El multimillonario arrepentido que ahora está dispuesto a financiar una Internet más ética
Después de trabajar a
las órdenes del creador de Cambridge Analytica, el informático David
Magerman se ha propuesto crear una Internet distinta
Una Red en la que haya más privacidad, con una más eficaz protección de los datos y más transparencia
Una Red en la que haya más privacidad, con una más eficaz protección de los datos y más transparencia
Cuando los padres de internet
idearon esta herramienta que ha cambiado por completos nuestras vidas,
no podían siquiera imaginar que acabaría pasando lo que recientemente ha
sucedido. Que gran parte de los beneficios sociales que podría reportar
se esfumarían, y en su lugar todo acabaría derivando en un negocio con
los datos de los usuarios. Aunque no es el primer episodio, los últimos escándalos deFacebook
han puesto a la luz los aspectos más turbios que encierra tras de sí
toda la Red. Al final, por unos motivos u otros, todo ha quedado en
manos de un puñado de compañías valoradas en miles de millones de
dólares, que hacen caja gracias a la información que reúnen de los
usuarios que cada día visitan sus plataformas. Pero, pese a todo, aún
hay esperanza.
Son muchos los proyectos que tratan de dar la vuelta a la situación y convertir internet en un lugar en el que también haya espacio para la privacidad, donde los datos de los usuarios no queden tan expuestos
y donde exista una mayor transparencia por parte de los gigantes
tecnológicos que obtienen millonarios beneficios a costa de los
internautas. Y lo más llamativo es que existen iniciativas que parte de
aquellos mismos que en su día también se lucraron utilizando las mismas
artimañas que ahora critican. Este es el caso de David Magerman, un multimillonario que amasó una gran fortuna en Renaissance Technologies, un fondo de inversión de alto riesgo que utilizaba algoritmos para influir en los mercados financieros.
Allí trabajó a las órdenes del ingeniero informático
Robert Mercer, director ejecutivo por entonces de esta compañía y que
más tarde se convertiría en uno de los principales donantes a la campaña
de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos en 2016. Además, también fue el creador de la firma Cambridge Analytica, que gracias a los datos recopilados a través de internet habría ayudado primero a la campaña del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP) para el triunfo del Brexit, y después a Trump para llegar a la Casa Blanca.
De un bando a otro
Antes de que todos los trapos sucios de esta última compañía de Mercer salieran a la luz, David Magerman
ya se había percatado de todo lo pernicioso que se escondía detrás de
plataformas aparentemente inofensivas como Facebook o Twitter. Pero no
fue hasta el momento en que su jefe en Renaissance Technologies comenzó a
estrechar vínculos con Trump, cuando abrió los ojos y decidió comenzar a
actuar. No tuvo reparo en expresar públicamente su preocupación por lo
que estaba ocurriendo, lo que le llevó a ser despedido de la compañía en
la que había trabajado durante 20 años.
Magerman llevó a Mercer a juicio tras su despido,
acusándolo de despido injustificado, y fue entonces cuando hizo públicas
sus propuestas en contra de Donald Trump. No obstante, cuando más
repercusión mediática consiguió fue al alzarse portavoz y mecenas de un
movimiento crítico contra Facebook. Este informático se convirtió en el principal patrocinador de la iniciativa Freedom from Facebook (FFF).
Aunque en principio se trataba de una donación anónima de 400.000
dólares (más de 351.000 euros), más tarde Magerman apareció públicamente
para reconocer que había sido él quien había puesto su dinero.
El propósito de esta iniciativa no es otro que instar a la Comisión Federal de Comercio del gobierno de Estados Unidos a que exija una mayor privacidad y transparencia a la compañía de Mark Zuckerberg,
y evitar que esta empresa pueda alterar las reglas de la democracia.
Aunque su objetivo es ir un paso más allá. Al margen de Facebook, su
intención es cambiar internet tal y como lo conocemos. Para lograrlo y
construir una Red más responsable socialmente,
quiere ayudar a que los usuarios entiendan el valor que podía llegar a
tener la información personal que entregaban a las grandes compañías
tecnológicas, que luego acababan modelando sus ideas.
Una nueva internet... ¿es posible?
Para alcanzar su objetivo, David Magerman se ha sumado a Differential Ventures, un fondo de capital riesgo que está comenzando su andadura. En esta firma, este millonario concienciado con el valor social de internet,
trabajará mano a mano con Nick Adams y Alex Katz, dos ‘business angels’
con experiencia en la creación de ‘startups’ en el sector del ‘big
data’. De esta forma, Magerman pretende torpedear las intenciones de
redes sociales como Facebook, para que los usuarios dejen de ser sus trabajadores no pagados, como él suele llamarlos.
Gracias
a los esfuerzos que realice desde este nuevo puesto de trabajo,
apoyando tanto en el apartado económico como a través de su experiencia a
las compañías en las que decidan invertir, lo que pretende David
Magerman es crear una nueva “capa” en internet. Gracias
a un mayor cifrado, apuesta por renovar los conceptos de privacidad y
transparencia, para proteger de forma eficaz los datos de los
internautas, haciendo de la Red un lugar más seguro en el que
los usuarios tengan el poder y no las grandes compañías tecnológicas.
Pero, obviamente, no lo va a tener nada fácil.
En un
entorno donde las compañías buscan ser rentables y generar beneficios
para sus inversores, aún no está del todo claro cómo pueden lograrlo al
tiempo que crean esa nueva internet más responsable. “No ven cómo monetizarlo
y creo que eso es verdad”, explica sin tapujos Magerman. Es por ello
que, para él, son los gobiernos los primeros que deben de actuar para
tratar de revertir la situación. Este millonario considera que una
compañía como Facebook debería tener una
valoración de 10.000 millones de dólares (más de 8.700 millones de
euros), en lugar de los 500.000 millones (438.000 millones de euros) en
los que está valorada actualmente. Y para ello, la acción del Gobierno
de Estados Unidos se torna fundamental.
Porque en un
mercado donde la gran mayoría de las firmas han dejado de lado su
responsabilidad social, quien se posicione en el bando contrario será
considerado un parásito, no solo por la propio industria sino también
por los inversores que deben de financiar su desarrollo. Es por ello
que, pese a que las intenciones de David Magerman son buenas, tendrá que trabajar muy duro para convencer a todos los implicados de la necesidad de construir una internet más ética.
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