratoria a través de las gotitas de saliva al hablar, en estornudos, tos, etc. Como estas gotitas también caen en superficies u objetos puede haber contagio al tocarlos y, después, tocarse la nariz, ojos o boca.
El periodo de incubación es de 2-14 días.
En 2003, se presentó un síndrome respiratorio agudo grave (SARS) por coronavirus en más de 8.000 pacientes (90% de los casos en China y Hong Kong).
Los pacientes de SARS, con un periodo de incubación de dos a siete días, también tenían fiebre, malestar general, cefalea, dolores musculares, tos seca y disnea.
En 2012 apareció el (MERS-CoV), el síndrome respiratorio de Medio Oriente por coronavirus con una afectación de más de 1.600 casos, todos ellos asociados a contactos o viajes a la península arábiga.
Se habla de vacunas pero esta no estaría lista, al menos, antes de 12-18 meses.
No nos cansaremos de repetir, una vez más, las recomendaciones que promueven las autoridades sanitarias
La homeopatía, como se sabe, ofrece un tratamiento personalizado teniendo en cuenta no solo los aspectos físicos de la afección sino también los emocionales y las circunstancias vitales por las que atraviesa la persona. Sin embargo, en enfermedades epidémicas se suele utilizar otra estrategia ya que la naturaleza de la enfermedad es distinta. Se trata de buscar, en estos caso, el “genio epidémico”, esto es, el medicamento más efectivo encontrado después de reunir muchos casos de esa epidemia y consignado sus síntomas característicos.
El interés de la homeopatía en las enfermedades epidémicas ha quedado reflejado tanto en registros históricos como en estudios epidemiológicos y clínicos. Sobre los múltiples ejemplos disponibles se puede profundizar en artículos publicados como el de Ton Nicolai en 2009 (en español) o más recientemente el de Jennifer Jacobs en 2018 (en inglés).
Algún ejemplo histórico extraído del primero:
Gripe española, en la que murieron más de 20 millones de personas, 500.000 en Estados Unidos: «Dean W.A. Pearson de Filadelfia recopiló 26.795 casos de gripe tratados por homeópatas con una tasa de mortalidad de 1,05, mientras que la tasa media de mortalidad entre los pacientes tratados por médicos convencionales fue del 30 %”.
Estas tasas pueden generalizarse a otras poblaciones según el historiador J. Winston
También en la actualidad se ha utilizado homeopatía en enfermedades epidémicas.
El dengue es una de las enfermedades víricas epidémicas sobre las que más se ha publicado en los últimos años, en prevención y tratamiento, como explica este editorial de Raj K. Manchanda de 2015. La incidencia cayó un 93% en los tratados (3 primeros meses de 2008 comparado con el mismo periodo de 2007), en lugar de aumentar un 128% en los no tratados. Lo que es más, un ensayo clínico a doble ciego realizado en 2012 mostró mejoría en la mayoría de los síntomas del dengue (fiebre, cefalea y mialgias).
De las casi 20.000 personas sanas que recibieron el medicamento homeopático un 12,8% contrajeron la infección frente a un 15,8% de los casi 18.500 que tomaron placebo (p=0.03). Esto se traduce en un 19,8% de reducción del riesgo relativo de contraer Chikungunya.
Nair KRJ, Gopinadhan S, Kurup TNS, et al. Homoeopathic Genus Epidemicus ‘Bryonia alba’ as a prophylactic during an outbreak of Chikungunya in India: a cluster-randomised, double-blind, placebo- controlled trial. Indian J Res Homoeopathy 2014; 8:160–165
La leptospirosis es, por la enorme magnitud de la intervención, otra de las enfermedades epidémicas que podemos destacar, en este caso bacteriana. El estudio lo publicó Gustavo Bracho en 2010, con una reevaluación en 2014. Ya habíamos escrito sobre ello en el blog Hablando de Homeopatía, aquí y aquí. Los 2,3 millones de pacientes que recibieron homeopatía experimentaron una reducción de la incidencia de leptospirosis de un 84% mientras que en las zonas no tratadas hubo un aumento del 21,7%, rompiendo por primera vez la relación documentada entre las lluvias torrenciales y la enfermedad.
