Mientras
la ciudadanía sigue sufriendo las políticas de austeridad que ahogan
cada vez más la sanidad y la educación pública, los paraísos fiscales
continúan siendo el destino preferido de las grandes fortunas. No hay
justicia ni democracia sin un reparto equitativo de la riqueza. Es la
hora de recuperar nuestras vidas; es la hora de la gente y no de los
privilegios de unos pocos.
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