Bueno, lo de las juventudes ejecutivas ya es una tradición europea, Hitler, Franco, Stalin no esperaron a la vejez para dar un paso al frente y hacer papilla Europa y, de paso, el resto del mundo, y qué decir en el ahora mismo de la ultra derecha, Salvini, Casado, Abascal, Arrimadas, nada tienen que envidiar a Sánchez , a Iglesias, Montero, etc, etc... A Europa siempre le ha puesto y entusiasmado el jovencismo, por poner algunos ejemplos ahí van Augusto, Calígula, Nerón, Carlo Magno o Carlos V no esperaron a la vejez para hacerse con el imperio.
Personalmente no creo que ser más o menos jóvenes o viejos sea mejor o peor. De lo que sí estoy convencida es de que el quid esencial radica sobre todo en que los aspirantes a la gestión política y social de los estados, tengan conciencia y sean conscientes de ello, eso se llama lucidez, y que desde ese plano cognitivo permitan que la ética sea el cimiento de su función. El primer síntoma de la conciencia es la experiencia ética; es imposible ser éticos sin vivir y experimentar una conciencia consciente. La ética no es una asignatura, es el fundamento de la vida humana, para que sea de verdad y no de pacotilla. Obra de tal modo que tu conducta se pueda convertir en ley universal. Lo dice Kant y lo llama imperativo categórico, pero quienes no tienen conciencia despierta ni desarrollada, lo interpretan al revés: haz que lo que te conviene, te enriquece y te ensalza por medio del poder, se convierta en ley, y cuanto más universal, mejor. Porque cuando no hay conciencia la ley no es un valor, sino un poder impositivo que se acepta porque no queda otra, bajo al amenaza de un castigo reprobatorio. Pues bien, me gustaría saber cuántos políticos de cualquier edad hacen de su conducta un camino ético, en lo personal y en lo colectivo, que son niveles éticos inseparables, aunque existe una tendencia, que nunca he sabido de donde salió, lo confieso, que distingue entre ética y moral, dando un contenido privado a la ética y público a la moral. Ese matiz es un invento. En realidad el término latino mos/moris, o sea, moral o conducta, hábito, es la traducción literal del griego éthica, conducta, hábito. Fue Aristóteles quien adjudicó a las costumbres un contenido humanizante de conciencia consciente con el bien común como objetivo, tanto en lo personal como en lo colectivo, que considera unidos indefectiblemente, e imprescindibles para vencer sobre uno mismo en lo privado antes que en ninguna batalla (Etica a Nicómaco -es lo que significa el nombre vencedor, nikós y batalla, majía-) y para poder convivir civilizadamente da las pistas en Ética a Eudemo (eu-buen y demos, pueblo) La pretensión absurda de separar entre ética y moral, que son sinónimas, un nivel particular de un nivel colectivo lo que ha hecho ha sido "legalizar" la hipocresía, ya que se ve y entiende como 'lógica' la diferencia inexistente en los contenidos esenciales e inseparables en realidad. Si no se está desiquilibrados no se puede ser ético en casa e inmoral fuera, o inmoral en casa y ético fuera. Si se es ético se es moral. Y si no se es una cosa, tampoco la otra. Como no se puede tener un ojo en horizantal y el otro en vertical, sin ser una anomalía total y que eso no trastorne la visión y la percepción de la realidad.
Una vez analizado el camino por el que debe encarrilarse la política, desde lo más elemental para que el mundo no sea un caos, es importante pensar en las ventajas o inconvenientes de las circunstancias como la edad, la clase social, el tipo de educación y las circunstancias personales que puedan determinar las conductas de los políticos, pero ahí tenemos que volver a la ética/moral para aclararnos y entonces hay que mirar y descubrir en las conductas, actitudes y en la forma de vida, el verídico compromiso social y vital de los candidatos. Por ejemplo, no es creíble ni de coña que un millonario esté interesado en la igualdad ni en conseguir un estado en el que no haya pobres, pues sólo gracias a la pobreza y carencia de los muchos, es posible que haya millonarios, siempre en minoría obviamente, que no lo serían si pagasen los impuestos adecuados a sus entradas de capital. Como dicen los alemanes que si cobran al mes 10.000 € pagan la mitad al Estado y lo hacen convencidos de que vale la pena en calidad de vida no convivir con la miseria del prójimo ni con la delincuencia de los desesperados, que ser rico en ese plan, es también miseria social, que te quita libertad y seguridad cívica, porque deberías gastarte en equipos de alarma y seguridad privada lo que no quieres compartir para el bien común. Lo del imperativo categórico kantiano ha pasado a los genes por lo que se ve y se observa. Y eso es producto de una educación práctica, que es lo que verdaderamente educa: ver cada día la ética funcionando en tu casa, en tu escuela, en tus juegos, en tus vecinos, en tus gobernantes, en tus iglesias, juzgados y en los mercados al aire libre donde labradores, queseros, artesanos, jardineras y panaderas y reposteras te venden directamente sus productos, de la tierra o el horno a tu despensa, ya sea en una plaza de Berlín, Colonia, Bonn, como de Uckerrath o Heneff. O sea, que se puede. Que la ética/moral funciona la mar de bien cuando desde que nacemos, nos mueve la cunita y nos prepara el baño o las papillas.
En ese clima social, la edad es simplemente una circunstancia más. Si trajésemos a niños hijos de españoles, pero nacidos en países normales, como Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Austria, Alemania e incluso, Francia, Bélgica o Escocia, y los llevásemos a un debate en el Parlamento, dejarían sin palabras a nuestros señoríos y señorías. Lo de Greta Thunberg no es solo Asperger, es la misma conciencia que se respira cuando te educan experimentando que ética y moral no son dos planos distintos de una realidad inseparable. Universal. Eso no lo entienden ni Tump ni Aznar, ni González, y eso que ya son gerontócratas con avaricia.
Tenemos un ejemplo muy bueno en Mónica Oltra. Hija de emigrantes, nacida y educada hasta la adolescencia en Alemania. No sé cómo sería ahora si se hubiese quedado a vivir en Alemania, pero estoy segura de que lo que le dio su primera educación no se le ha olvidado en el cajón de la desmemoria. Y en política comenzó también muy joven. Como Joan Ribó, el alcalde de València, nacido en Catalunya y luego, valenciano, toda su vida ética ha sido como lo es su vejez, lo mismo de profesor joven que de abuelo y alcalde septuagenario. No me imagino a Bernie Sanders de joven haciendo el calamar y colocado en Wall Street de correveydile bolsístico ni en las primarias del Partido Republicano para hacer carrera como joven talento trepador.
No es la edad, es la maduración que remata en madurez, que se acopla a las edades. Y por desgracia, no es lo más frecuente. Se puede ser un merluzo y un impresentable a cualquier edad y también un ser humano con valores y conciencia consciente. También lo que recibimos podemos libremente elegir cómo gestionarlo. Esa potestad no nos la puede quitar nada ni nadie. Es la base de la vida y el sentido de todo lo que somos. Nosotrxs optamos en el cómo regular, mirar, comprender, gestionar y vivir todo lo que nos pasa. Y por supuesto, la edad.
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