Suelo escribir por la mañanas. Es cuando las ideas me resultan más
claras y directas, cuando tengo la visión menos contaminada y la
realidad me muestra sus intimidades con más exactitud, cuando tengo más
posibilidades de no haber contaminado la percepción con mis propios
pensamientos.
Esta mañana, al despertar, el silencio y la respiración consciente me
han conducido a un paisaje cognitivo que hasta ahora me había pasado
desapercibido. Una especie de convicción instantánea, como cuando de
repente caes en la cuenta de que no has perdido las llaves, sino que
simplemente las dejaste en el bolsillo del abrigo en vez de en el cajón
habitual donde las guardas. Y de pronto las llaves se manifiestan y "te
llaman" desde el lugar donde las dejaste.
Algo así me ha demostrado de golpe que posiblemente esta pandemia no sea
en su origen lo que parece: una infección, sino el terreno abonado por
saturación de una intoxicación global generalizada in cescendo
que se ha hecho evidente cuando se han manifestado las infecciones
víricas habituales del otoño-invierno, por eso los casos más graves y
numerosos están en el hemisferio Norte, porque en el Sur es verano.
Posiblemente con el cambio de estaciones cambie también el ímpetu del
"contagio" y el número de contagiados decrezca al Norte y aumente en el
Sur.
Es seguramente cierto que la atmósfera de nuestro planeta está por los
suelos debido a los excesos de emisiones tóxicas. Todos los combustibles
se queman y emiten gases letales cuya emisión y peligro son
exponenciales de día en día por acumulación y sin espacios ni tiempos de
descanso que permitan regenerar el sistema atmosférico y la mismo
tiempo el aparato respiratorio de los seres vivos, especialmente los
humanos, que son los que ahora padecemos ese gravísimo déficit de
Oxígeno y la consiguiente agresión del Carbono en modo anhídrido con
todas sus "especialidades" adjuntas.
El siguiente paso de la reflexión ha sido ir a la fuente del Oxígeno: el
combinado entre el mundo vegetal de los bosques y selvas en extinción
exponencial y la luz solar que posibilita la formación de la clorofila
que hace posible el Oxígeno que nos permite vivir a base de respirar en
limpio la misma sustancia de la vida orgánica que hace posible la
sensibilidad biológica, la emoción, el pensamiento, las funciones
dinámicas, metabólicas, hormonales, motrices, mentales,
psicoemocionales, los sentimientos y la conciencia consciente. Ese mapa
antropológico a día de hoy, depende directamente del Oxígeno y de la Luz
solar, o sea de las placas solares y de las aspas eólicas. Necesitamos
urgentemente bosques y selvas para frenar no solo los virus, sino sobre
todo su "habitat" que es incompatible con la vida humana y animal. Y
¿qué ha pasado a lo largo de los últimos años, y especialmente entre
2018/2019? Que los incendios forestales provocados y consentidos, se han
extendido y destrozado una gran parte de los pulmones planetarios. La
Amazonia, los bosques de California, de Australia, de Siberia han ardido
a coro en millones de hectáreas ante la pasividad de los gerifaltes
mundiales del capitalismo, centrados en rentabilizar esos territorios
como grandes extensiones de cultivos y de pastos que faciliten el
negocio de los grandes productores e intermediarios, de modo que los
pequeños y ecológicos proyectos que permiten el equilibrio biológico y
la supervivencia del Planeta, desaparezcan porque no son rentables ni
crean millonarios oportunistas, que luego manejarán las políticas del
mundo desde las las bolsas y truts bancarios globalizados.
El negacionismo del problemón climático ha llevado a los gestores del
exterminio a provocar el finiquito de la misma humanidad que necesitan
para explotar y exprimir, mientras inventan robots que la puedan
sustituir en sus tareas. De modo que la excusa de una pandemia les viene
al pelo para que el miedo remate su tarea. La ciencia debería tomar
conciencia y salirse del bucle del ppoder killer, si es que pretende ser
ciencia y no destrucción al servicio del Big Brother. Una vacuna que
aparentemente acabe con el virus será de nuevo pan para hoy y hambre
para mañana. Poner una tirita en vez de puntos en una herida inmensa.
