George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
sábado, 5 de julio de 2014
Belleza pura
El árbol como símbolo de la humanidad.
Sus raíces urdidas en la tierra.
Su copa abierta al cielo de par en par .
Su tronco que se eleva
para atrapar la luz por medio de las hojas.
Las ramas, como brazos solidarios,
que sostienen las hojas, las flores, y los frutos,
las semillas.
La luz que se desliza
por la columna vertebral del tronco
hasta tocar el fondo de la tierra
y allí morder el limo y masticarlo
expandirse en la piedra, en el humus, en el agua,
en la materia orgánica
que se pudre en silencio abismal
para abarcar la vida en otro estado
y luego comenzar una vez más
esa escalada mineral en savia
que llaman bruta
y sin embargo es néctar de lo eterno
de nuevo hacia la luz y la transmutación
desde el laboratorio de las hojas
en savia elaborada
que retoma la vía del descenso
a la tiera silente y a la vez cantarina
peinada por la lluvia
mientras el sol se filtra en la melena verde
de la copa. Punky de condición.
Alta de miras.
Y el viento en su hip-hop
se columpia en el rap de la mañana
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