Que los árboles no nos impidan ver el bosque
Más Madrid supone
seguir haciendo la política que puso en práctica Podemos en sus orígenes
con los ajustes que son inevitables porque la situación de hoy no es
exactamente igual que la de hace cuatro años
Tal como está el patio, va a ser necesario canalizar políticamente todas las energías en el ámbito de la izquierda. Hay tiempo para hacerlo todavía.
Tal como está el patio, va a ser necesario canalizar políticamente todas las energías en el ámbito de la izquierda. Hay tiempo para hacerlo todavía.
La incorporación de Podemos al sistema de partidos en las elecciones europeas de mayo de 2014 está en el origen de todos los cambios que se han producido en el sistema político tal como había venido operando desde la entrada en vigor de la Constitución.
El cambio más significativo
fue la abdicación del Rey Juan Carlos en su hijo Felipe a las pocas
semanas. La Casa Real tuvo instinto de conservación y entendió que se
había llegado a un fin de ciclo y que o se hacía la abdicación en ese
momento o tal vez más adelante ya no sería posible. El estallido del
caso de las "tarjetas black" de Caja Madrid en octubre de 2014 con la
implicación del que había sido durante muchos años Jefe de la Casa Real
certificó que el instinto había funcionado adecuadamente.
Y del Rey abajo ninguno. Nada ha sido igual en el
sistema político español desde entonces. En mayo de 2015 se produciría
el desmoronamiento del inmenso poder autonómico y municipal que el PP
había acumulado en las elecciones de mayo de 2011. Pero, a diferencia de
lo que había ocurrido en el pasado, en el que el desmoronamiento del PP
se correspondía con una subida del PSOE o a la inversa, serían
coaliciones integradas por fuerzas políticas diversas a las que se
confiaría el gobierno de grandes municipios (Madrid, Barcelona,
Valencia, Zaragoza, A Coruña, Cádiz...) o de Comunidades Autónomas.
Podemos hizo posible todos estos gobiernos de cambio, pero nadie de
Podemos fue Alcaldesa o Alcalde o Presidenta/e.
Esa
manera de hacer política se traduciría en las elecciones generales en
un resultado que, contemplado con perspectiva histórica, únicamente
puede ser calificado de espectacular. A lo más que había llegado la
izquierda no socialista en unas elecciones generales eran los 23 escaños
del PCE-PSUC en las elecciones de 1979. En su primera comparecencia en
las elecciones de diciembre de 2015 Podemos casi empataba con el PSOE y
ponía fin al bipartidismo que había dominado durante casi cuarenta años
la vida política española.
Podemos supo ver el
agotamiento del sistema bipartidista dinástico y la necesidad de
canalizar políticamente energías que estaban dispersas ante la
imposibilidad de que el PSOE pudiera hacerlo. Sin esa operación, no se
podría competir con la derecha y no se podría abrir una perspectiva para
intentar dar respuesta a la crisis constitucional que había estallado
en Catalunya. Y esa operación no podía hacerse con la "forma de partido"
clásica, sino que exigía algo distinto.
Esa forma de
hacer política que ha dado buenos resultados en el ciclo electoral que
se inició en 2015 sigue siendo necesaria en este ciclo que se abre en
2019. Diría que más necesaria todavía, porque la derecha, las derechas,
porque el PP ha dejado de tener el monopolio en ese espacio, también han
sabido reubicarse y están aprendiendo a competir en el nuevo escenario.
Hay un PSOE algo más sólido que en el inmediato pasado, pero la
canalización política de las energías de la izquierda no susceptible de
ser representadas por el PSOE siguen siendo imprescindibles. Solamente
Podemos puede hacerlo, pero no solo y no como un partido clásico, sino
como catalizador de las fuerzas del cambio.
Esta
necesidad de seguir haciendo política de esta manera en el presente
ciclo electoral es lo que, en mi opinión, ha interpretado correctamente
Íñigo Errejón. Más Madrid supone seguir haciendo la política que puso en
práctica Podemos en sus orígenes con los ajustes que son inevitables
porque la situación de hoy no es exactamente igual que la de hace cuatro
años. No solamente no ha habido traición, como expresamente ha
reconocido Pablo Iglesias, sino que ni siquiera ha habido un
comportamiento formalmente incorrecto, como ha apuntado Felipe González.