Los seres humanos se están empezando a asfixiar por falta de oxígeno en
una atmósfera corrompida por los incendios, y los ataques estacionales
de los virus y sus gripes serán cada vez más mortíferos si el modo
incendio elimina del Planeta sus pulmones por medio de una neumonía
globalizada a nivel vegetal sin atmósfera limpia respirable ni árboles
capaces de aportar el Oxígeno imprescindible.
Cuidado, porque estamos en un punto crucial: filtrando el mosquito y
tragándonos el camello. Detectamos casos gripales gastando un pastón en
los tests, pero el Oxígeno no se repone sin árboles y el carbono aumenta
con la combustión constante que necesitamos para "cortar" las maldades
de los virus, desatados por ese medioambiente podrido que es nuestro
habitat.
A la vista está que si el contacto humano fuese el único modo de
contagio y única causa de la enfermedad, no habría casos de gripe
coroneta en los pueblos pequeños , pero no es así, también en la España
vacía se están produciendo "contagios" imposibles de neumonía en
personas mayores o con problemas de asma y mala salud. Incluso ahí está el hecho
de que ahora la mortalidad infantil en el tercer mundo la esté
protagonizando la neumonía y no el hambre, las diarreas, la deshidratación,la
disentería o la malaria, eso debería dar que pensar a nuestros científicos,
al parecer más interesados en descubrir las fotos de Andrómeda o la
conquista de Plutón que interesados por la salud de la Tierra, que
también es la suya. La realidad es que nuestra atmósfera, abierta en
canal por millones de aviones tirando constantemente gases tóxicos al
aire y con cada vez menos repuesto oxigenador vegetal, está en las
últimas boqueadas. Simplemente la humanidad se ahoga en su mismo jugo
consumidor enloquecido. Y no se entera. Por ello solo se esfuerza para
que todo ¡¡¡¡¡vuelva a la normalidad!!!! Tomayá.
Con la misma urgencia y tesón que se invierte en tests y vacunas
posibles, hay que invertir globalmente en energías solar y eólica, como
en repoblar superficies vegetales arrasadas, si es que se quiere
sobrevivir y clausurar ya los pozos de petróleo y las minas de carbón,
que están como telón de fondo del problema de salud. La energía
alternativa también da trabajo y los estados del petróleo tienen
espléndidos desiertos para hacer que el mundo funcione sin contaminar
nada, pues en esas extensiones inmensas el aire y el sol junto a la
tierra son los únicos elementos que pueden vivir y producir sin
contaminar ni matar. Nunca será lo mismo una pista de patinaje sobre hielo en los Emiratos Árabes, mantenida con energía solar que con petróleo. Además de salir mucho más barato el sol y el viento que la mano de obra esclava. Energía que se podrá exportar sin necesidad de dejar el mundo hecho un desastre.
Es urgente hacer que los edificios lleven ya placas de autoconsumo
subvencionadas por los estados, huertos urbanos en las azoteas y
espacios públicos, plantar árboles y vida vegetal en todas partes, llenar
con ellas nuestras casas, y promocionar la autonomía en red de las comunidades
humanas, con unos convenios estructurales comunitarios de solidaridad social
y comercio limpio y justo, sin permitir mediante leyes e inspecciones, que grandes bolsas de
miseria destruyan a los seres humanos por un lado con la enfermedad y la
muerte causadas por la irresponsabilidad y el egoísmo y por otro con la
imposibilidad de avanzar y crecer como seres Humanos de verdad y no como
marionetas en mogollón de la nada, verdadera plaga invasora, sin más sentido que depredar "por necesidad" y
crear la miseria de largo alcance que generamos sin saberlo mientras la
calificamos de "prosperidad" e incluso "estado de bienestar".
Nuestro cambio de perspectiva es imprescindible, personal, social y
globalmente. Y aunque algunos se obstinen durante un tiempo en negar la
evidencia, las bofetadas terribles de la realidad harán su labor, sin duda.
El virus solo está haciendo evidente y acelerado el lento proceso de
asfixia tóxica planetaria que hasta ahora se ha ido manifestando en
alergias, resfriados, psoriasis, intolerancias, infartos o enfermedades degenerativas y
hasta algunas ilocalizables en su etiología que ya se llaman
"raras"porque nadie sabe de donde salen. Pues sí, seguramente salen del
mismo origen que el coronavirus, que el egocentrismo y la ignorancia resabiada a tutiplén, y que las
pulsiones más primarias y estúpidas con su ceguera adjunta: de la misma
"matrix"-finiquito.
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