Aprovechando esta reflexión, quisiéramos comentar estas diferentes posibilidades que ofrece la homeopatía para ayudar a las poblaciones en riesgo o afectadas, además de las intervenciones directas sobre la enfermedad que ya se han comentado y que, siendo interesantes y pudiendo usarse en las circunstancias expuestas, precisan sin embargo de mayores pruebas científicas antes de su validación definitiva:
En este sentido, destacar que, de acuerdo con la OMS, es útil valorar la aportación de las terapias complementarias a los problemas de salud de la población, en particular en determinadas poblaciones en las que el acceso a la medicina convencional es más difícil, o cuando ésta no puede aportar respuestas definitivas a dichos problemas. Así, el gobierno chino ha destacado profesionales de la Medicina Tradicional China (MTC) para que puedan contribuir en el abordaje de la epidemia por COVID-19, dado que la MTC forma parte integral del sistema de cuidados de este país, e igualmente el gobierno indio ha emitido algunas recomendaciones sobre las posibilidades de la Homeopatía y la Medicina Ayurvédica/Unani, dado que estas terapias integran el sistema de salud de la India.
Debe quedar claro que estas recomendaciones no pueden generalizarse a otros países ni pueden tomarse como respuestas terapéuticas de utilidad demostrada en el abordaje de la prevención o tratamiento del COVID-19. Pero, al mismo tiempo, no puede descartarse su utilidad y por eso se proponen como una opción más al servicio de la población.
En el aspecto sanitario claro que
hay que seguir prestando la máxima atención y minimizar, en lo posible, el
número de casos, sobre todo en personas mayores y con patología de base. En
este sentido, las recomendaciones de las autoridades sanitarias son el mejor
camino para evitar contagios y multiplicar la infección. Pero es sorprendente
que en una época de información
máxima, rápida y solvente se generen tal cantidad de actitudes irracionales. Focos de xenofobia según la procedencia o etnia de las personas, desabastecimiento en supermercados en
algunas zonas afectadas, agotadas
las existencias de mascarillas, incluso se roban, en hospitales, con el riesgo
de no poder llevar a cabo intervenciones quirúrgicas o procedimientos realmente
necesarios, las bolsas
registran bajadas históricas, la economía global se resiente… Se ven hasta pintorescas
maneras de saludarnos o relacionarnos como hacerlo con los codos o con los
pies, etc. Así que, además de una pandemia sanitaria, hay otra de otro tipo, una de miedo y pánico, una muestra más de lo frágil y voluble que es esta
sociedad que hemos construido.
Asistimos de nuevo a la gran paradoja de que la época de más hipotéticos contactos entre nosotros, la época de las redes sociales, no solo es la época en la que más solos nos encontramos sino que, además, aún siendo, supuestamente, la más informada, es en la que más desinformados estamos. Esto debería ser motivo de reflexión para todos. Nunca “lo más” ha sido lo mejor. Habría que pensar otros caminos para, y ahora refiriéndonos al campo sanitario, generar una verdadera educaron sanitaria en la población, hacer a las personas más responsables y activas en su enfermar para que cuando tengan que enfrentarse a situaciones como esta lo hagan desde la confianza y la calma precisas para desenvolverse por sí mismos con el nivel adecuado de autocuidados y acudir al médico solo cuando fuese estrictamente necesario. Porque el hipotético colapso del sistema es otra de las grandes preocupaciones de estos días según los casos vayan apareciendo gradualmente o de golpe y según el comportamiento de la población.
Y ¿qué es lo que sucede? Por un lado los medios piden tranquilidad, sí, todo el mundo pide tranquilidad pero pocos la demuestran. Es difícil pedir tranquilidad con imágenes constantes (las imágenes, aquí, son muchísimo más poderosas que lo escrito) de hospitales, de gente con mascarillas, calles desiertas, opiniones “espontáneas” de miedo y mercados desabastecidos Es igual que eso vaya acompañado de piadosos mensajes de calma. El mal ya está hecho previamente. Ahí tenemos esas imágenes, icónicas, de soldados en una desértica plaza del Duomo de Milán con ametralladoras y mascarillas. Como si fuéramos, así, a matar al virus. Y es que las metáforas de las “guerras” contra los virus, igual que contra el cáncer o la enfermedad en general, no son las más adecuadas.
No, no hay ninguna guerra contra los virus y, de hecho, tenemos millones de bacterias y virus en nuestro organismo, convivimos con ellos a diario, con unas funciones seguramente mucho más beneficiosas que perjudiciales.
Empecemos, pues, a cambiar nuestras metáforas para cambiar la percepción de la población y que deje de verse a la enfermedad, la epidemia en este caso, como un ejército de enemigos alienígenas a los que hay combatir. Porque esa imagen favorece el miedo. Y el miedo, de por sí, es, a su vez, un gran generador de enfermedad.