La competición en cada uno de los tres niveles de nuestra forma de
gobierno, municipal, autonómico y estatal es independiente. No son vasos
comunicantes las tres competiciones, sino compartimentos estancos. Cada
competición municipal y autonómica se agota en sí misma y no incide en
la competición estatal. Es la suma de todas ellas lo que cuenta. La suma
de los Ayuntamientos del cambio es lo que le ha permitido a Pablo
Iglesias jugar el papel protagonista que ha tenido en este ciclo
electoral en el ámbito estatal. Pero cada una las alcaldesas y de los
alcaldes o de las presidentas o presidentes ha jugado en un terreno de
juego distinto a aquél en que ha estado jugando Pablo Iglesias.
Lo mismo ocurrirá con la candidatura de Íñigo Errejón. El éxito de
Íñigo sería capitalizado por Pablo Iglesias, exactamente igual que ha
ocurrido con los éxitos de Carmena o Colau. Íñigo va a estar en un
terreno y Pablo en otro. No va a haber interferencia entre la acción
política de ambos.
Esto es lo que no acabo de
entender que no se entienda. Más Madrid es el desideratum al que habría
que tender, con la finalidad de poner en práctica en todos los sitios en
que fuera posible una operación de esa naturaleza. Porque, tal como
está el patio, va a ser necesario canalizar políticamente todas las
energías en el ámbito de la izquierda. Hay tiempo para hacerlo todavía.
Se trata de acertar en el diseño y no ver fantasmas donde no los debe
haber.
Que los árboles no nos impidan ver el bosque.
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Y no creo que Juan Carlos I abdicase porque Podemos llegó al Parlamento Europeo, sino porque en medio del escándalo de sus corrupciones que ya eran vox populi en el mundo entero, su continuidad en el trono constituía ya per se un alegato constante y una reivindicación con todas las de la ley, a favor de una república, que sobre todo exigía el 15M. Por eso el Borbón padre mató dos pájaros de un tiro con su decisión, que seguramente alguien más inteligente le sugirió: asegurar la continuidad de su dinastía y pegarse la vida padre en privado, una vez libre de su mujer y de la responsabilidad de hacer un paripé, que ya podía hacer su hijo mucho mejor que él, sobre todo, porque hacerlo peor, es imposible.
"Esa forma de
hacer política que ha dado buenos resultados en el ciclo electoral que
se inició en 2015 sigue siendo necesaria en este ciclo que se abre en
2019. Diría que más necesaria todavía, porque la derecha, las derechas,
porque el PP ha dejado de tener el monopolio en ese espacio, también han
sabido reubicarse y están aprendiendo a competir en el nuevo escenario.
Hay un PSOE algo más sólido que en el inmediato pasado, pero la
canalización política de las energías de la izquierda no susceptible de
ser representadas por el PSOE siguen siendo imprescindibles. Solamente
Podemos puede hacerlo, pero no solo y no como un partido clásico, sino
como catalizador de las fuerzas del cambio."
Veamos este párrafo en cursiva del artículo: en el 2015 las elecciones fueron buenas relativamente para Podemos, respecto a los votos en Europa, perdió bastantes. No ganó lo suficiente para ser por lo menos el primer partido de la oposición, pero sí destrozó IU y le quitó al Psoe más votos aún y no conforme con ello, rompió las posibilidades de una coalición entre las fuerzas de izquierda, y no lo consiguió por radical sino por torpe y arrogante en su discurso, con lo cual se mantuvo el pp y ascendió c's mientras comenzaba la gestación in vitro de Vox como remedo de un Podemos derecha fashion.
Como precisamente se rompió esa posibilidad gracias a Podemos la mejor iniciativa que hubiese sido "a la valenciana o a la portuguesa", o sea, una coalición, que con toda seguridad, gracias al apoyo de Catalunya en le Parlamento, hubiese superado los votos de la derecha. Inexplicablemente Podemos no estuvo a la altura que necesitábamos para cambiar el panorama, y lejos de buscar el equilibrio para el bien de todos los españoles se dedicó a ponerse laureles, a dárselas de intachable y a destrozar cualquier posibilidad de negociación, en un ataque de soberbia tan solo equiparable a su estupidez, consiguiendo así, cumplir a rajatabla el teorema de "allegro ma non troppo": la estupidez consiste en no saber conseguir delas propias decisiones, nada bueno ni útil para nadie, ni siquiera para uno mismo. Por lo que evidentemente, en las elecciones que se repitieron en 2016, Podemos perdió aun más votos justo a IU en coalición (los votantes hubiesen preferido cada partido por su lado y luego un pacto entre todos), y el Psoe, también perdió, porque los votantes de izquierda hicieron estampida y creció la abstención exponencialmente, con toda la lógica. Creció c's, se mantuvo el pp en baja, pero mandando aun y Vox siguió en la incubadora del pp.
