En el pozo
Mineros, perforaciones, microvoladuras, horas agónicas hasta el rescate. Y todo en riguroso directo. No se lo pierdan
Cuarta entrega de 'Letra pequeña': lee aquí la serie de relatos escritos por Isaac Rosa e ilustrados por Riki Blanco
Isaac Rosa
En el pozo. RIKI BLANCO.
Sesenta centímetros. Esa
es la distancia que a esta hora separa a los mineros de su objetivo,
tan solo faltarían sesenta centímetros para completar el rescate. Han
conseguido excavar ya más de tres metros de tierra, pero el último tramo
se está resistiendo más de lo previsto. La aparición de otro bloque de
cuarcita y pizarra ha obligado a una nueva microvoladura, lo que
retrasará aún más el momento que millones de españoles aguardamos en
vilo, con la respiración contenida, todos pendientes de ese pozo.
Recordemos que cada microvoladura supone añadir otras dos horas de
trabajo, pues los artificieros deben preparar el explosivo, y después
esperar a que se ventile el conducto. En este vídeo facilitado por la
Guardia Civil pueden ver cómo es una microvoladura, un trabajo de gran
precisión. De modo que las previsiones del equipo de rescate han vuelto a
modificarse debido a la extrema dureza del suelo. La montaña manda,
repiten una y otra vez, pero esos sesenta centímetros nos permiten
albergar esperanzas. Son ya veinte horas de esfuerzo titánico, veinte
horas lleva ese equipo de valientes mineros avanzando milímetro a
milímetro, en condiciones muy difíciles, en un espacio reducido,
trabajando con sus propias manos, y están cada vez más cerca de vencer
la última pared. Aprovechamos la espera para hablar con un geólogo, que
nos puede explicar cómo es el suelo en esa zona, por qué tanta dureza
¿Llegarán a tiempo? Esa es la gran pregunta, para la que los expertos no
se ponen de acuerdo. Los más pesimistas opinan que han pasado
demasiados días, que una persona no puede aguantar tanto tiempo sin
agua, y tampoco sabemos con cuánto oxígeno cuenta, ni si sufrió daños en
el accidente. Los más optimistas hablan de la increíble capacidad que
tiene el cuerpo humano para sobrevivir, adaptarse a las circunstancias
más adversas, administrar sus reservas y agarrarse al mínimo hilo de
vida. Sobra decir que nosotros estamos del lado de los optimistas,
convencidos de que se va a producir el milagro, porque es muy fuerte, va
a conseguir salir con vida y pronto estará con nosotros, en este mismo
plató, para relatarnos su vivencia y recibir todo nuestro cariño.
Seguimos a la espera de novedades, aunque los responsables prefieren no
dar más estimaciones de tiempo dada la dureza de la operación. Mientras
los mineros hacen su trabajo, empujados por millones de personas que no
dejan de enviar mensajes de ánimo por redes sociales, continúa la
polémica sobre las circunstancias en que se produjo el accidente. Hay
quien nos acusa de imprudencia, otros señalan a las autoridades por no
haber clausurado el pozo, y la familia ha denunciado la tardanza en
iniciar las tareas de rescate, la falta de medios en las primeros
instantes, así como los bulos que ponían en duda que se encontrase en el
interior del pozo.
Cuarenta centímetros. El delegado
del gobierno acaba de confirmar un nuevo avance, nos encontramos cada
vez más próximos al desenlace, que esperamos feliz y podría ser ya
cuestión de muy pocas horas. Acabamos de saber también que un juzgado
malagueño ha abierto una investigación sobre lo sucedido, y ha requerido
a nuestra cadena para que le entreguemos el vídeo del momento en que se
produjo el accidente, cosa que por supuesto haremos.
Por su parte, la federación de asociaciones de periodistas ha emitido
un comunicado donde expresa todo su apoyo a la familia, y el deseo de
que el rescate se complete pronto. Pero en el mismo aprovechan para
lanzar una dura crítica hacia “ciertas prácticas periodísticas muy
cuestionables, alejadas de los principios éticos y deontológicos propios
del periodismo, y que no podemos aceptar pues además ponen en riesgo la
vida de profesionales. No todo vale por conseguir audiencia”. No sé qué
opinarán nuestros tertulianos, pero quizás no es el momento más
adecuado para reprimendas, cuando todavía no sabemos en qué estado se
encuentra una compañera que, recordemos, se limitó a hacer su trabajo,
que no es otro que estar allí donde se produce la noticia, allí donde
hay una historia que contar, para ofrecerles a ustedes, espectadores, la
información más rigurosa. Ella hizo lo que cualquier otro profesional
habría hecho: periodismo. Ni más, ni menos. Solo periodismo. Y por eso
ahora está donde está.