Hay una pandemia, sí, la del coronavirus covid-19, pero sin menospreciar, de ningún modo, la sanitaria, y estando muy atentos a su evolución, seamos conscientes, también, de la enfermedad del miedo y sus derivadas.
Esa enfermedad que está en otro sitio: allá, en la sombra, donde nos es difícil o no queremos mirar.
Agradecimientos: a mi amigo, el Dr. Gualberto Díaz, por su contribución a la redacción de este post.
El denominado COVID-19 es el nuevo coronavirus responsable de la epidemia de infección respiratoria (SARS-CoV-2) que empezó en Wuhan-Hubei (China) a finales de 2019
Coronavirus-Transmisión
El origen de esta infección sería una trasmisión animal-hombre cuyo origen estaría en el murciélago junto a otro animal intermediario aún no identificado.El contagio es de persona a persona por vía respiratoria a través de las gotitas de saliva al hablar, en estornudos, tos, etc. Como estas gotitas también caen en superficies u objetos puede haber contagio al tocarlos y, después, tocarse la nariz, ojos o boca.
El periodo de incubación es de 2-14 días.
Coronavirus – Síntomas
Los síntomas que produce son fiebre, tos y disnea (sensación de falta de aire). Muchas personas pasan el proceso con síntomas leves (similares a una gripe) o, incluso, asintomáticas. Pero hay que prestar atención a los grupos de riesgo y las posibles complicaciones.En 2003, se presentó un síndrome respiratorio agudo grave (SARS) por coronavirus en más de 8.000 pacientes (90% de los casos en China y Hong Kong).
Los pacientes de SARS, con un periodo de incubación de dos a siete días, también tenían fiebre, malestar general, cefalea, dolores musculares, tos seca y disnea.
En 2012 apareció el (MERS-CoV), el síndrome respiratorio de Medio Oriente por coronavirus con una afectación de más de 1.600 casos, todos ellos asociados a contactos o viajes a la península arábiga.
Coronavirus – Tasas de mortalidad
Hagamos unas comparaciones:- La tasa de mortalidad del SARS fue cercana al 10%
- La tasa de mortalidad del MERS-COV fue alrededor del 36%.
- La tasa mortalidad del COVID-19 se encuentra oficialmente (OMS, 4 de marzo) en el 3,40%, siendo mayor en China que en otros países afectados, mayor en los pacientes de mayor edad y con enfermedades crónicas previas. Las cifras varían a medida que el abordaje de la enfermedad es más eficaz, y a medida que se es capaz de detectar mejor los casos con síntomas leves (como en Corea, donde se queda en el 0,50%).
- La tasa de mortalidad de la gripe común está alrededor del 0,10-0,15%
Coronavirus – Complicaciones
La principal complicación es la neumonía. Los grupos de riesgo más propensos a padecerla son personas de más de 65 años y con enfermedades crónicas avanzadas o que ya tienen afectaciones respiratorias crónicas en la mayoría de casos.Coronavirus – Diagnóstico
Raras veces es necesario el diagnóstico de laboratorio de los resfriados provocados por coronavirus, pero los relacionados con SARS (SARS-CoV) y MERS-CoV y el actual (COVID-19) se puede detectar mediante una prueba PCR, reacción en cadena de la polimerasa. Los grandes hospitales pueden tener el resultado en pocas horas.Coronavirus – Tratamiento
No existe hoy día tratamiento específico para el COVID-19. La asistencia médica es dar soporte vital al enfermo así como tratamiento sintomático.Se habla de vacunas pero esta no estaría lista, al menos, antes de 12-18 meses.
Coronavirus – Prevención
Puesto que no hay tratamiento convencional disponible la prevención se convierte en fundamental.No nos cansaremos de repetir, una vez más, las recomendaciones que promueven las autoridades sanitarias
- Evitar el contacto con otras personas en caso de afectación. Respetar el espacio personal. Aislamiento en casa o, dependiendo de la gravedad, según dispongan las autoridades sanitarias.
- Al toser o estornudar hacerlo en la flexura del codo y no en las manos o con un pañuelo desechable
- Lavarse las manos con frecuencia
Epidemias y Homeopatía – Historia
Uno de los factores que explican la rápida expansión de la homeopatía en Europa y Estados Unidos y el mundo, en general, fue su éxito en las grandes epidemias del siglo XIX tales como el cólera, la escarlatina o la fiebre amarilla.La homeopatía, como se sabe, ofrece un tratamiento personalizado teniendo en cuenta no solo los aspectos físicos de la afección sino también los emocionales y las circunstancias vitales por las que atraviesa la persona. Sin embargo, en enfermedades epidémicas se suele utilizar otra estrategia ya que la naturaleza de la enfermedad es distinta. Se trata de buscar, en estos caso, el “genio epidémico”, esto es, el medicamento más efectivo encontrado después de reunir muchos casos de esa epidemia y consignado sus síntomas característicos.
