La recuperación total de ecosistemas degradados puede durar siglos
Sal&Roca
07/03/20 (Público)
Los bosques
templados que llevan más de 100 años conservándose tras sufrir siglos de
actividad humana todavía no se han recuperado en su totalidad, un
periodo mayor de lo que se había estimado hasta ahora. Esta es la
principal conclusión de un estudio español.
A simple vista, un bosque que
tiene muchos árboles y otras plantas puede parecer recuperado, pero
estos árboles, hongos y otras especies presentes deben interactuar y
“esto puede requerir incluso siglos”, dicen los autores de un estudio,
publicado en la revista Ecosistemas.
El trabajo, llevado a cabo en un bosque de hayas al norte de Navarra,
se ha centrado en evaluar tanto la riqueza como la composición de los
hongos ectomicorrícicos, especies que se encuentran en las raíces de
estos árboles y que han demostrado efectos positivos en su crecimiento y
supervivencia a través de sus interacciones.
El equipo de investigación, formado por
profesionales del Basque Centre for Climate Change (BC3) y de la
Universidad del País Vasco (UPV/EHU), ha observado que tras un siglo de
recuperación después del impacto de la minería la riqueza de hongos se ha restablecido pero no pasa lo mismo con su composición.
Se trata de un estudio “poco común”, como apunta la autora de referencia, Asun Rodríguez, ya que la investigación ha sido realizado en la finca de Artikutza, un lugar en el que no se han producido impactos humanos
(explotación forestal, ganadería…) desde hace más de 100 años.
Se trata de un estudio “poco común”, como apunta la autora de referencia, Asun Rodríguez, ya que la investigación ha sido realizado en la finca de Artikutza, un lugar en el que no se han producido impactos humanos
(explotación forestal, ganadería…) desde hace más de 100 años.
Este hecho ha favorecido el desarrollo
de un hayedo en buen estado de conservación, declarado Zona de Especial
Conservación por el gobierno navarro, en un área que se vio afectada por
la extracción de hierro a cielo abierto desde al menos el siglo XIV.
Priorizar la conservación frente a la degradación
Las conclusiones más relevantes son que
bosques templados que llevan más de un siglo conservándose desde el
abandono del impacto humano son capaces de recuperarse en cuanto a la
riqueza de especies de hongos ectomicorrícicos, pero no sucede lo mismo respecto a la composición de dichas especies, lo cual requiere de más tiempo.
Según señalan los autores, para saber si
realmente un ecosistema se ha recuperado del todo “no vale sólo con
evaluar indicadores simples como la variedad o riqueza de especies si no
que es necesario medir indicadores de recuperación más complejos como
las redes de interacción entre especies”.
El equipo de investigación apunta además
que, a nivel social, los resultados indican que es importante que la
sociedad se conciencie de que “es prioritario conservar antes que
degradar porque la magnitud de ese impacto y el tiempo necesario para la
recuperación pueden ser mayores de lo que hasta ahora se había
valorado”.
Por tanto, según explica Asun Rodríguez,
las medidas de compensación tras un impacto humano, como la
construcción de carreteras o urbanización, “deberían ser más exigentes
que las actuales” porque la recuperación plena de los ecosistemas puede
requerir siglos y no pocas décadas “como se asume comúnmente”.
Este estudio da un paso más en la
evaluación de procesos de restauración, tratando de analizar dinámicas
con un mayor nivel de complejidad, como son las interacciones entre especies, en un periodo de tiempo más amplio (mayor de 100 años).
“La mayoría de los proyectos de
restauración realizan una evaluación del éxito durante pocos años, lo
que hace que no existan muchos ejemplos en los que se haya hecho un
seguimiento durante varias décadas”, comentan los investigadores.
Los autores consideran que en la
actualidad “la falta de conocimiento sobre dinámicas a largo plazo a
nivel de interacciones entre especies puede estar causando limitaciones
en la eficiencia de los procesos de restauración”.
Acelerar los procesos de recuperación
Esta investigación parte de que existen
efectos positivos demostrados sobre la presencia de estos hongos en el
crecimiento y la supervivencia de hayas jóvenes, en la resistencia de
las hayas a la sequía y la descomposición de la materia orgánica de
hayas maduras.
A partir de los resultados obtenidos, se abre una nueva línea de investigación para
identificar aquellas especies de hongos ectomicorrícicos que desempeñan
un papel más importante en la recuperación del ecosistema. Estas
podrían inocularse en las plantas que se utilizan en la revegetación de
la zona afectada para acelerar su recuperación.
Para ello es necesario cuantificar la
interacción entre el haya y cada especie de hongo ectomicorrícico, es
decir, estimar cuánto nitrógeno le aporta cada especie de hongo al haya y
así poder identificar las especies que deberían priorizarse en las
prácticas de restauración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario