Corto se quedó Don Juan
valorando a Doña Inés.
Era su ardor tan vehemente
que no le permitió ver
el potencial que tenía
aquella dulce criatura
enarbolando banderas
y poniendo como un trapo
todo lo que no entendía
ni alcanzaba a comprender
porque no estaba a la altura
de planteamientos bizarros
y siempre tan complicados
como el dichoso procès .
Pero ¿quién mejor que ella
para volver del revés
cualquier programa de mano,
o arrimada tesitura
con que dar gato por liebre
a cualquier gobierno ufano
de salirse con la suya?
Si aquella Inés convencida
de ser el puro facsímil
de Agustina de Aragón
haciendo en el Parlament
tan sublime exhibición
de feminismo cañí,
de patrias y de estandartes
ante una Europa pasmada
por tan genial disparate
se lanza como un ciclón
llegando hasta Waterloo
para dejar bien clarito
cuánto valora y admira
el papel de Puigdemont,
después de ponerlo a caldo
por activa y por pasiva,
está claro que es capaz
de cualquier barbaridad
para que su amado lider
consiga bastantes votos
con que poder gobernar
esa España renuente
empeñada en conseguir
que ningún partido gane
mareando la perdiz
con el empeño incoherente
de que solo por acuerdos
de tirios y de troyanos
se logre una sana entente
entre locos abducidos
por poderes infernales
que son capaces de todo
con tal de clavar el diente
en el político chollo.
Doña Inés no se detiene
ante ninguna barrera
-nada que ver, vive Dios,
con la que inventó Zorrilla
como amada del Tenorio
tan romántica y blandita
y tan monja de clausura--
ella da sopa con ondas
a cualquier otra invención
que pretenda hacerle sombra
y afronta lo que le echen
con tal de pisar la alfombra
de cualquier despacho oval
-de huevo, poder y Trump
prototipo ganador
y honor a la Villacís-
¿Qué más se puede pedir
a punto de comenzar
la campaña electoral
que una Inés con pedigrí
de luchadora incansable
y de mujer admirable
que abandona Catalunya
para ser el alter ego
de un futuro presidente
de coaliciones y acuerdos
sin los que ningún mandado
por quorum electoral,
tal y como están las cosas,
conseguirá gobernar
por más y más que se emperre,
si el resto de los votados
en cantidad similar
no le van a permitir
convertirse en presidente
si no deja en el olvido
la esencia y el contenido
del programa electoral
que ha prometido a la gente
y no cumplirá jamás
si tiene que goberar
al gusto del persona,l
con grupos mal avenidos
forzados a claudicar
por los acuerdos jodidos
de un mandato electoral
que a todos ve, sin dudarlo,
como enredo insustancial
entre bocachanclas pijos
a favor del capital
con sus trampas y entresijos?
Pobre Inés, pobre Don Juan.
Y pobres los españoles
soportando una vez más
el teatro, el esperpento,
un guiñol del setecientos
y una farsa de bemoles
torpes y desafinados
para colmo del enjuague
y cochambre del evento.
(del Romancero Populista Tradicional. Ah, y tan anónimo y extenso como la hartura, of course)
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