El interés de la homeopatía en las enfermedades epidémicas ha quedado reflejado tanto en registros históricos como en estudios epidemiológicos y clínicos. Sobre los múltiples ejemplos disponibles se puede profundizar en artículos publicados como el de Ton Nicolai en 2009 (en español) o más recientemente el de Jennifer Jacobs en 2018 (en inglés).
Algún ejemplo histórico extraído del primero:
Gripe española, en la que murieron más de 20 millones de personas, 500.000 en Estados Unidos: «Dean W.A. Pearson de Filadelfia recopiló 26.795 casos de gripe tratados por homeópatas con una tasa de mortalidad de 1,05, mientras que la tasa media de mortalidad entre los pacientes tratados por médicos convencionales fue del 30 %”.
Estas tasas pueden generalizarse a otras poblaciones según el historiador J. Winston
- Winston J. The Faces of Homeopathy. Wellington, New Zealand: Great Auk Publishing; 1999
- Nicolai T. Homeopatía para las enfermedades epidémicas en los países en desarrollo. Rev Med Homeopat.2009; 02(03) :119-26.
- Jacobs J. Homeopathic Prevention and Management of Epidemic Diseases. Homeopathy. 2018 Aug;107(3):157-160.
Epidemias y Homeopatía – Actualidad
El dengue es una de las enfermedades víricas epidémicas sobre las que más se ha publicado en los últimos años, en prevención y tratamiento, como explica este editorial de Raj K. Manchanda de 2015. La incidencia cayó un 93% en los tratados (3 primeros meses de 2008 comparado con el mismo periodo de 2007), en lugar de aumentar un 128% en los no tratados. Lo que es más, un ensayo clínico a doble ciego realizado en 2012 mostró mejoría en la mayoría de los síntomas del dengue (fiebre, cefalea y mialgias).
- Manchanda RK. Dengue epidemic: What can we offer? Indian J Res Homoeopathy 2015;9:137-40.
De las casi 20.000 personas sanas que recibieron el medicamento homeopático un 12,8% contrajeron la infección frente a un 15,8% de los casi 18.500 que tomaron placebo (p=0.03). Esto se traduce en un 19,8% de reducción del riesgo relativo de contraer Chikungunya.
Nair KRJ, Gopinadhan S, Kurup TNS, et al. Homoeopathic Genus Epidemicus ‘Bryonia alba’ as a prophylactic during an outbreak of Chikungunya in India: a cluster-randomised, double-blind, placebo- controlled trial. Indian J Res Homoeopathy 2014; 8:160–165
La leptospirosis es, por la enorme magnitud de la intervención, otra de las enfermedades epidémicas que podemos destacar, en este caso bacteriana. El estudio lo publicó Gustavo Bracho en 2010, con una reevaluación en 2014. Ya habíamos escrito sobre ello en el blog Hablando de Homeopatía, aquí y aquí. Los 2,3 millones de pacientes que recibieron homeopatía experimentaron una reducción de la incidencia de leptospirosis de un 84% mientras que en las zonas no tratadas hubo un aumento del 21,7%, rompiendo por primera vez la relación documentada entre las lluvias torrenciales y la enfermedad.
- Bracho G, Varela E, Fernández R, et al. Large-scale application of highly-diluted bacteria for Leptospirosis epidemic control. Homeopathy 2010;99:156–166
- Golden I, Bracho G. A Reevaluation of the Effectiveness of Homoeoprophylaxis Against Leptospirosis in Cuba in 2007 and 2008. J Evid Based Complementary Altern Med. 2014 Jul;19(3):155-160..
Aprovechando esta reflexión, quisiéramos comentar estas diferentes posibilidades que ofrece la homeopatía para ayudar a las poblaciones en riesgo o afectadas, además de las intervenciones directas sobre la enfermedad que ya se han comentado y que, siendo interesantes y pudiendo usarse en las circunstancias expuestas, precisan sin embargo de mayores pruebas científicas antes de su validación definitiva:
- mejorar de manera inespecífica el estado de salud e inmunitario
- mejorar el control de las enfermedades crónicas o de base que pueden complicar la evolución de los pacientes contagiados.