Treinta centímetros, tan solo
treinta centímetros pero un nuevo imprevisto puede prolongar un poco más
esta agónica espera. Parece que va a ser necesaria otra microvoladura,
lo que nos condena a otras dos largas horas de sufrimiento. Mientras
tanto les contamos que la guardia civil, siguiendo órdenes del juez, va a
tomar declaración al cámara que estaba con nuestra compañera cuando
tuvo lugar el accidente. Suponemos que les contará lo mismo que ya
relató en este mismo programa días atrás: que el derrumbe se produjo en
el momento en que ella había conseguido llegar hasta el hueco donde en
su día estuvo aprisionado el pequeño Julen. Nuestra compañera tenía
medio cuerpo metido en el hueco, y el cámara se encontraba algo más
atrás, al pie del estrecho túnel abierto por los mineros. “Graba aquí,
corre, graba aquí”, fueron sus últimas palabras justo antes de que el
techo del conducto se viniese abajo, bloqueando con un tapón rocoso la
salida. Nuestro cámara no sufrió daños y pudo llegar a la superficie,
mientras ella sigue atrapada allí desde entonces, a la espera de un
milagro en el que no dejamos de creer.
Veinte
centímetros, el avance es cada vez más lento, la tierra se resiste a
soltar a nuestra compañera. Mientras esperamos nuevas informaciones
desde la zona de operaciones, vamos a mostrarles una vez más la
grabación de los instantes previos al accidente. Ahí pueden ver el
momento en que nuestro equipo, ayudado por una retroexcavadora, aparta
la plancha de seiscientos kilos con la que el pozo había quedado sellado
tras el rescate del pequeño Julen. Las imágenes no son de gran calidad
por la falta de luz, ya que era de noche y nuestros compañeros
intentaban no llamar la atención, pero se aprecia claramente cómo los
dos, periodista y cámara, se colocan los arneses de seguridad. Observen
que también llevaban casco, pues las medidas de seguridad fueron
máximas. Insistimos en ese punto frente a quienes acusan a nuestra
cadena de temeridad y dicen que estamos dispuestos a todo por ganar un
punto de audiencia. No es cierto, la seguridad de nuestros compañeros
fue siempre la prioridad.
No solo iban protegidos con
un arnés, y contaban con un equipo de cinco experimentados escaladores
que dirigieron el descenso desde la superficie. Además, habían ensayado
la maniobra previamente, en un pozo similar donde practicaron los
movimientos de bajada y subida hasta dominarlos por completo, como
pueden ver en este otro vídeo.
Estas imágenes
corresponden al descenso definitivo, más de sesenta metros verticales
hasta llegar al punto donde los mineros abrieron un mes antes la vía que
comunicaba ese conducto con el pozo en que cayó el niño. Ahí pueden ver
el angosto acceso, por el que nuestra periodista se desliza reptando,
micrófono en mano, mientras el cámara aguarda detrás. “Graba aquí,
corre, graba aquí”, dice cuando alcanza por fin el hueco, y es en ese
momento cuando se viene abajo el techo levantando esa polvareda.
Diez centímetros, tan solo diez centímetros nos separan de
reencontrarnos por fin con nuestra compañera. Aprovecho estos minutos de
incertidumbre para preguntar a los tertulianos de nuestra mesa qué
opinan de esas desafortunadas palabras de la ministra portavoz acusando a
nuestra cadena de amarillismo. Supongo que coincidiréis conmigo en que
son unas palabras inaceptables, que demuestran una total falta de
sensibilidad hacia sus familiares y compañeros cuando estamos viviendo
unos momentos tan duros. Es cierto que después ha intentado matizar sus
palabras, pero no es la única que en las últimas horas ha criticado el
comportamiento de nuestra compañera. ¿Qué opináis?
Traslado también la pregunta a nuestros espectadores, que pueden enviar
sus mensajes y participar en la encuesta. ¿Es amarillismo querer mostrar
aquello que las autoridades ocultan? ¿Por qué el gobierno no hizo
público el vídeo del rescate de Julen, lo que habría hecho innecesario
que tuviésemos que ser los periodistas quienes mostrásemos el interior
del pozo? ¿Pretenden convencernos de que no tiene interés informativo?
La mejor prueba de lo equivocados que están es el dato de audiencia de
nuestro programa en las últimas horas. Hemos superado nuestra mejor
marca histórica, gracias a ustedes, que están ahí y no se han separado
de la pantalla desde hace cuatro días. Es innegable el interés que tiene
para ustedes, y por eso nuestra compañera se ha jugado la vida: por
ustedes. Podía haberse limitado a meter una cámara robótica en el pozo,
como ya hizo otra televisión antes, y hoy estaría cómodamente sentada a
esta mesa, pero ella quiso estar ahí, en primera línea, como siempre ha
hecho, allí donde se produce la noticia. Se llama periodismo, y por eso
está ella hoy donde está. En el pozo.
Pero nos vamos
en directo a Totalán, donde ahora sí, nos comunican que los mineros han
conseguido por fin abrir el último tramo de pared y por tanto habrían
llegado hasta ella. Ahí tienen esas imágenes en directo del exterior del
pozo, por donde esperamos ver salir a nuestra compañera en cualquier
momento.
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