Sin Podemos, seguramente Psoe e IU junto a Catalunya habrían podido lograr una gran coalición, pero Podemos estaba en medio sin saber por donde le daba el aire de la realidad. Tejiendo ilusiones y destrozando las bases del 15M que ya no se encontraban en sintonía con la primera iniciativa de 2014. Podemos en realidad lo único que ha hecho en la estructura del estado ha sido el juego inconsciente a su mayor detractor y opositor: el Ibex35, tanto que a veces pareciera haber sido el propio Ibex el que estuviese detrás de esa iniciativa política tan torpe sin pies ni cabeza. Solo con emociones ilusorias e incapaz de asumir su rol de vínculo, de "pegamento", haciendo de la diversidad una unidad plural, que era lo que todos y todas esperábamos de esa formación. Pero no fue así, una vez pillados los votos necesarios para ser algo institucional propio, se encastillaron en llevar la batuta sobre toda la izquierda, debilitaron IU y Psoe, revocando propuestas y chafando proyectos municipales importantes por cabezonería y prepotencia, como por ejemplo en Valencia, la idea de reprobar el Pacto del Botánic que ha posibilitado durante cuatro años una gobernabilidad desintoxicante, sólo porque lo aprobó el lider podemita anterior y eso no le gustaba al siguiente cacique que le sucedió al mando del cotarro.
En ese hueco de estupores legislativos el pp coló el ataque tóxico a Cataluyna con su manía persecutoria y así rompió la posible unidad de la izquierda española y catalana,provocando la gravísima crisis de estado que pretende una ruptura dramática que solo pueda "arreglarse" por la fuerza de unas leyes amañadas y prevaricadoras a favor de un estado comatoso, para el que la mejor terapia sería la eutanasia y refundarlo con miras más sanas, justas, valientes, lúcidas y democráticas desde la conciliación y el diálogo social. Podemos intentó mediar en esa crisis, pero ya era demasiado tarde y la misma dinámica devastadora que él mismo Podemos aplicó a la izquierda ha terminado por afectarle y desbaratarlo como posibilidad renovadora. No cumplió la expectativa que vendió en sus discursos, región por región, Podemos se ha ido desmoronando en crisis constantes entre sus miembros incapaces de saber entenderse para ser útiles a un objetivo más amplio y grande que ellos mismos, en fin, solo ha quedado en pie la decencia particular y admirable de algunos y algunas concejales y concejalas o la estabilidad lúcida de Podemos Castilla La Mancha, más los ayuntamientos del cambio en que hay mayoría de izquierda y Podemos solo es un comparsa. Menos mal que no han podido llegar al Gobierno.
Como precisamente se rompió esa posibilidad gracias a Podemos la mejor iniciativa que hubiese sido "a la valenciana o a la portuguesa", o sea, una coalición, que con toda seguridad, gracias al apoyo de Catalunya en le Parlamento, hubiese superado los votos de la derecha. Inexplicablemente Podemos no estuvo a la altura que necesitábamos para cambiar el panorama, y lejos de buscar el equilibrio para el bien de todos los españoles se dedicó a ponerse laureles, a dárselas de intachable y a destrozar cualquier posibilidad de negociación, en un ataque de soberbia tan solo equiparable a su estupidez, consiguiendo así, cumplir a rajatabla el teorema de "allegro ma non troppo": la estupidez consiste en no saber conseguir delas propias decisiones, nada bueno ni útil para nadie, ni siquiera para uno mismo. Por lo que evidentemente, en las elecciones que se repitieron en 2016, Podemos perdió aun más votos justo a IU en coalición (los votantes hubiesen preferido cada partido por su lado y luego un pacto entre todos), y el Psoe, también perdió, porque los votantes de izquierda hicieron estampida y creció la abstención exponencialmente, con toda la lógica. Creció c's, se mantuvo el pp en baja, pero mandando aun y Vox siguió en la incubadora del pp.