- mejorar la tolerabilidad de los tratamientos convencionales para la prevención (vacunas, quimioprofilaxis) y tratamiento.
Coronavirus y Homeopatía
Puesto que no hay tratamiento específico disponible para la actual infección Covid19, quizás vale la pena examinar otras medidas, siempre adicionales a las establecidas por las autoridades sanitarias, que pueden contribuir al tratamiento de los pacientes afectados por el coronavirus o para su prevención.En este sentido, destacar que, de acuerdo con la OMS, es útil valorar la aportación de las terapias complementarias a los problemas de salud de la población, en particular en determinadas poblaciones en las que el acceso a la medicina convencional es más difícil, o cuando ésta no puede aportar respuestas definitivas a dichos problemas. Así, el gobierno chino ha destacado profesionales de la Medicina Tradicional China (MTC) para que puedan contribuir en el abordaje de la epidemia por COVID-19, dado que la MTC forma parte integral del sistema de cuidados de este país, e igualmente el gobierno indio ha emitido algunas recomendaciones sobre las posibilidades de la Homeopatía y la Medicina Ayurvédica/Unani, dado que estas terapias integran el sistema de salud de la India.
Debe quedar claro que estas recomendaciones no pueden generalizarse a otros países ni pueden tomarse como respuestas terapéuticas de utilidad demostrada en el abordaje de la prevención o tratamiento del COVID-19. Pero, al mismo tiempo, no puede descartarse su utilidad y por eso se proponen como una opción más al servicio de la población.
La pandemia comunicacional
Finalmente, llama la atención, también, de esta pandemia, COVID-19, el miedo y pánico que la están acompañando.Asistimos de nuevo a la gran paradoja de que la época de más hipotéticos contactos entre nosotros, la época de las redes sociales, no solo es la época en la que más solos nos encontramos sino que, además, aún siendo, supuestamente, la más informada, es en la que más desinformados estamos. Esto debería ser motivo de reflexión para todos. Nunca “lo más” ha sido lo mejor. Habría que pensar otros caminos para, y ahora refiriéndonos al campo sanitario, generar una verdadera educaron sanitaria en la población, hacer a las personas más responsables y activas en su enfermar para que cuando tengan que enfrentarse a situaciones como esta lo hagan desde la confianza y la calma precisas para desenvolverse por sí mismos con el nivel adecuado de autocuidados y acudir al médico solo cuando fuese estrictamente necesario. Porque el hipotético colapso del sistema es otra de las grandes preocupaciones de estos días según los casos vayan apareciendo gradualmente o de golpe y según el comportamiento de la población.
Y ¿qué es lo que sucede? Por un lado los medios piden tranquilidad, sí, todo el mundo pide tranquilidad pero pocos la demuestran. Es difícil pedir tranquilidad con imágenes constantes (las imágenes, aquí, son muchísimo más poderosas que lo escrito) de hospitales, de gente con mascarillas, calles desiertas, opiniones “espontáneas” de miedo y mercados desabastecidos Es igual que eso vaya acompañado de piadosos mensajes de calma. El mal ya está hecho previamente. Ahí tenemos esas imágenes, icónicas, de soldados en una desértica plaza del Duomo de Milán con ametralladoras y mascarillas. Como si fuéramos, así, a matar al virus. Y es que las metáforas de las “guerras” contra los virus, igual que contra el cáncer o la enfermedad en general, no son las más adecuadas.
No, no hay ninguna guerra contra los virus y, de hecho, tenemos millones de bacterias y virus en nuestro organismo, convivimos con ellos a diario, con unas funciones seguramente mucho más beneficiosas que perjudiciales.
Empecemos, pues, a cambiar nuestras metáforas para cambiar la percepción de la población y que deje de verse a la enfermedad, la epidemia en este caso, como un ejército de enemigos alienígenas a los que hay combatir. Porque esa imagen favorece el miedo. Y el miedo, de por sí, es, a su vez, un gran generador de enfermedad.
Hay una pandemia, sí, la del coronavirus covid-19, pero sin menospreciar, de ningún modo, la sanitaria, y estando muy atentos a su evolución, seamos conscientes, también, de la enfermedad del miedo y sus derivadas.
Esa enfermedad que está en otro sitio: allá, en la sombra, donde nos es difícil o no queremos mirar.
Agradecimientos: a mi amigo, el Dr. Gualberto Díaz, por su contribución a la redacción de este post.
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