Sin Podemos, seguramente Psoe e IU junto a Catalunya habrían podido lograr una gran coalición, pero Podemos estaba en medio sin saber por donde le daba el aire de la realidad. Tejiendo ilusiones y destrozando las bases del 15M que ya no se encontraban en sintonía con la primera iniciativa de 2014. Podemos en realidad lo único que ha hecho en la estructura del estado ha sido el juego inconsciente a su mayor detractor y opositor: el Ibex35, tanto que a veces pareciera haber sido el propio Ibex el que estuviese detrás de esa iniciativa política tan torpe sin pies ni cabeza. Solo con emociones ilusorias e incapaz de asumir su rol de vínculo, de "pegamento", haciendo de la diversidad una unidad plural, que era lo que todos y todas esperábamos de esa formación. Pero no fue así, una vez pillados los votos necesarios para ser algo institucional propio, se encastillaron en llevar la batuta sobre toda la izquierda, debilitaron IU y Psoe, revocando propuestas y chafando proyectos municipales importantes por cabezonería y prepotencia, como por ejemplo en Valencia, la idea de reprobar el Pacto del Botánic que ha posibilitado durante cuatro años una gobernabilidad desintoxicante, sólo porque lo aprobó el lider podemita anterior y eso no le gustaba al siguiente cacique que le sucedió al mando del cotarro.
En ese hueco de estupores legislativos el pp coló el ataque tóxico a Cataluyna con su manía persecutoria y así rompió la posible unidad de la izquierda española y catalana,provocando la gravísima crisis de estado que pretende una ruptura dramática que solo pueda "arreglarse" por la fuerza de unas leyes amañadas y prevaricadoras a favor de un estado comatoso, para el que la mejor terapia sería la eutanasia y refundarlo con miras más sanas, justas, valientes, lúcidas y democráticas desde la conciliación y el diálogo social. Podemos intentó mediar en esa crisis, pero ya era demasiado tarde y la misma dinámica devastadora que él mismo Podemos aplicó a la izquierda ha terminado por afectarle y desbaratarlo como posibilidad renovadora. No cumplió la expectativa que vendió en sus discursos, región por región, Podemos se ha ido desmoronando en crisis constantes entre sus miembros incapaces de saber entenderse para ser útiles a un objetivo más amplio y grande que ellos mismos, en fin, solo ha quedado en pie la decencia particular y admirable de algunos y algunas concejales y concejalas o la estabilidad lúcida de Podemos Castilla La Mancha, más los ayuntamientos del cambio en que hay mayoría de izquierda y Podemos solo es un comparsa. Menos mal que no han podido llegar al Gobierno.
Mire, Profesor, la mayoría de españoles y españolas estaría encantada con un gobierno de izquierda, porque tiene las mejores posibilidades de ser social, justo, paritario, respetuoso, libre y fraterno, pero Podemos ha dejado muy claro que se le ido la pinza, no es de izquierda ni de derecha, sino transversal, algo con lo que nadie se identifica salvo sus líderes que han adoptado dicha etiqueta, porque lo suyo no es gobernar sino proclamar, explicar, puntualizar y pulular, lo hace genial, pero gobernar es otra cosa y sobre todo cuando se intenta ser nada menos que la voz de un pueblo al que se ha dejado en el quinto pino y en la estacada, intentando nada menos que "empoderarlo", como si eso fuera posible: los pueblos que no se empoderan a sí mismos no dejan de ser el cortijo de sus "empoderadores", eso lo ha captado el pueblo y por esa razón no picará de nuevo en el mismo anzuelo.
El peligro inherente a esa equivocación política, es que los neobárbaros de la derecha han copiado la estrategia y las maneras de Podemos. Mientras Podemos se entretiene en mirarse el ombligo, da igual que sea con Iglesias que con Errejón, que ambos son galletas con diversa forma pero de la misma harina y cocidas en el mismo horno. No pueden seguir los mismos perros con distintos collares, la peña está quemadísima, ya se ha visto en Andalucía. O la izquierda pacta al completo con un programa común y Podemos se comporta como una pieza más del pacto, o nos iremos a la mierda todos y todas -también los pobres de derechas que incomprensiblemente existen- como país digno de amarse y respetarse, para poder vivir en él con dignidad y con derechos y deberes humanos intocables.
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